Un hecho de máxima trascendencia en la historia de la institución

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Por Thelonius Monk, 23.03.2022


La falla geológica que se ha producido entre el relato del Opus respecto de su configuración institucional y el emplazamiento de la organización en el “Dicasterio para el clero”, según la Constitución Apostólica “Praedicate Evangelium”, es un hecho de máxima trascendencia en la historia de la institución. La comunicación de la noticia reclamaba la máxima prudencia del Prelado. Es razonable que, frente a un evento con consecuencias difíciles de prever, trate de llevar a sus hijas e hijos tranquilidad y sosiego afirmando que nada de consideración ha cambiado. En otras palabras, todas y todos tranquilos.

Este estilo, sin embargo, tiene su lógica para la típica nota interna, pero expresarlo en una comunicación pública es otro tema. El prelado ha colocado al Opus frente al escrutinio público que es un escenario que le resulta particularmente incomodo.

Para Mons. Ocáriz solo cambia “el interlocutor ordinario”. Ello significa que ser desplazados de la compañía de los obispos, sucesores de Pedro, para ser incluidos en el Dicasterio para el Clero al que reportan multitud de asociaciones clericales de naturaleza carismática, es intrascendente. La cuestión es más profunda. Las pretensiones episcopales escrivarianas, enterradas hace seis años con “Iuvesnescit Ecclesia”, ahora han sido arrojadas a las cenizas de la historia de la Iglesia. ¿Se puede pensar que la institución estaba eclesialmente “desubicada” y ahora ha sido “ubicada”? Si es así ¿se puede decir que se trata solo un cambio de “interlocutor”? Lo cierto es que hay de despedirse de las ensoñaciones episcopales porque ha llegado un momento definitivo; es ahora cuando “al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos”. Sabina dixit.

A continuación Mons. Ocáriz subraya que “no se modifica en nada la sustancia”. El problema es ¿cuál es la sustancia en el Opus?

Finalmente, el Prelado invita a sus hijas e hijos a rezar por la “curia romana”. Luego por segunda vez pide que se encomiende al “Señor el servicio que la Curia romana presta a la Iglesia y al mundo”. Todos sabemos qué significado tiene esas palabras en boca del Prelado (recemos por los más necesitados de tu misericordia, Señor). Afirmar que este mensaje es una soterrada declaración de hostilidades con la curia, propia de las instituciones que pueden ser intervenidas o lo han sido, quizás sea ir demasiado lejos al menos hasta cierto punto.

El Opus está en una situación delicada. El caso de las cuarenta y dos numerarias auxiliares es una cuestión que está siendo gestionada con una falta de criterio que sonroja. La cuestión sigue siendo una fuente de críticas para la Iglesia. No se entiende como no cierran de una vez el tema. Sin duda el Prelado está mal aconsejado en este caso.

A ello se suma una copiosa cantidad de denuncias debidamente fundadas que existen en la curia romana por hechos de todo tipo que, desde hace varios años, se vienen acumulando. En esto ha colaborado activamente D. Elías Yánez, arzobispo emérito de Zaragoza, presidente de la Conferencia Episcopal Española (1993-1999) fallecido en 2018, que supo escuchar a varias personas heridas por la institución y actuar en consecuencia.

El Prelado y sus colaboradores deben entender que el Opus con su rigidez, conservadurismo y conductas litigiosas se ha convertido en un problema para la Iglesia.

En este contexto, la comunicación del Prelado no es un buen comienzo para iniciar una relación constructiva con el Dicasterio para el Clero; el silencio hubiera sido una excelente compañía.

Como dicen los americanos, la historia que ahora comienza lejos de ser una tragedia que dé lugar al típico victimismo del Opus puede ser una oportunidad de cambio. En primer lugar, para desterrar definitivamente los abusos de conciencia; sería un excelente comienzo y una señal poderosa de que algo sustancial y no decorativo ha cambiado. Es mejor introducir cambios por propia voluntad a que una mañana de un día cualquiera se encuentren, como ocurrió el 19 de marzo del 2022, con que la vida ha cambiado en serio.



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