Cuadernos de Ruedo Ibérico/Banco Popular Español

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Nota publicada en Cuadernos de Ruedo Ibérico, 3, 1965.

Firma C.E. pseudónimo de Ramón Viladas


Pública y notoriamente, el banco Popular español pertenece al Opus Dei. Si la lista de sus consejeros y de sus directores no fuese bastante elocuente, bastaría observar el espectacular desarrollo de esta entidad bancaria desde 1957, momento en que fueron designados ministros Navarro Rubio (ex consejero delegado del Banco Popular Español y supernumerario) y Ullastres (numerario), amen de algunos subsecretarios y directores generales también pertenecientes al Opus.

En manos ya del grupo que lo posee actualmente, hace unos años el Banco Popular Español adquirió el control del Banco Atlántico. La llamada ley de expansión bancaria, promulgada por Navarro Rubio cuando era ministro de Hacienda, concedía a los actuales Bancos de depósito la posibilidad condicionada por una serie de factores cuya apreciación se dejaba al ministerio de Hacienda: necesidad del servicio bancario, volumen de cuentas corrientes, etc. Una de las condiciones impuestas por el ministerio de Hacienda a los Bancos que desean abrir nuevas oficinas es que no dependan de otro Banco, es decir, que no estén bajo el control de otra entidad bancaria.

Conocedor –como nadie- de esta limitación impuesta a los Bancos, el Banco Popular Español, que tenía mucho interés en que el Banco Atlántico abriera nuevas oficinas, decidió transferir las acciones que de este último poseía, para que al solicitar la apertura de aquellas nuevas oficinas no apareciese el Banco Atlántico bajo el control del Banco Popular Español.

¿A quién cedió el paquete de acciones? ¿A otro grupo financiero? No. La cesión benefició a Casimiro Molins, joven industrial barcelonés, cuñado de López Rodó (supernumerario y futuro “primer ministro” de Franco). Hecha la ley, hecha la trampa. El Banco Atlántico ha podido abrir nuevas oficinas y seguir tan estrechamente vinculado al Banco Popular como antes, aunque sea por persona interpuesta.

Cuando algunos banqueros distinguidos cuentan esta historia, no disimulan su mal humor, aunque le añadan la sal y la pimienta de otras anécdotas menos sabrosas.

Esta anécdota circula en la esfera discreta del mundo de las finanzas. Pero son tantas las que se cuentan respecto al Opus Dei que el lenguaje popular ha acuñado para esta institución político-religiosa un lema que quedará sin duda como definitivo: “Imitar a Cristo para vivir como Dios.”