De condenas y amenazas

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Por Como-nueva, 7.07.2023


En el último programa del viernes 30 de junio en el canal de YouTube de AGORA QUANTICA a partir del minuto 44 y hasta el 51 aproximadamente, Guillermina habla de que en el Opus el tema de cuando un numerario(a) se va del centro no se dice ya en el Opus que sea motivo de pecado mortal, que eso era algo que aplicaba cuando la Obra era Instituto secular pero que desde el año 1982 ya no tiene vigencia...

Guillermina, yo llegué al Opus en el año 1985 y lo que siempre escuché en los medios de formación era que si te ibas sin la dispensa estabas en pecado mortal. Y no creo hayan sido casos aislados de directoras con desconocimiento del derecho canónico como tú dices, o la tradición oral transmitida equívocamente. Lo leí y estudié religiosamente en el Catecismo de la Obra que estudiaba los domingos por la tarde en el centro de estudios, y cada año en los cursos anuales.

De mis apuntes que tengo, porque también di clases del catecismo del opus, en el apartado de SALIDA Y DIMISION dice (o decía pues ya no se en que versión vayan) lo siguiente (las negritas son mías):

  • El miembro de la Obra que se separara ilegítimamente del Centro, quedaría obligado a reintegrarse inmediatamente a su Centro; incurriría ipso facto en la privación de su cargo, si lo tenía en la Obra; y, mientras no obtuviera dispensa, no quedaría libre de sus obligaciones.
  • Si se tratara de un miembro de la Obra que hubiera hecho la Fidelidad'' y pretendiera de ese modo romper su vinculación con el Opus Dei, incurriría, además, en la privación de todos los privilegios espirituales y se le podrían imponer otras penas proporcionadas a la culpa; y, aunque volviera carecería además de voz activa y pasiva ad natum Patris.

Y más adelante en el mismo Catecismo decía:

  • El miembro de la Obra que abandonase su vocación, durante el tiempo para el cual había hecho la Oblación, o después de haber hecho la Fidelidad, sin haber obtenido la dispensa necesaria, pecaría mortalmente, por la infracción consciente de un compromiso moral en materia grave.

Yo cuando tomé la decisión de largarme hablé con el vicario secretario de la región de México (RF), no me dijo que estaba en pecado mortal textualmente, pero todos sabemos que hay modos de decir las cosas, tonos empáticos o amenazantes y lo que sí me dijo fue, en resumen:

  • El que más se va a alegrar que no sigas con tu vocación es el demonio. No hagas una cosa de la que te puedes arrepentir.
  • ¿Te das cuenta que romper una historia y empezar una nueva experiencia no es fácil? Y luego el chantaje: ¿Te das cuenta del dolor que vas a ocasionar a tanta gente de la obra, a tus padres?
  • No te digo que te vayas a condenar, pero sí que es más fácil ser santa como numeraria que no siéndolo.
  • Cuando llegues al cielo ¿crees que el señor y la Virgen te van a decir que hiciste muy bien en dejar la Obra en aquel año XXX?
  • Déjame verlo con las directoras antes de que te vayas en un avión como una criada porque ahorita, por mucho que te diga que estás locas por tirar todo por la borda, no me vas a escuchar.

Si ya tenía la decisión tomada, estos “motivos tan sobrenaturales” no hicieron más que confirmarme que mi decisión era la correcta. Cuando le conté todo esto al sacerdote de mi centro me dijo: estás en un punto de elección en el que te puedes arrepentir de irte pero también de quedarte.

Lo que sí puedo afirmar es que no me he arrepentido ni un solo día de haberme ido, que no conozco a nadie al día de hoy que se haya ido del opus que quiera volver. Recuerdo en la última conversación con la directora de la asesoría, cuando me buscó para ofrecerme enviarme al país o ciudad que yo quisiera, tratando de convencerme de no irme. Le hice saber que era una decisión pensada y tomada pero le dije: si me dices una sola persona arrepentida de haberse ido con la que pueda dialogar para escuchar sus motivos, lo pienso. Ella misma me dijo que no conocía a ninguna.

Finalmente agradecer infinitamente la denuncia presentada en la Nunciatura apostólica de Madrid y todo el trabajo detrás de ello: a Antonio y Carmen Charo que la presentaron, a todos aquellos que junto con ellos trabajaron en la misma e hicieron posible. Quizá convenga trasmitirle al Opus la metodología para trabajar eficazmente con personas de todo el mundo y llegar a acuerdos comunes, a diferencia de las conclusiones de un Congreso del que se sigue sin conclusiones ni noticias.



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