Consejos para superar el Examen Final

From Opus-Info
Jump to navigation Jump to search

Por Víctor M, 15.08.2008


Estaba reflexionando el otro día sobre el hecho de que el opus dei tiene regulado cualquier mínimo detalle de la vida de sus miembros. En los documentos internos está escrito cómo deben comportarse en cualquier tipo de situación (con la familia, amigos, quien debe conducir el coche ..), y sin embargo no he encontrado –corregidme si me equivoco- ninguna norma de cómo comportarse en la situación más importante a la que se enfrenta una persona: “El Examen Final”.

Y como estoy un poco aburrido y el sol me está tostando la cabeza, he decidido intentar remediar tamaño desliz ofreciendo algunas ideas por si los dirigentes del opus dei se deciden algún día a escribir un vademécum al respecto. Más les valdría, en vez de dedicar tantas páginas al dios tiquismiquis.


Vademécum del “Examen Final”
O como comportarse en la presencia de Dios para pasar con éxito el Juicio Final

Supongamos que Dios nos hace la siguiente pregunta:

“ ¿Por qué hiciste –cooperaste, encubriste, toleraste- determinadas actuaciones contra alguno de mis hijos, por ejemplo el sacerdote Antonio Petit? . (Podría poner este ejemplo, pero seguro que tiene una lista de miles de personas donde elegir).

Respuesta:
 
Opción 1: Sin perder la compostura, esbozar una mueca de sonrisa y con voz firme responder:

“En este momento NO TENGO RESPUESTA, PERO ENCOMENDAREMOS”

No, No y No. Encomendar ¿a quién?. Pero si es el mismo Dios el que nos pregunta. Así que olvídese de lo que indicaron en la tierra y piense algo mejor.

Opción 2: Trate de escudarse en el CONCEPTO DE GRUPO. Puede responder:

“Yo lo hacía porque otros lo hacían, y los otros lo hacían porque yo lo hacía”.

Desgraciadamente, queridos amigos del opus dei, el examen es “individual” y posiblemente “oral”, así que no habría fácil salida si Dios insiste: “pero Yo te estoy juzgando por lo que tú hiciste, no tus compañeros. Repito, ¿por qué lo hiciste tú?”

Opción 3: Lo mejor que se me ocurre es HACERSE EL TONTO. Podría valer un:

“yo no sabía que estaba mal” y confiar en que cuele.

Si después de todas estas tácticas dilatorias veis que la cosa se pone fea, sugiero que directamente, y sin más rodeos, se diga LA VERDAD. Aquí cada uno que repase sus razones, pero me atrevo a adivinar que en un importante número de casos esto se traduce en un:


“NO TUVE VALOR”

- Si, “no tuve valor” ni humildad para reconocer que me había equivocado.

- “No tuve valor” para enfrentarme a la verdad. En algún momento me dio miedo pensar que me habían engañado, y no quise averiguar nada, aunque podía haberlo hecho: se vive más cómodo engañándose a uno mismo.

- “no tuve valor” para enfrentarme a unas seguras represalias.

- “no tuve valor” para enfrentarme al comienzo de una “nueva vida”, sin dinero, sin amigos ni trabajo.

(lo del dinero es cierto, no os van a devolver ni un euro de lo que entregasteis, pero lo de los amigos seguramente os equivocáis: recibiréis mucha más ayuda fuera del opus dei de lo que os imagináis)

- “no tuve valor” para…….

Y para finalizar, imitando a esos libros de preparación de entrevistas de trabajo, una lista de palabras que NUNCA, insisto, nunca -ni siquiera en diferente contexto- se deben pronunciar durante el examen: podrían enojar a Dios recordándole situaciones bastante desagradables:

“Pitar”, “coacción”, “pillería”, “engaño”, “pequeño” (solo si el examen se hace en francés), “plano inclinado”, “14 años y medio”, “500”, “corrección”, “marqués o cualquier otro título nobiliario”, ……………. etc.

Disclaimer: Las respuestas en el examen son únicamente responsabilidad del examinando. No admito ninguna responsabilidad si los consejos indicados no funcionan.


Original