La gran mentira del Opus. Sobre lo sucedido con Antonio Petit

From Opus-Info
Jump to navigation Jump to search

Por Nachof, 25.04.2007


El pasado 12 de febrero falleció el sacerdote Antonio Petit López, al que conocí poco después de mi pitaje en marzo de 1965, pues los dos pertenecíamos a centros entonces relacionados con el llamado centro de estudios de Madrid. El había escrito la carta de solicitud de admisión en el Opus Dei unos meses antes, en 1964. La noticia de su muerte me ha removido profundamente. Es un caso a añadir que demuestra que la supuesta "familia" de la Obra es una gran mentira.

En aquel entonces, en 1965, el centro de estudios se denominaba externamente Colegio Mayor Santa Cruz, aunque inmediatamente pasó a ser Colegio Mayor Montalbán, nombre que es más “laico” que el anterior. La sede estaba en el Paseo de la Castellana, 50, donde se ubicaba un edificio-palacete del Conde de la Maza, mientras se terminaban las obras en Diego de León, 14, hoy sede de la Comisión Regional y del Colegio Mayor Montalbán. El director de este colegio mayor era Don Rafael Fiol, que unos meses después fue destinado a México, donde ocupó altos cargos en la Obra.

Pues bien, dependiendo del centro de estudios había tres centros: en la calle Padilla, 1, en el que pitó Antonio Petit López (escribo todo su nombre, pues hubo otro Antonio Petit que fue también numerario y se fue); General Oráa, 5 (aquí pité yo) y General Oráa, 26, en el que pitaron otros dos, Rafael de Pedro y Angel Rodríguez Luño, que son hoy sacerdotes numerarios y que han ocupado destacados cargos entre los seguidores de San Josemaría: el primero en la delegación de la Obra en Zaragoza, como director, y el segundo, profesor de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. En mi centro, de los siete que pitamos, no queda nadie. Los tres centros han desaparecido y existe un piso en todo el centro de estudios.

Antonio Petit pitó en el piso primero de la calle Padilla,1 en 1964. Sobre todo era un hombre bueno, amigo de los que acabábamos de incorporarnos a la prelatura. Compañeros suyos de pitaje en aquella época fueron Pepe Masdeu, importante investigador médico en Estados Unidos y hoy al frente de uno de los institutos de la Universidad de Navarra; Amador Sosa, también con cargo administrativo en la Universidad de Navarra, y Nacho (ahora se llama monseñor Ignacio) González Soto, actual vicario regional del Opus Dei en Nigeria. Hubo otros muchos que, con los años, nos hemos ido de la prelatura.

La crudeza con que Libero nos presenta la muerte de Antonio Petit López me recuerda un caso parecido: el de don Alfredo García Suárez, uno de los primeros sacerdotes numerarios, que fue director espiritual de la Comisión Regional del Opus Dei en España en la época en que yo pité. Ambos fueron tratados como personas que habían perdido la cabeza y, a su muerte, se montó la enorme comedia de un funeral con la asistencia de numerosos sacerdotes. Por ser el decano de la información religiosa de España dialogué varias veces con don Alfredo en su cargo de experto de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis. A pesar de vivir con el antiguo obispo de Segovia, monseñor Antonio Palenzuela, Don Alfredo estaba muy solo. Alguna vez me llamó por mi nombre. Luego me conocía.

¡Hasta dónde está llegando el Opus Dei! El fundador, San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, decía que la Obra era el mejor sitio para vivir y para morir, lo que es una gran mentira. Por algo se fue Antonio Petit debido a su delicado estado de salud de hombre con trasplante de un órgano. Es muy duro irse sin dinero, sin Seguridad Social (le dio de baja la Obra) y encima la prelatura procuró que nadie acoja a una persona como él. Debió de vivir una situación insoportable. Si no tenía nada y se fue era porque era mejor no vivir con unos señores que se dicen tu familia, lo que es otra gran mentira.

Lo que ha hecho el hoy obispo prelado, monseñor Javier Echevarría, es muy fuerte. En la época en la que pertenecí a la prelatura era el hombre que llevaba el magnetófono para grabar lo que decía el fundador y él se encargaba de poner el micrófono. El Opus Dei defiende la santificación del trabajo profesional. ¿Alguna vez ha hecho algo, fuera de trabajar en asuntos internos? Me lo planteo muy seriamente. Internamente se decía entonces que tenía muy mal genio y las mujeres opusianas no simpatizaban con él. Con los hechos ha demostrado lo que es. Menos mal que me he ido.


Original