El discernimiento vocacional en los textos de San Josemaría Escrivá: Difference between revisions

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Latest revision as of 09:07, 21 March 2022

Por E.B.E., 18 de marzo de 2022


Si tradicionalmente la idea dominante en el Opus Dei era pasar ocultos (no hablar con los extraños, pues no nos iban a entender) ahora la idea pareciera ser diluirse en el mundo eclesiástico de las demás organizaciones religiosas, parecer una más, camuflarse de normalidad y evitar toda singularidad negativa propia del Opus Dei.

Algo así como decir: no sé quién es ese ni lo reconozco, no sé de qué me habla usted, a mí háblenme de discernimiento que de proselitismo no entiendo nada, no sé qué significa ni nunca lo he practicado...

En la web del Opus Dei llamada Romana se ha publicado un artículo que se titula: «El descubrimiento de la vocación, reflexiones sobre la vocación y el discernimiento a partir de las enseñanzas de san Josemaría» (cuya lectura puede llevar 55 minutos). Allí el autor intenta explicar por qué Escrivá nunca usó la palabra discernimiento para referirse al proceso interior de descubrir la propia vocación. Intenta salvar a Escrivá del aprieto y presentarlo -además- como un promotor del descubrimiento vocacional. Cita los tres únicos textos -que encontró el autor- donde Escrivá habla de discernimiento (que aparecen en Conversaciones) y en ningún caso se refiere a la vocación.

«Como veremos más adelante, el fundador del Opus Dei empleó pocas veces el término “discernimiento” en este contexto.»

No sólo que Escrivá no habla del discernimiento vocacional en sus obras publicadas en vida, tampoco habla de ello en los documentos internos ni en sus cartas (al menos los publicados en Opuslibros y en Opus-Info), por la sencilla razón de que los candidatos a la vocación nunca han sido los que disciernen si no los directores. Lo correcto hubiera sido decir:

«Como veremos más adelante, el fundador del Opus Dei NO empleó NUNCA el término “discernimiento” en este contexto.»

El autor trata de obtener peras del olmo.

La palabra discernimiento aparece en los Vademecums, por ejemplo, pero para referirse a los directores. Vale la pena repetirlo: en el Opus Dei son los directores los que disciernen, no el candidato:

«Especial responsabilidad compete a los Directores en la formación de las nuevas vocaciones. Todo en este punto es primordial: desde el discernimiento de los signos de idoneidad para formar parte del Opus Dei, a la constancia y puntualidad con que se ha de dar la formación inicial» (Vademecum de los Consejos Locales, Roma, 1987, Nota introductoria, el subrayado no es del original).

Sin embargo, ahora parece que es al revés: se reconoce el derecho de la persona a discernir. Según el artículo de Romana,

«el protagonista del discernimiento ya no es el animador vocacional o el director espiritual, sino el propio sujeto, aunque sin duda necesite consejo»

Curioso que diga ya no es, lo cual tácitamente reconoce que alguna vez lo fue. Bueno, pues bien, ya no es.

De todas formas, el autor parece hacer honor a la doctrina de Escrivá, del «conceder sin ceder, con ánimo de recuperar», porque termina justificando -mediante el término "discernimiento eclesial", que no tiene nada que ver con un sínodo de obispos- la intromisión en el proceso de discernimiento por parte de quienes tengan funciones de gobierno. Flaco favor le ha hecho el autor al Opus Dei en el esfuerzo que han puestos los prelados Echevarría y Ocariz por explicar que el gobierno y la dirección espiritual no se mezclan en la prelatura. Es lo de siempre, el Opus Dei concede y concede, pero al final recupera lo concedido, no puede con su genética:

«Sobre el discernimiento podemos preguntarnos qué aspectos hay que discernir o quién debe discernir. Aquí nos centramos en el qué del discernimiento. Pero conviene también tener en cuenta el quién: sobre todo debe discernir el sujeto interesado y protagonista, lo que se puede llamar discernimiento personal. Pero también es necesario el discernimiento que podríamos llamar eclesial, sea tanto de la ayuda que la Iglesia presta al sujeto a través de la dirección o acompañamiento espiritual, como de la ayuda que presta con la función de gobierno para discernir la idoneidad o no del candidato a una vocación específica» (nota 45, el subrayado no es del original).

En vistas al 19 de marzo, quienes tengan que renovar su vocación bien pueden seguir ese sano consejos, discernir por cuenta propia, en su conciencia, sin que se entrometa el director o la directora y sin dudas pidiendo consejo, especialmente a gente que no forme parte de la cadena de mandos del Opus Dei ni tampoco sus sacerdotes, porque lejos de facilitar el proceso, lo entorpecen con sus entrometimientos.

Lo mejor es -paradójicamente- acudir al mal pastor:

«Todos mis hijos tienen libertad para confesarse con cualquier sacerdote aprobado por el Ordinario, y no está obligado a decir a los Directores de la Obra que lo ha hecho. ¿Uno que haga esto peca? ¡No! ¿Tiene buen espíritu? ¡No! Está en camino de escuchar la voz del mal pastor» (Escrivá, meditación “El Buen Pastor”, 12-III-1961)

Me pregunto qué opinará el obispo de la diócesis de cada uno de esta doctrina tan particular de Escrivá. Oiga señor obispo, debo decirle que usted para mí es un mal pastor… a ver la cara que pone…



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