Hace tres meses que no vivo en un centro

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Por Gregorio, 3.01.2014


Hola CR, el otro día leí tu mensaje en la página web y la verdad, no me resisto a responderte. No te hablo desde la inexperiencia ni mucho menos pues hace menos de tres meses que ya no vivo en un Centro de la Obra. Hace ya algún tiempo escribí un artículo diciendo cosas muy parecidas a las que tú has escrito.

Antes de salir –yo lo ansiaba pero no me atrevía a dar el paso, lo cual, me costó alguna “riña” por mail con Agustina que me decía verdades como un barco y yo despejaba a córner- tenía previsto seguir teniendo cierta relación con la Obra… pero con un artículo de Pablo Coello que un amigo me envió (te pongo un link al artículo para que te lo lleves a la oración (no es broma) y lo que he vivido… cambié de decisión...

En la última cfi me dijeron que la Obra era el mejor sitio para vivir y para morir. Al poco me fui del Centro y mientras realizaba todo el proceso de acarrear con las maletas el director ni se levantó de la mesa de su despacho: no levantó ni la mirada. Toda una contradicción: ¿si es el mejor sitio para vivir porque no vino a despedirme sabiendo que yo estaba “equivocado”? Puede parecer una tontería pero en ese momento se mi vino a la cabeza cuando hice las maletas para irme de mi casa al primer centro donde viví: mi madre lloró bastante.

Pese a lo que estás sintiendo en estos momentos yo vería la botella media llena –así lo veo yo también en mi caso-. Yo por ejemplo he podido realizar mis estudios universitarios, desempeñar una gran labor profesional y tener un orden y virtud que, aunque impropias para mi edad, están ahí y forman parte de mi forma de ser. Pocas chicas de tu edad van a tener tantas virtudes y van a estar tan formadas como tú. Tienes 18 años, estás estudiando una carrera universitaria, conoces otro idioma…. todo va a ir bien. No tienes que temer nada.

Antes de mi salida yo tenía mucho miedo: ¿qué va a ser de mí?, ¿seré siempre un infeliz solterón? ¿Conseguiré otro trabajo o estaré siempre en el paro? ¿Cómo me voy a mantener? ¿Me dará todo el mundo la espalda? ¡¡No sé ni poner una lavadora, ni cocinar…!! Al final la vida no es tan complicada y las personas que te quieren se vuelcan: mi madre me ha dicho que no me coma la cabeza con la comida (las latas del súper son muy baratas), gracias a mis amigos y a mis hermanos estoy recibiendo un cariño muy grande manifestado en obras: me llevan para arriba, para abajo, estoy comenzando a conocer a chicas de mi edad, he ido a una discoteca –la primera vez ni bailaba, la segunda tampoco…, pero bueno poco a poco-.

Otra cosa importante: tienes que aprender a perder el tiempo. Es muy pero que muy importante perder el tiempo. Y eso no nos lo han enseñado en la Obra. Te cuento un ejemplo: el primer día que pase en casa de mi familia –era un domingo-, estaba en pijama en la sala de estar con mi hermana y a eso de las doce de la mañana me suelta vamos a ver una película, ¿no?. Yo me quedé un poco bloqueado y le dije… pero si son las doce. A lo que ella respondió con un ¿Y? Entonces me di cuenta que tenía que “aprender a perder el tiempo” (dedicar momentos a no hacer nada específico, a estar con tu familia sin buscar una finalidad concreta… estando y ya está).

Otro consejo… como estarás comprobando te estoy diciendo cosas bastantes concretas, ¿eh? Para evitar los sobresaltos del corazón cuando en tu teléfono móvil recibes una llamada del Centro o de los directores de la delegación que únicamente quieren quedar para charlar contigo te aconsejo que te bajes un programa que se llama Blacklist y que es para evitar llamadas de ciertos números. Si no estás preparada para atender una llamada telefónica y aún te falta fuerzas… te lo aconsejo. Cuando pasen unas semanas o meses podrás perfectamente estar preparada para quedar con quien sea y decir a los cuatro vientos que ERES FELIZ de verdad. No como ahora cuando lo dices y miras hacia abajo, se te turba la mirada y a lo mejor no paras de pensar qué te tendría deparado Dios se te atrevieras a dar el paso que estás sopesando en estos momentos.

Yo en mi caso, en el proceso de salida, charlando con un sacerdote numerario me dijeron la cosa más bonita que jamás nunca antes me han dicho: Mira, Gregorionaciancenoquierevolar Dios nunca mira con desprecio a una persona que durante su vida ha sido generosa… Y con esa idea me he quedado…

Otra cosa. Una cosa que suele costar bastante trabajo es encontrarte por la calle a gente que te hace preguntas y tú les dices que ya no eres de la Obra. Es gracioso. Al principio te comienzas a justificar y dices cosas como yo quiero mucho a la Obra, es simplemente un cambio de circunstancias, encomienda, etc. Mira. En la vida real no tienes que dar razones a nadie y al 95% de las personas les da exactamente igual que hayas dejado el Opus Dei. Si no, piensa tú cuánto tiempo tardas en olvidar el dolor de una persona cercana que ha roto una relación… ¡tres cuartos de hora!... pues con lo tuyo, igual: no eres distinta a nadie, no eres una semidiosa… eras una persona que está a punto de cambiar el rumbo de su vida y tienes miedo. Tampoco es para tanto, ¿no?

Aunque leas en la web muchas cosas sobre pastillas, depresiones, enfermedades mentales, etc. De verdad, aunque asusta bastante, te tengo que decir que en mi caso y en el de muchos no es así. Y tampoco lo tiene que ser en el tuyo. Soy un chico normal que está comenzando a vivir una aventura maravillosa, real… y con los pies en el suelo… al igual que tú…

Espero que estas letras te sirvan para algo. Si quieres te brindo mi experiencia y mi consejo. Sólo tienes que pedirle a Agustina que te pase mi correo electrónico y estamos en contacto. Espero de todo corazón que todo te vaya estupendamente.




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