La mentira como signo identitario del Opus Dei

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Por Antonio Moya Somolinos, 29/08/2022


Los niños de la España franquista, cuando íbamos de excursión en el autobús cantábamos aquella canción que dice así: “Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará (…) Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, tralará. (…) Salí de mi campamento con hambre de seis semanas, tralará (…). Me encontré con un ciruelo cargadito de manzanas, tralará (…) Empecé a tirarle piedras y caían avellanas, tralará (…) Con el ruido de las nueces salió el amo del peral, tralará (…) Chiquillo, no tires piedras, que no es mío el melonar, tralará (…) Ahora que vamos deprisa, no contamos más mentiras, tralará, etc.

Es cierto ese refrán que dice que se atrapa antes a un mentiroso que a un cojo. En el Opus Dei llevan yendo despacio desde hace unos 15 o 20 años, aunque mentiras las han dicho desde siempre. La diferencia es que ahora se les ve nota demasiado y tienen menos movilidad para no delatarse y que se les crea.

Esto de Internet les ha fastidiado bastante, porque a las pocas horas de que se empezara a difundir en Argentina desde la Oficina de Comunicación del Opus Dei, o sea, desde la Comisión Regional, ese folletito de preguntas y respuestas sobre las 43 ex numerarias auxiliares que les han plantado cara en la Santa Sede, ha empezado a circular por las redes, por supuesto por Opuslibros también…

Cuando se lo comenté a una de las 43 ex numerarias auxiliares, me dijo que ellas también lo tenían ya. Lógicamente, estaba contrariada por la maldad con que estaba hecho este folletito. Se dicen tantas mentiras que, aún perteneciendo a la Obra, cualquier numeraria administradora o no, cualquier agregada, administradora o no, cualquier numeraria auxiliar por muy fiel que sea, no podrán comulgar con ruedas de molino. Es entendible para el Opus Dei intentar engañar a quien no ha estado dentro ni en esos cargos, pero… ¿también a quienes han vivido y viven cada día la realidad de las auxiliares? Aunque no tengan más remedio que callar, saben que ese folleto es mentira desde el principio hasta el final. Quizá les remueva la conciencia si no la tienen aún de cemento armado.

Por eso la tranquilicé comentándole algo que va a ser consecuencia de esa publicación: Lo mismo que va de ida, irá de vuelta, y lo mismo que las numerarias auxiliares de Argentina tienen el encargo de las directoras de difundirlo a todo bicho viviente, todo bicho viviente les va a remitir las respuestas que se van a ir produciendo a esa sarta de mentiras difundidas por el ese chico, Lavallol, el de la bici, ya que al fin y al cabo, la Oficina de Comunicación del Opus Dei depende de la Comisión Regional, la cual es gobernada unipersonalmente (como dicen los Estatutos del Opus Dei) por el vicario regional, esto es, por el susodicho Lavallol, el mismo que creó hace poco una comisión de escucha para escuchar a no se sabe quién y a la que no ha acudido prácticamente nadie, ya que más que para escuchar, lo que este chico quería en el fondo es lo mismo que ese general de la novela de García Márquez que no tenía quien le escuchara.

O sea, que la Oficina de Comunicación, comunica; y en la Comisión Regional ordenan lo que hay que comunicar; y el vicario regional manda unipersonalmente en la Comisión Regional con potestad delegada del protonotario apostólico supernumerario Ocáriz.

Tengo la sensación de que en la región del Plata los del Opus gobiernan muy mal. Para empezar, en vez de hacer frente con transparencia y responsabilidad a los abusos cometidos, se les ocurre reorganizar territorialmente la zona y quitar de en medio a todos los responsables poniendo al frente de la nueva estructura a un curita joven que se sabe que monta en bici y poco más. En segundo lugar se les ocurre dar el silencio por respuesta durante meses a todo lo relativo a las 43 ex numerarias auxiliares.

Cuando el escándalo llega a tener difusión mundial (CNN, Netflix, BBC, toda la prensa escrita y de televisiones de Latinoamérica, España, y toda Europa, etc.) se les ocurre montar una “comisión de escucha” para la que nombran a gente con un supuesto curriculum vitae que te mueres.

Cuando el abogado de las 43 ex numerarias cita al consiliario Lavallol en su despacho recordándole algo tan elemental como es que el interlocutor que esas 43 mujeres han elegido es él, el referido consiliario de la bici ni se presenta ni ofrece una excusa o explicación de su ausencia.

A continuación, emprenden una campaña boca-oído a través de redes sociales de acoso hacia las 43 ex numerarias auxiliares utilizando para ello a otras numerarias auxiliares de la región, vulnerando los más elementales derechos a la intimidad y a la Protección de Datos de Carácter Personal, de la que tan celoso era (y es) el protonotario apostólico supernumerario Ocáriz, también conocido como “el innombrable”.

Y ahora por último lanzan un folletito de mentiras con el encargo de difundirlo desde todos los puntos de la región a todos los miembros que todavía quedan del Opus Dei.

Como digo, este folletito es de ida y vuelta, porque las mentiras son de ida y las verdades van a ser de vuelta. Pero las verdades las van a recibir los mismos que difundieron las mentiras en el camino de ida.

Yo creo que este consiliario de la bici ha debido leer alguna versión apócrifa de El Príncipe, de Maquiavelo, porque una regla elemental cuando se trata de infestar la opinión pública que sea, es evitar poner el remitente, sobre todo si esa intoxicación se lleva a cabo por escrito, que es como han hecho.

En OpusLibros estamos en las antípodas de ese modo de actuar. Por dos razones. La primera, porque desde estas páginas siempre se dice la verdad. Y la segunda, porque en muchos casos incluso firmamos nuestras colaboraciones con nombre y apellidos, y los que emplean un seudónimo, lo hacen, no por ocultar un delito, sino por evitar ser represaliados al decir la verdad.

El problema que tienen al mentir de esa manera en ese folletito es que va a haber gente como yo que les vamos a contestar, una por una, con las verdades correspondientes, que van a tener ese viaje de vuelta correspondiente al viaje de ida que desde la Comisión Regional del Plata han planificado.

Como dice la canción de mi niñez, ha llegado el momento de ir deprisa, es decir, de desmontar esas mentiras, es decir, que por el mar van las sardinas y por el monte las liebres, y no al revés. Esto es algo obvio para todos los mortales, menos para los del Opus, que reciben la voluntad de Dios a través de los directores.

Empezamos, pues.


El folleto empieza diciendo que “Durante los últimos días han circulado numerosas versiones a raíz de cuestionamientos al Opus Dei que un abogado y un grupo de mujeres realizaron a través de diferentes medios de comunicación respecto a su situación personal y laboral mientras pertenecieron a la Prelatura, la mayoría durante los años 70 y 80

No, hombre, esto no lleva produciéndose solo hace unos días, sino AÑOS. Sin ir más lejos, la denuncia ante la Santa Sede tuvo entrada el 7 de setiembre del año pasado, pero esto viene denunciándose desde mucho antes incluso públicamente en Argentina. Y la reclamación de justicia ante las autoridades de la prelatura, llevan años y años. Y sin ser escuchadas nunca.


Seguimos

Al responder Quiénes son las numerarias auxiliares, en vez de inventar una nueva definición light a conveniencia, lo lógico hubiera sido acudir a los estatutos del Opus Dei, que es donde viene esa respuesta.

En concreto, el artículo 8 dice así:

8 §1. Se llaman Numerarios aquellos clérigos y laicos que, guardando el celibato apostólico por una especial moción y don de Dios (cfr. Mt 19, 11), se dedican a las tareas apostólicas propias de la Prelatura con todas sus fuerzas y con la máxima disponibilidad personal, y ordinariamente viven en las sedes de los Centros del Opus Dei, para ocuparse de esas tareas apostólicas y dedicarse a la formación de los otros fieles de la Prelatura.
§2. Las numerarias, además, se encargan de la administración familiar o atención doméstica de todos los Centros de la Prelatura, pero viviendo en una zona totalmente separada.

Y el artículo 9 dice esto:

Pueden ser admitidos como Numerarios todos los fieles laicos que gozan de plena disponibilidad para ocuparse de las tareas de formación y de los trabajos apostólicos propios del Opus Dei, y que, cuando piden la admisión, ordinariamente están provistos de un título académico civil, o de un título profesional equivalente, o al menos lo pueden conseguir después de la admisión. Además, en la Sección femenina, las Numerarias Auxiliares, con la misma disponibilidad que las demás Numerarias, dedican principalmente su vida a los trabajos manuales y a las tareas domésticas, que asumen voluntariamente como su propio trabajo profesional, en las sedes de los Centros de la Obra”.

O sea, Lavallol, déjate de rollos sobre que, si “su trabajo es el cuidado de las personas y de los centros en el ámbito de la familia de la Obra”, porque su trabajo es “la administración familiar o atención doméstica de todos los Centros de la Prelatura, pero viviendo en una zona totalmente separada”, de modo que “dedican principalmente su vida a los trabajos manuales y a las tareas domésticas”.

Muy difícilmente se puede “cuidar a una persona” viviendo, como decís vosotros, “a 5000 kilómetros de distancia” y con todas las locuras esperpénticas que ya sabemos contenidas en la “Regula Interna pro Administrationes” que, como el resto de reglamentos internos, os habéis encargado de quitar de la circulación para que se compruebe que en Opuslibros no se miente.

En vuestros estatutos dice claramente que las numerarias auxiliares se dedican al servicio doméstico, por más que ahora eso os parezca “un poco fuerte” y os avergüence.


Sobre las 4000 numerarias auxiliares que decís que existen, eso es como el monte y las sardinas, tralará. Voy a dar unos cuantos datos desconexos.

En el Opus Dei, en la actualidad, no hay unos 90.000 miembros, sino unos 50.000, de los que un 60% son mujeres, o sea, unas 30.000. De ellas, un 12% son numerarias y numerarias auxiliares, o sea, unas 3.600. Dentro de este grupo, las numerarias auxiliares son un 15% como mucho, es decir, unas 540. Las 4.000 que se mencionan en ese folleto solo existen en la imaginación calenturienta del curita Lavallol.

Yo le preguntaría: ¿Cuántas numerarias auxiliares hay en Argentina?

Sin respuesta, como a Sebastián Sal.

Se podría decir que estos cálculos no son contrastados. Es verdad, pero parten de una regla de tres. Si al morir el fundador se nos decía que éramos unos 60.000 miembros y resulta que Gullón reconoce en su Historia del Opus Dei que en 1975 éramos unos 40.000, ahora que se nos dice que somos 90.000, no me creo que seamos más de 50.000, habida cuenta de que en 1975 el Opus estaba en el cenit y ahora está en la ruina. Si las cifras reconocidas en el cenit eran de ese orden, la proporción actual no es la misma que la del cenit, sino más baja todavía.

Pero a estas estimaciones numéricas hay que añadir un dato.

Cuando yo pité en 1973 todas las “Administraciones” (servicios domésticos) de los centros del Opus Dei eran “Administración ordinaria”, esto es, compuestas por numerarias auxiliares que además vivían en la parte del servicio doméstico de los centros de numerarios/as y que servían la cena con cofia y delantal incluso en los centros de numerarios jóvenes dedicados a la labor de san Rafael.

Esto lo viví yo durante veinte o veinticinco años.

Poco antes del año 2000 empezaron a descender las numerarias auxiliares y empezaron a dejar de vivir en el centro de numerarios/as (y de servir la cena) para pasar a residir en centros de numerarias auxiliares que ejercían el servicio doméstico en varios o todos los centros de numerarios de una ciudad.

Más o menos contemporáneo a esto empezaron a ser más frecuentes las “Administraciones extraordinarias”, compuestas ya, no por numerarias auxiliares, sino por agregadas o supernumerarias, y posteriormente por mujeres de confianza, pero ajenas al Opus.

Quienes primeramente se vieron privados de Administraciones ordinarias fueron los centros de san Rafael, y dentro de estos, los de mujeres. Luego también lo fueron los de san Gabriel.

En pocos años las Administraciones ordinarias se quedaron como artículo de lujo, solo para las comisiones regionales y las delegaciones, y dentro de estas, principalmente para la sección de varones.

Esta escasez hubo un momento en el que llegó a Roma. Voy a dar un dato: En 2018 la Asesoría Central tuvo que empezar a echar mano de mujeres que no eran ya numerarias auxiliares para atender el servicio doméstico de su centro. Sobre el Consejo General, me imagino que todavía disfrutan de ese privilegio, pero quizá sea el último reducto en el que se pueden ver esos seres en peligro de extinción llamadas numerarias auxiliares.

En países como España, que al decir de Florencio Sánchez Bella, siempre fue “la gallina de los huevos de oro”, desde hace varios años ya no pitan numerarias auxiliares, en parte porque somos un país en el que afortunadamente la mujer empieza a encontrar el respeto que merece a su dignidad, lo que unido al desarrollo económico y social, hace que gracias a Dios queden muy lejos esas pobres chicas de la postguerra que no tenían más remedio que emigrar de su pueblo con 14 años para servir sin sueldo en alguna casa de la capital. Y gracias.

Esta situación de vulnerabilidad económica y cultural ha pervivido en regiones pobres de América Latina, Asia y África, que son los lugares donde ha pervivido cierto número de numerarias auxiliares en el momento del declive de estas en España. Pero incluso en estos países el cuento se ha acabado, como lo muestra el caso de las 43 ex numerarias auxiliares de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

Un momento importante de este proceso lo tuvo la sentencia condenatoria para el Opus Dei de Catherine Tissier, en Francia, lo que provocó una marea en el interior del Opus que llevó a remunerar a regañadientes a las numerarias auxiliares, a los oficiales de delegación, etc. en contra de lo que se había hecho – y razonado – durante décadas.

En la actualidad, es sabido que están remuneradas, pero con fraude públicamente conocido a la Seguridad Social, al mentir en lo referente al número de horas, etc. Además, al ser numerarias, se les miente con el rollo de que deben entregar el sueldo al Opus, por ser su “familia”. Y ellas no ven el dinero, no entregan físicamente el dinero al consejo local porque nunca lo tienen en sus manos. Es el consejo local quien se lo apropia dando por hecho que la auxiliar lo va a entregar. A ella le dan unos poco pesos o euros o dólares (según el país) para que tome un colectivo y poco más. Con lo que todo queda en el convento.

Con todo esto quiero decir que no existen 4000 numerarias auxiliares en todo el mundo. Que se den con un canto en los dientes si hay 500, y la mayoría envejecidas y recluidas en casas de retiro o convivencias, pues no tuvieron ni seguridad social, ni jubilación, ni sueldo, ni nada. Y ahora no tienen ni familia que las acoja ni salud. Y los del Opus todavía no las han echado porque su crueldad no ha llegado a ese límite TODAVÍA, ya que al límite inmediatamente anterior SÍ LLEGÓ: es el caso de las 43 ex numerarias auxiliares argentinas, que aunque con una mano delante y otra detrás, por lo menos tenían todavía algo de fuerzas para enfrentar la vida, que si hubieran sido ancianas, ni siquiera eso les habría sido posible, salvo mendigar en la vía pública.

De todo esto doy fe porque en los últimos años míos en el Opus era muy frecuente que me llegaran escritos del administrador de la Delegación (todavía los conservo) en los que me pedía que desviara parte de mi sueldo para fundaciones o instituciones opacas cuya finalidad era mantener numerarias auxiliares ancianas que no tenían absolutamente nada.


Sigo con las preguntas y respuestas de Lavallol y paso de detenerme en gilipolleces de Instagram o Tiktok de numerarios y numerarias de barrio y demás trompeteros de la voz de su Amo, toda vez que me he remitido a los hechos.

Sobre si el trabajo de numeraria auxiliar está remunerado, por supuesto que AHORA está remunerado. La cuestión es que, antes de Catherine Tissier NO ESTABA REMUNERADO, y antes de la denuncia de las 43 ex numerarias auxiliares, aunque en algunos casos sí estaba remunerado, NO ESTABA REMUNERADO COMO LEGALMENTE DEBÍA DE ESTAR.

Quizá esta denuncia suponga una vuelta de tuerca en el Opus Dei, de modo que a partir de ahora EN TODAS LAS REGIONES van a empezar a apretarse los machos para evitar por todos los medios traspasar las líneas rojas de la justicia en materia laboral y todas esas mentiras y fraudes que actualmente cometen, dejen de hacerlo, aunque más por miedo a los tribunales (civiles o eclesiásticos) que por respeto a la dignidad humana y al séptimo mandamiento de la Ley de Dios.

Ahora que estoy jubilado puedo decir que una experiencia que saqué de mi vida profesional es que los políticos, el único lenguaje que entienden es el de la denuncia o querella criminal basada en el Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Lo demás, el respeto por la legalidad y por los derechos del administrado, les importa un pimiento.

Al Opus Dei le pasa lo mismo: El palo es el único lenguaje que entienden. Para eso son borricos de noria. Y parece que el motu proprio Ad Charisma Tuendum todavía no lo han entendido bien y necesitan otro palo.


Sobre que las numerarias auxiliares son el servicio doméstico del Opus Dei y que Lavallol lo niega, me remito a los Estatutos ya citados, que lo dicen expresamente. O sea, que por el monte no corren las sardinas, tralará.


Sobre la relación laboral de las numerarias auxiliares antes de la sentencia del caso Tissier, nunca existió. Siempre, desde los primeros momentos de nuestra vida en el Opus Dei, se nos decía que la Administración es “la Virgen, nuestras madres, nuestras hermanas”, y que del mismo modo que nuestra madre nunca cobraba por atender las cosas de la casa, las numerarias auxiliares tampoco, y que (en contra de lo que expresan los Estatutos) no eran el servicio doméstico, porque aunque realizaban esas tareas, lo hacían en casa propia, en los centros del Opus Dei, pero no en otros lugares. Por esta razón, ni cobraban ni tenían relación laboral alguna.

Esto último también es mentira, porque Santiago Escrivá de Balaguer, hermano del fundador, y que no pertenecía al Opus Dei, que cuando yo hice el centro de estudios en Santillana, vivía a dos manzanas, en el barrio de Mirasierra, el servicio doméstico de su casa estaba compuesto por varias numerarias auxiliares.


Sobre que en los últimos 40 años nunca ha habido denuncia alguna, es otra de las mentiras, tralará, de Lavallol. Quizá no se acuerde del caso Tissier, al que siguieron otras denuncias, en concreto, en España, y que han terminado cristalizando en la de las 43 ex numerarias auxiliares, cuya denuncia ha sido admitida a trámite en Roma el año pasado.


Sobre aportar el sueldo, al ser numerarias, es algo ya muy sabido. Con el rollo de esa familia idealizada del Opus Dei, en muchos casos en estos últimos años después de la sentencia Tissier, a muchas numerarias auxiliares de todo el mundo se les ha dicho: “Bueno, tu sueldo es este, pero como tu obligación es entregarlo a tu familia, o sea, el Opus, pues lo comido por lo servido”.

Que ya nos conocemos, Lavallol, que ya nos conocemos, y sabemos a qué dedicáis el dinero que llega en negro al Opus.


Sobre el rollo del ICES en el que se dan unas prolijas explicaciones, sobra todo ese rollo. La mecánica que se seguía es exactamente la misma que se seguía en España en los años cincuenta y sesenta para RECLUTAR CHICAS JÓVENES SIN FUTURO EN SUS PUEBLOS PARA IR AL SERVICIO DOMÉSTICO DE CENTROS DEL OPUS DEI. En los años cuarenta, cincuenta y sesenta en España, todavía había un éxodo rural muy fuerte, y las chicas no iban a la escuela como en años posteriores. El servicio doméstico era una salida menos mala. No buena del todo, pero menos mala. El hecho de ir a la ciudad y vivir otro ambiente, ya era una oportunidad. Hay muchas buenas novelas de aquellos años en las que se retrata esa situación con gran precisión.

En ese reclutamiento que se hacía en España para el servicio doméstico de los centros del Opus Dei se contaba mucho con la inestimable ayuda de sacerdotes diocesanos próximos al Opus Dei que facilitaban nombres e informaban acerca de las chicas, sus familias, y demás aspectos…

Basta leer los testimonios de algunas de esas 43 ex numerarias auxiliares para darse cuenta de que ese modo de actuar es el “proselitismo de multinacional” tan propio del Opus Dei y tan criticado por el Papa y que no solo abarca a la búsqueda de mano de obra gratis bajo el señuelo de la santidad en la vida ordinaria (la vida que ellos han elegido para ti como “ordinaria”), sino a otros ámbitos como el que a continuación paso a relatar.

Cuando yo era adscrito, es decir, cuando llevaba meses en el Opus Dei y todavía no vivía en el centro de estudios, una de las iniciativas proselitistas de aquel centro, en la calle Covarrubias 1 de Madrid, fue el de ir a “cazar” a los premios extraordinarios de bachillerato del año anterior.

El asunto era que el Estado otorgaba el premio extraordinario de bachillerato, en las distintas ramas, ciencias o letras, a los mejores expedientes académicos. Para ello organizaba en un centro docente de Madrid un examen al que convocaba a aquellos alumnos que habían sacado el mejor expediente de bachillerato de su centro. Eran alumnos de COU, es decir, tenían unos 16 ó 17 años. Media de sobresaliente todos ellos. Y todos estaban en el mismo sitio y a la misma hora haciendo el mismo examen.

A mí me gusta la pesca, pero pesca submarina, que perseguir a los peces es una cosa divina. A mí me gusta la pesca sin anzuelo y sin sedal, que eso de esperar que piquen no me va, que no me va (…)”.

Daba igual quien ganara el premio, quien quedara el primero de los primeros. Ahí todos eran “mirlos blancos”, como solía decir el director del centro en aquel momento, A.C.M.

Y ahí que nos presentamos un grupo de cinco o seis adscritos capitaneados por uno de los residentes E.P. (más tarde cura numerario), a la caza del premio extraordinario. La táctica era hacerse el encontradizo antes o después del examen y “engancharlos” de alguna manera, repartiéndonoslos, quedando con ellos para estudiar en el centro o invitándoles a alguna conferencia o quedando en prestarles algún libro.

En definitiva, algo que fuera excusa para quedarnos con el número de su teléfono y posteriormente ir quedando para lo que fuera de modo que a partir de un momento se les hablara del Opus Dei, de las meditaciones, de la santidad en la vida ordinaria, etc.

El objetivo final era que pitaran, por supuesto. Unas “vocaciones” planificadas y “encomendadas”.

Cuando hice el centro de estudios en 1975 recuerdo que en alguna ocasión el cura del centro J.R.V. me habló sin pudor de los reclutamientos que hacía la “sf” en pueblos pequeños españoles para conseguir numerarias auxiliares.

Todo muy sabido. Los relatos de las 43 ex numerarias auxiliares son muy sabidos. La mano de obra gratis es muy golosa. A cambio de eso, un señuelo de promoción humana y profesional que nunca llegó aprovechándose de la vulnerabilidad propia de la edad y de la falta de cultura de muchas de ellas. Unos auténticos canallas. Y ahora lo niegan. Con el ruido de las nueces salió el amo del peral, tralará.


¿Las alumnas trabajan?

No lo se. No se si trabajaban o no trabajaban. Lo que sí es cierto es que antes o después trabajaron como mulas de carga, con horarios inhumanos del doble de horas legalmente establecidas, sin vacaciones, sin ver a sus familias, sin descanso, con merma de por vida de su salud corporal y psicológica, sin seguridad social, sin jubilación, etc.

Dentro de esa polisemia y restricción mental, tan usada en el Opus Dei, no se si trabajan, trabajaron, trabajaban o trabajarán, lo cierto es que fueron explotadas. No se si trabajaban o hacían prácticas, pero el hecho es que fueron explotadas durante décadas.

Tampoco se si se fueron o las echaron. Como siempre en el Opus Dei. Te echan pero te insisten en que seas tú quien digas que te vas, para que la institución siempre quede a salvo y el malo de la película seas tú. En esto también nos conocemos.

Al hablar de los beneficios que tenían las “alumnas” del ICES, Lavallol parece indicar que vivían en la gloria. Entonces, si se fueron es que eran poco menos que tontas. ¿Cómo es posible irse del paraíso?

Es como decía san Josemaría, que el Opus Dei es “el mejor sitio para vivir y el mejor sitio para morir”. ¿Entonces por qué somos ya más de cien mil los que nos hemos largado y somos felices de haberlo hecho? ¿Cómo es posible que el Opus Dei sea la única institución de la Iglesia sobre la que hay una página web crítica – OpusLibros – cada vez más leída internacionalmente, que lleva ya más de 20 años funcionando, y que lo único que hace es decir lo que ellos callan? ¿Cómo es que el ICES era una maravilla y se les iba la gente huyendo como del horror?

Sobre lo que los padres sabían del ICES y del contacto que tenían con sus hijas, me remito a los testimonios, cada vez más abundantes, de estas y de familiares suyos. Lo demás son músicas celestiales, o sardinas que van trotando por el monte.

Sobre las “inspecciones”, a estas alturas de la vida, creo que lo se todo. Habiendo tenido que inspeccionar, por mi profesión, todo edificio recién construido en los municipios en los que he prestado mis servicios durante casi 40 años, puedo decir que no son pocos los intentos que he tenido que soportar de unos y otros para que la inspección fuera, no como legalmente debía ser, sino como a determinadas personas convenía. Es un tema muy conocido.

Si el Opus Dei, en Estados Unidos, fue capaz de comprar por un millón de dólares el silencio de la mujer de quien el cura numerario McCluskey abusó sexualmente, o si el Opus Dei ha silenciado la compra del silencio de la víctima de abusos sexuales sobre un menor del cura numerario Manuel Cociña por 17.000; si el Opus Dei ha sido capaz de esto, no me cabe duda de que comprar un silencio de un funcionario inspector de un centro educativo “para que no entre en demasiadas profundidades” es, como dirían los italianos, “peccatta minutta”. No hay que olvidar que el “silencio” de un inspector no pretende que este diga una mentira, sino que “no vea” determinadas cosas, y que diga que “de lo inspeccionado”, todo va bien, aunque no mencione nada acerca de “lo no inspeccionado”.


¿Qué hizo el Opus Dei cuándo se recibió la denuncia?

Ya sabemos que nada. Aunque la forma eufemística de expresarlo es decir que “lo estudiaron”. Pero todos sabemos que no hicieron nada.

Luego dice Lavallol que en 30 años nunca se recibieron denuncias. Otra vez las sardinas por el monte. Parece que está diciendo que el tema está prescrito. Bien. Ya veremos. Quien tiene que decir si está prescrito o no, no es él. De muchos abusos sexuales de hace muchos años se les está pidiendo cuentas ahora a no pocos sacerdotes y obispos. Y ya sabemos que tras los abusos sexuales, el Papa le está empezando a meter mano a los abusos de poder y de conciencia, como ya avisó en su carta de 20 de agosto de 2018, que tantas veces se la he mentado al protonotario apostólico supernumerario Ocáriz y que parece que ni él ni sus “hijos” se han dado por enterados.

Ya veremos cuándo prescriben esos abusos, que eso de irse de rositas parece que se está acabando en la Iglesia.


Sobre esa comisión de escucha me parece que la rechufla es general. Es tal el ridículo de Lavallol cosechado con ese esperpento que yo creo que seguir mencionándola es casi un masoquismo por su parte.


Sobre el estilo de vida de las numerarias auxiliares, me remito a los hechos. Si después de casi un siglo de Opus Dei parece que nadie quiere ser numeraria auxiliar, que las que lo eran, se van, que las numerarias que pasan a trabajar “en la Administración”, en cuanto pueden lo van dejando, y que las que se han ido, como poco son felices de haber abandonado ese infierno, cuando no de denunciarlo a la Santa Sede; después de todo esto, no parece que ser numeraria auxiliar (anteriormente llamadas “numerarias sirvientas”) sea el paraíso en la tierra.

Lo que dice Lavallol sobre las mortificaciones corporales es mentira. En el círculo breve y en el de estudios se lee el plan de vida y los asistentes lo escuchan de pie. En él se dice: “semanalmente, una mortificación corporal” obligatoria, que en el caso de los numerarios es el cilicio, como mínimo dos horas diarias y las disciplinas una vez por semana mientras se reza una oración vocal del estilo del credo o la salve o cualquier otra. En el caso de los supernumerarios puede ser otra cosa más leve, como rezar un misterio del rosario de rodillas o algo parecido.

Las numerarias, además, duermen sobre el somier, sin el colchón, y los numerarios, hasta los cuarenta años, deben dormir una vez a la semana en el suelo, siempre que ese suelo sea de madera o moqueta, es decir, que no sea frío como el mármol o el terrazo. En caso de que eso no se produzca así, deben dormir una vez a la semana sin almohada.

Los argumentos que se dan en el folleto sobre esto no son aceptables. El mero hecho de que así se han vivido desde hace muchos siglos no quiere decir que sea lo más acorde con el Evangelio, pues el mismo Cristo no veía bien que estando el esposo, los amigos del esposo ayunaran. Y se sobreentiende que el Esposo está: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos”, dijo el Señor el día de su Ascensión.

En el Opus Dei confunden la mortificación con la aceptación de la voluntad de Dios. No es lo mismo aceptar la voluntad de Dios, la que sea, aunque ello suponga un sufrimiento, ya que eso es unirse a la Cruz de Cristo, que ese voluntarismo de inventarse cruces y decir que esas cruces son la Cruz de Cristo, confundiendo así ese voluntarismo con el amor, que es dejarse amar por Dios en vez de creer que autoflagelándose ama uno más a Dios.

La mención al ayuno y a la abstinencia pone de manifiesto la superficialidad con que en el Opus Dei se ve la penitencia.

Lo que sí es claramente una mentira de Lavallol es eso que dice al final de que la mortificación es “en todos los casos es una elección personal y voluntaria”. En el Opus Dei, ni es personal ni es voluntaria. Doy fe después de haber vivido en esa secta durante 42 años como numerario.


Sobre la presión hacia quienes nos hemos ido, de una manera u otra todos hemos recibido presiones cuando hemos decidido irnos. Es verdad que en los últimos años las presiones han sido menores.

Debo reconocer que a mí no me amenazaron con las penas del infierno, como reiteradamente había dejado escrito el fundador y como se ha amenazado hasta hace pocas fechas.

Pero presiones siempre las ha habido. Basta ver el infierno al que san Josemaría sometió a Miguel Fisac o a María del Carmen Tapia. O que Antonio Pérez Tenesse tuvo que desaparecer literalmente para poderse librar de esa secta. Basta ver el calvario de Antonio Esquivias, de Antonio Ruiz Retegui o de Antonio Petit, no muy lejanos en el tiempo.

Basta ver la vida imposible que le han hecho y le están haciendo actualmente a los curas numerarios que quieren seguir siendo curas pero excardinándose de la prelatura.

Conozco casos concretos muy recientes. Auténticas canalladas. Y no me refiero a José Pedro Manglano, cuya proyección mediática impidió que la prelatura le hiciera la vida todo lo imposible que hubiera querido hacérsela y aparentara una “tolerancia y buena armonía” con él al echarlo de la prelatura, ya que por la carta que apareció en OpusLibros se ve claramente que no se fue él, sino que le echaron, probablemente porque él se negó a irse motu proprio y que actuaran con él como con los demás, que consiguen que parezca que la iniciativa de la ruptura viene del interesado, y no de la prelatura.

Una de las 43 ex numerarias me dijo por teléfono hace poco que cuando ella se largó del Opus Dei se llevó la gratísima sorpresa de que no era una excepción, sino que había muchas otras numerarias y numerarias auxiliares que se habían ido antes que ella y de cuya marcha ella no tenía noticia. Y no solo numerarias y numerarias auxiliares, sino numerarios y curas numerarios, ya que ella, por razón de trabajar en la “Administración”, conocía a muchos de la otra sección de los que desde hacía tiempo no tenía noticia.


Sobre la pregunta fatídica de que si el motu proprio Ad Charisma Tuendum tiene o no tiene que ver con lo de la denuncia de las 43 ex numerarias auxiliares, por supuesto que la respuesta oficial de Lavallol es que no. Pero es la última de esta serie de mentiras, tralará.

Claro que tiene que ver. Como he dicho en otra colaboración, el Opus Dei es una estructura de pecado montada sobre un carisma que pudo haber tenido otra orientación muy diferente de la que ha tenido al haber sustraído san Josemaría y sus seguidores el Opus Dei de la tutela de la Iglesia hasta convertirlo en una secta de la Iglesia Católica sobre la que el Papa no ha tenido más remedio que empezar a intervenir.

Una de las características del Opus Dei como estructura de pecado es el abuso de poder y de conciencia institucionalizado. Por eso el Papa les ha obligado desde Ad Charisma Tuendum a modificar sus estatutos.

Y los exponentes de esos abusos están denunciados un día sí y otro también desde OpusLibros sin que el Opus Dei haya rebatido ni uno solo.



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