"Ser de casa": la manipulación en la Opus a través del lenguaje

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Por Aragorn, 28/03/2014


Desde que entramos en la Opus se nos inculcó un lenguaje peculiar, una terminología específica que se adecua a la forma de vivir dentro de la Cosa. Como sucede en todas las sectas, los cambios comienzan con el lenguaje. Los términos habituales son súbitamente reemplazados. Ya no se habla de los padres, sino de la “familia de sangre”, ni de hacer algo mal, sino de “haber irrogado un mal cierto a la Obra”; hacerse amigo de otro miembro es exhibir una “amistad particular” y cometer pecados de impureza se camufla con el eufemismo “tener dificultades en la lucha”. Todo lo que es acción, valor, rito y gesto en la Opus contiene una terminología propia.

Generalmente las sectas acaban elaborando sus propios diccionarios, un lenguaje específico que solo ellos entienden. Así, sus dirigentes cargan de un contenido intensamente emocional algunos términos, lo cual les ayuda a manipular mejor a sus miembros. Durante décadas, en la Opus existe una terminología profundamente implantada acerca de la estructura y funcionamiento de la institución: consejos locales, consiliarios, delegaciones, vocales, centros, apeaderos, planes apostólicos, sostenimiento de labores, obras corporativas, labores personales y un larguísimo etcétera. La terminología abarca todos los aspectos de la persona, su “plan de vida”: día de guardia, gasto superfluo, cuenta de gastos, hoja de normas, minuto heroico, confidencia, preces, plan apostólico diario, etc. Está claro: toda secta se siente más cohesionada si tiene un lenguaje común.

Poco a poco, casi sin advertirlo, el miembro de la Opus va perdiendo su propia identidad, conforme asume la carga ideológica unida al lenguaje propio de la institución/secta. De forma que la Opus –y no él o ella- es quien habla a través de esa jerga plagada de palabras y frases hechas que reflejan una cosmovisión opusina en su vida.

Es el caso de la terminología que desde que uno entra en la Opus se le va inculcando de modo gradual, hasta que la hace suya. Una vez más, se muestra la incongruencia entre los postulados del Opus (“Somos cristianos en medio del mundo”) y la realidad: se trata de un grupúsculo cerrado con sus propias normas, jerga y valores. Desde el mismo término usado para incorporarse a la secta, “pitar”, y sus variantes: ser “pitable” (estar próximo a ser captado), la “lista de pitables” (una relación de futuras víctimas de la captación) y cuando uno se sale, “despitar”. Uno de los modos de hablar más sutiles es la expresión “ser de casa”, que equivale a formar parte de la secta. Alguien es “muy de casa” cuando se muestra identificado con los postulados de la organización; a una persona hay que “meterla en casa”, es decir, procurar que vaya aceptando la ideología opusina; y si se marcha de la secta, uno simplemente “deja de ser de casa”.

Ese “lenguaje cargado” va creando pequeños cubículos en la mente y toda la realidad se filtra a través de ellos. Cuando el ex miembro logre eliminar la jerga de la secta que tenía en la mente, será capaz de volver a mirar al mundo sin tener que utilizar las “gafas” del grupo. Sustituir el lenguaje de la secta por el lenguaje real suele acelerar la recuperación total de la persona. Cuanto más rápido el ex miembro recupere las palabras y su significado real, más deprisa se recuperará.

Información útil:

Olga Juárez, Mónica Cortés y Olga Mussons (2006) Técnicas de manipulación psicológica (TMP) Programa de Prevención, Atenció e Investigació de Socioaddiccions.





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