Observaciones a la entrevista de Le Figaro al Prelado del Opus Dei

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Por Trinity, 10.05.2006


Comento las observaciones que me han venido a la cabeza al leer la entrevista de Le Figaro-Magazine a Mons. Javier Echevarría, publicada en el pasado 21 de abril, y cuya traducción he leído en la web oficial del Opus Dei.

  1. Me ha chocado que afirme que la prelatura personal es una circunscripción equivalente en el plano teológico y canónico a los Ordinarios militares o a la prelatura de la Misión de Francia. Se ve que los canonistas consejeros del Prelado le han dicho que ahora toca intentar equipararse a ese tipo de figuras a través de la genérica noción de circunscripción. No lo veo así y agradecería que Oráculo o Claire Fischer nos regalaran un poco de su tiempo y sabiduría para ilustrarnos al respecto.
  2. Me parece contradictorio que diga que “el estatuto actual, definitivo, del Opus Dei, se corresponde exactamente con su naturaleza”, cuando andan como locos intentando modificar el contenido de la actual figura de las prelaturas personales, para que los laicos puedan pertenecer a ellas y no ser meros cooperadores.
  3. Para quienes conocemos la realidad pastoral de la vida de la Obra, nos parece una tergiversación que sostenga que “el Opus Dei ofrece su ayuda para responder a esta llamada divina [a la santidad y al apostolado en la vida cotidiana]; la prelatura propone actividades de formación cristiana y la posibilidad de un acompañamiento espiritual personalizado”. Pues lo de la posibilidad será para los que no son de la Obra, ya que para entrar hay que aceptar la dirección espiritual con los Directores o quienes éstos designen.
  4. Resulta llamativo que afirme que el Opus Dei no interviene en la promoción y gestión de las iniciativas de enseñanza promovidas por personas de la Obra, cuando –por poner sólo un ejemplo- son los Directores de la Obra quienes ponen y quitan a los directivos. Por brevedad, remito a las comunicaciones de Flanpan y Doserra sobre el control secreto que los Directores de la Obra ejercen sobre muchas iniciativas de sus miembros.
  5. Parece asombroso que diga que no puede responder a la pregunta sobre el montante de los fondos que maneja la Obra porque “lo esencial es la iniciativa libre y responsable que nace de la base. ¿Cuáles son las asociaciones gestionadas por los fieles de la Prelatura? Yo no las conozco, evidentemente, y mis colaboradores tampoco. Ni siquiera se me pasa por la cabeza porque es una quimera (…). El Opus Dei no interviene ni puede intervenir, en aras de un sano principio de autonomía y de respeto a las competencias de cada uno”. ¡Vaya cara! Me remito a mi comunicación sobre las entidades interpuestas, testaferros y personas de paja con los que los Directores camuflan el control que ejercen sobre ese sinfín de iniciativas apostólicas”.
  6. Lo que me ha resultado más escandaloso es todo lo que dice sobre el proselitismo de la Obra, que por eso he reservado para el final:
    1. que hable de la mayoría de edad para pertenecer a la Obra, camuflando –con la coartada formal de que la incorporación jurídica no se puede hacer antes de los 18 años- que todos los intentos de captación de miembros célibes se realizan en clubes con menores de edad;
    2. que afirme que el “compromiso con el Opus Dei supone un largo itinerario de conocimiento mutuo, mucho tiempo”, cuando invitan a comprometerse a menores de edad, en cuanto se consigue encajarles humanamente y sin haberles explicado el contenido del compromiso;
    3. que presente como claves para admitir a una persona en el Opus Dei no el haber sido llamado por Dios, sino una cuestión humana que puede ser signo de vocación o no serlo: “sentirse atraído por razones espirituales, desinteresadas y comprobar cómo encaja”.
    4. como consecuencia de lo anterior, la pastoral vocacional de la que habla no consiste en ayudar a las almas a acercarse a Jesucristo para que sea Él quien les muestre su Voluntad en la oración, sino en realizar un marketing proselitista semejante al de muchas organizaciones comerciales;
    5. que equipare la llamada de Cristo, por ejemplo, al joven rico con la llamada que hacen los fieles de la prelatura, suplantando ésta a las llamadas de Dios;
    6. que no se ruborice diciendo que “el fin del Opus Dei, como el de la Iglesia, no es aumentar constantemente”, cuando desde hace años –y no digamos ya, desde la campaña de las 500 vocaciones- los Directores de la Obra no insisten en otra cosa.



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