Del respeto a todos y el cariño de verdad

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Por Isabel Nath, 23.02.2005


Hola a todos, amigos y menos amigos (Pedro Juan si estas ahí ´por casualidad´, y compañía….)

Vengo escribiendo cosas más o menos acertadas en esta página desde hace algunas semanas, y por mi forma de hablar (y de tener que hacerlo sin sonido) he dado lugar en ocasiones a algunas ´movidas´. Antes de entrar en detalles quiero que vaya por delante que lo que voy a decir será muy claro pero que lo digo con grandísimo respeto a los que sin duda discrepareis y que no me mueve ningún ánimo de entrar en polémicas ni en discusiones personales con nadie...

Estoy en un punto de mi vida en el que mi paso por el opus dei se convirtió hace ya mucho tiempo en una anécdota. No quiero decir que no sufriese estando allí o cuando me echaron. Claro que sufrí. Y una grandísima mayoría de las cosas que contáis las reconozco como ciertas porque las he sufrido en mi persona o en las personas de las que vivían conmigo, o porque las he oído contar a amigos que las sufrieron cuando estaban allí y de los que me fío casi tanto como de mí misma. Otras gracias a Dios no… Pero tuve la suerte de salir muy bien del tropezón, me levanté con gracia y salero, no me hicieron mucho caso gracias a Dios (a lo mejor porque yo tampoco les hice mucho caso a ellos), y seguí viviendo con gran alegría y paz en el alma. Yo no pienso que hiciese una imbecilidad al hacerme del opus dei en contra de lo que recientemente opinaba alguien en esta página. Yo tome una decisión equivocada pero lo hice con la mayor rectitud de intención, y sé que Dios, esté donde esté y se llame como se llame, sabe que Isabel con 15 años tuvo el valor de darle la vida entera, con dos narices. ¿Es eso imbécil?. Quizás en el caso de algunos sí, lo desconozco, pero en el mío y en el de muchos otros me consta que no.

El escrito de Aquilina del pasado día 20 me parece sencillamente brillante, tanto por los argumentos que defiende, como por la elegancia y moderación con que lo hace. Seguramente también contribuye a que me parezca tan brillante el hecho de que piensa como yo, para qué nos vamos a engañar… Aquilina, desde aquí te agradezco el esfuerzo que sin duda has hecho para sintetizar y dar forma a tantas ideas en tan poco espacio. Nunca había leído escrita por otra persona mi propia forma de pensar. Yo, con tu permiso, añado mi firma a la tuya al final de tu escrito.

A partir de aquí, todo lo que viene a continuación hace referencia básicamente a lo que dice Ana Azanza en sus colaboraciones de los días 18 y 21, colaboraciones que personalmente me parecen muy desafortunadas.

Dice que no piensa admitir que en el opus dei hay autentica caridad por nadie porque no hay libertad. Me remito a lo que dice Aquilina, que la caridad puede estar viciada y no ser plena, pero tanto como que no hay… Yo la verdad al leer esto me preguntaba Ana, con qué derecho vas a recriminar a los Pedro Juanes de turno que respeten lo que nosotros contamos como cierto que hemos vivido si tú no lo haces. Me explico. Yo afirmo que dentro del opus dei sí hay autentica caridad, por supuesto que la hay. ´Caridad auténtica´ como opuesta a ´mero formalismo´, aunque también lo haya y mucho. Y lo digo con la certeza que me da el haber sido del opus dei y el haber practicado esa caridad estando dentro en innumerables ocasiones. Esta certeza de lo que yo he vivido, sumada a la certeza de que soy una mujer bastante normal, me hace pensar que es muy posible que si yo lo he hecho haya otros muchos y muchas que también lo hayan hecho o lo sigan haciendo. Con esta afirmación solo quiero hacer ver que el respeto que con todo derecho pedimos para nuestras vivencias y opiniones debemos darlo a las vivencias y opiniones de los demás, aunque los demás sean del opus dei o aunque dichas vivencias nos pongan los pelos tiesos.

Yo pité un 14 de febrero de 1980 en Valencia. No me hice del opus dei para hacer carrera, ni para comer caliente, ni para nada de nada más que para hacer la obra de Dios siendo yo misma opus dei. A mí personalmente eso me parece de lo más noble y honesto. Mi decisión no fue libre porque me ocultaron deliberadamente información, pero mi voluntad estaba bien segura de que quería entregarse a Dios de esa forma.

Fui algo más de dos años adscrita en Valencia y luego me mandaron a hacer el centro de estudios a Granada, so pretexto de alejarme de mi madre que me influía negativamente (¿????!!!&&&$$$%%%....). Después del centro de estudios estuve otro año viviendo en Granada en un centro de universitarias hasta que a principios de junio decidieron que mejor me iba, y tal… (muy delicadas, por cierto, justo antes de los exámenes finales, qué detallazo…).

Durante estos 5 años viví en dos centros y fui adscrita en otros dos. Traté con muchas personas del opus dei, de las cuales algunas me parecieron estupendas, otras mediocres, y algunas insufribles. Alguien puede pensar que eso es de esperar, porque en una distribución normal de la población (con la ya famosa curva de Gauss), debe haber de todo; pero no, aquí había una singular desproporción de las insufribles, creedme por favor. Ahora, a algunas de esas insufribles he tenido la oportunidad de tratarlas fuera ya ellas y yo del opus dei y parecían personas diferentes, con una talla humana por encima de la media y por supuesto por encima de la mía, lo que quiere decir que seguramente era la situación vital que tenían la que las convertía en insufribles. Quizás yo misma era la insufrible, y no ellas…!. A algunas las vi tratar a sus hermanas (olvídate de las que no lo eran) de forma contraria a la más elemental caridad cristiana, o incluso a la más elemental caridad. A otras las vi tratar a todo el mundo con exquisita delicadeza y cariño de verdad. De esas últimas, algunas lo dejaron y otras siguen dentro.

Yo me hice del opus dei para cumplir la voluntad de Dios. Con todos mis defectos y por supuesto con todas mis virtudes, intentaba hacer las cosas lo mejor posible de acuerdo con el espíritu que pensaba era la voluntad de Dios para mí. Al principio totalmente constreñida y perdida en el mundo sin fin de las praxis del opus dei, que no te dejan hacer casi nada según tu propio criterio. En el centro de estudios y en adelante con mucha más flexibilidad, porque inconscientemente me di cuenta de que si no se hacía así, un poco saltándote las praxis, era imposible respirar allí dentro. Pero tened la certeza de que siempre, siempre, siempre, cuando hice algo bueno por alguien lo hice de corazón. Igual que antes de ser del opus dei, e igual que después de serlo. Es evidente que preguntarle a alguien si quiere el café con azúcar o sin, y creerte que eres la bomba de buenacita es una chorrada. Pero esforzarte en poner el café a las demás (lo que incluye preguntarles si quieren o no azúcar) y ofrecerlo por, no sé, tu amiga Periquita, o el examen de Física Cuántica de tu primo, no me parece que tenga nada de malo. Cada cual sabe qué tiene en su corazón cuando hace cada cosa de las millones de cosas que hacemos en la vida, y si yo, o cualquier otra persona, dice que lo hace con auténtica rectitud de intención y con auténtico cariño, nadie tiene el más mínimo derecho a ponerlo en tela de juicio. ¿No es eso lo que les decimos a los del opus dei que arremeten contra nosotros?. Pues como tú misma dices Ana, tenemos que enseñar con nuestro ejemplo.

Sin poder argumentar en profundidad la base filosófica del tema porque no sé tanto desgraciadamente, a mí me parece que el hecho de que nos dijesen la verdad a medias al entrar y de que dentro tuviésemos la capacidad de decisión muy mermada, no implica que no pudiésemos amar ni ejercer virtud alguna de verdad. (Por favor, alguien con más autoridad en el tema que diga algo al respecto). Qué quieres decir si no?, que todas las cosas buenas que sin duda hicimos siendo del opus dei no tienen valor alguno porque no éramos libres estando allí?. Claro que hay caridad de verdad en el opus dei; también hay muchísima hipocresía y formalismo, eso es cierto. Pero no podemos hacer como ellos, que sólo dicen lo que les interesa; hay que decirlo todo, to-do to-di-to to-do. Aunque a alguno parece que le molesta y bastante que pueda haber alguien bueno y virtuosos dentro y asume que si lo hay necesariamente acabará fuera. A mi, con todos los respetos a los que lo piensan, eso me parece un error de mucho bulto.

Respecto a la libertad de seguir en el opus dei. Por lo que yo sé, hay muchas personas en el opus dei que ni se les pasa que pueda estar ocurriendo algunas de las cosas que se relatan en esta web, y de cuya veracidad no dudo lo más mínimo. Algunos las intuyen y miran hacia otro lado, pero muchos ni se las huelen. Están en el opus dei porque están convencidos de que es la voluntad de Dios. No se plantean que nadie les esté comiendo el tarro para quedarse, ni si tendrán el fuego eterno o no en caso de marcharse, porque sencillamente no se plantean marcharse. Y no porque no sepan a donde ir, sino porque están bien donde están. Es cierto que si sus experiencias fuesen como algunas de las que se leen en esta página, seguramente sí se lo plantearían, pero de hecho no lo son. ¿Cómo estoy tan segura de esto?. Fácil, yo pensaba así. Había muchas cosas que me hacían sufrir o que me costaban, pero también las hay ahora, que hace 20 años que estoy fuera. Claro que no veía las cosas como las veo ahora, y no sabía que el 80% de ese sufrimiento era consecuencia de la estulticia de muchas directoras y por lo tanto innecesario… Pero es que ahora, seguramente un elevado porcentaje de mi sufrimiento depende de los defectos concretos de personas concretas y de las faltas concretas de esas u otras personas también muy concretas. Como el sufrimiento de ellas dependerá en ocasiones de mis faltas y mis defectos.

Luego me echaron así sin más (bueno sin más no, yo hacía un par de semanas que había denunciado una cosa que me parecía gravísima, y ese fue el premio que recibió mi honestidad) y me ocurrió lo siguiente: por un lado lancé un suspiro interno de alivio grandísimo, porque de repente me di cuenta de lo oprimida que me encontraba (ya he dicho antes que la necesidad de flexibilizar mi conducta fue en el subconsciente, en el sentido de que nunca lo verbalicé ni lo razoné, sencillamente lo intuí y lo hice). Por otro, me quedé helada, porque en mi ingenuidad no entendía cómo era posible que durante 5 años hubiese estado haciendo tantos esfuerzos para proteger aquella llamada divina…. que de repente no existía!. Y ahora qué….???. Pues ya dije que tuve suerte: suerte de tener la familia que tengo, suerte de tener la educación que tengo (parte de la cual recibí en un colegio del opus dei), suerte de tener la forma de ser que tengo, muuuy descomplicada y muuuuy transparente. De repente todo se me hizo evidente y empezaron a cuadrarme las cosas. ´Aaaah, o seaaa…, que cuando me dijeron que tenia vocación y si no la veía tenía que dar un salto al vacío, y yo realmente no la veía….era porque efectivamente no la tenía…!!´. Y así con todo. Y digo de repente porque es que fue de repente, como cuando empujas una ficha del dominó y van cayendo todas una detrás de la otra, formando al final un bonito dibujo…?. Pues así. (Eso fue un regalo de Dios, yo no hice nada, eh?).

A lo mejor a alguien le entran ganas de preguntar cual fue el truco para conseguir salir del trauma tan suavemente. Para ellos (seguuuro que hay alguno) la respuesta es que no miré hacia atrás con rencor y/o resentimiento aunque tenía motivos para hacerlo, sino que empleé todas mis energías que eran muchas en mirar hacia delante y vivir construyendo. Como dice Aquilina, quien soy yo para juzgar nada?. La vida antes, durante, y después del opus dei me ha enseñado que a pesar de creer tener toda la información cuando juzgas a alguien, tienes muchas posibilidades de que te falte aunque sea un solo dato que cambia el sentido de tu juicio, o al menos lo atenúa. Seguramente por eso Dios ha previsto ser Él el que juzgue…..

Lo anteriormente expuesto no quiere decir que me parezca mal que se hable o discuta de las experiencias vividas en el opus dei, ni que me parezca mal que se denuncie lo que se hace mal, ni quiere restar importancia o credibilidad a las situaciones espantosas vividas por muchos de vosotros, ni pretende cerrar los ojos al peligro que supone el sistema proselitista del opus dei para muchos jóvenes y menos jóvenes. No. Si pensase una sola de estas cosas no estaría aquí perdiendo mi valioso tiempo, ni contestaría e-mails personales, ni escribiría rollos de este porte: pasaría. Pero como veis no lo hago.

La inmensa mayoría de los que escribimos en esta web o al menos la leemos hemos pertenecido durante más o menos tiempo al opus dei. Y a mí me parece que eso a veces se nos ´olvida´, aunque pueda sonar fuerte siquiera el leerlo. Pero se nos olvida. Porque hablamos de la gente del opus dei como si fuesen alienígenas, cuando todos nosotros hemos sido parte de esa gente hace más o menos tiempo. O es que hay alguien que vaya a admitir que todo lo que hacía en el opus dei era puro formalismo?, que no hacía nada por auténtica caridad?, que no decidía libremente si ponía el puñetero café o no lo ponía?. Yo cuando leo vuestras vivencias en el opus dei tengo la sensación de leer las vivencias de unas buenas personas, honestas, generosas y comprometidas, y me cuesta muchísimo creer que en el fondo fueseis todos unos falsos y unos hipócritas dejándoos llevar por formalismos continuamente.

Yo no sé el resto porque que yo sepa no coincidí con nadie de los más asiduos estando dentro, pero yo puedo afirmar que me movía la mejor de las intenciones estando allí, y que allí hacía las cosas de forma muy parecida a como las hago ahora. Seguramente por eso me echaron, claro, el chiste es demasiado fácil, vale, reíros un poco… Lo que quiero decir, es que la persona más o menos estupenda que soy ahora, y la persona más o menos insufrible que soy ahora, porque todos, dentro y fuera del opus dei tenemos nuestras luces y nuestras sombras, es la misma que era numeraria. Ha cambiado por supuesto, como todo el mundo cambia, aunque no haya sido del opus dei. El paso de los años nos lleva a cometer errores, a levantarnos, a aprender… En uno de mis primeros escritos tuve un pequeño encontronazo con Ana Azanza porque yo negaba lo que ella decía, a saber que los que hemos sido del opus dei somos gente con un perfil humano muy alto, que nos hizo ´merecedores´ del título de pitables. Yo decía (está en la web para verse) que los que hemos sido del opus dei somos gente completamente normal e igual a la que nunca ha sido del opus dei. Los habrá de muy listos y de menos listos, de buenos y de menos buenos, tanto dentro como fuera. Ahora dice Ana que ´no comparto contigo (Aquilina) que lo que dicen hacia afuera sea convincente. No, por el motivo de que si me estás hablando de ser mejor, empieza por serlo. Ellos no son mejor que nadie. Acabemos con ese mito por favor´. Por mí vale, pero a ver si nos aclaramos…

A mí en mi casa me enseñaron una serie de cosas que coincidían con lo que me enseñaban en el colegio (del opus) y en el centro luego. Y mis padres no eran del opus dei (mi padre se hizo mucho después que yo). O sea que coincido con Aquilina en que sí venden hacia fuera una imagen atractiva que no tienen en exclusiva aunque afirmen lo contrario. No hay tantos miles de personas imbéciles de atar, si no hubiese nada de atractivo nadie pitaría!!. Pero mi problema realmente fue que en el opus dei no coincidía para nada la teoría y la practica. Te enseñaban que había que hacer una cosa y luego hacían lo contrario. Es más, pretendían que tú también lo hicieses. Era una esquizofrenia absoluta y yo me rebotaba, y como encima cada cual es como es, iba y lo decía, y como quería vivir bien el espíritu del opus dei que suponía era la voluntad de Dios para mí, lo decía ´por el cauce reglamentario´, llámese charla. Y así me iba claro .

Yo he sido la misma persona cuando era del opus dei y luego. Qué me hace entonces ahora tan valiosa y digna de credibilidad?. ¿Qué le quita la credibilidad a una persona? ; ¿el hecho de ser del opus dei?; ¿la recupera al salir?. A mi me parece que estas y similares preguntas deberíamos también hacérnoslas, aunque soy consciente de que no todo el mundo puede hacérselas ahora mismo, depende de en qué punto esté la evolución personal de cada cual después de la experiencia traumática de pasar por el opus dei más o menos tiempo. Pero me parece que conviene mucho, porque ayuda a poner cada cosa en su sitio en lugar de darle simplemente la vuelta a la tortilla.

Dentro no me dejaban ser como yo era y por eso duré poco, porque mi forma de ser y vivir lo que me enseñaban no cuadraba con la de ellos. Yo no sé cuantas veces le serví el café a nadie la verdad, pero sí sé que no iba poniendo de vuelta y media a nadie. A nadie. Porque de mi corazón no salía eso, ni antes, ni durante, ni después de ser del opus dei. Cuando alguien me caía de pena, lo decía en la charla. Cuando eran cosas que me parecían tonterías, iba y lo hablaba con la implicada, y ya está. Así que los cafés que puse los puse con cariño y con caridad de verdad. Por qué debo suponer que fui la única que lo hizo?.

Lo que quiero decir es que a veces me parece que perdemos un poco la perspectiva de las cosas. Es cierto que hay un montón de incongruencias, de formalismos, de falta de libertad, de manipulación, de aplastamiento de sentimientos, de…cosas raras-rarísimas, pero como dice Aquilina, yo soy de la opinión de que en el opus dei hay personas estupendas, que están ahí porque realmente están convencidas de que es la voluntad de dios que lo hagan, y a pesar de sufrir, lo hacen. Que están equivocadas?, el tiempo lo dirá. Que las manipulan?, es posible. Que no son libres?, muchas no, por lo mismo que yo no lo fui, porque me faltaba mucha información, y sin un conocimiento real y pleno no puedes elegir con libertad. Pero eso no quita validez a sus buenas acciones, ni tuerce su rectitud de intención cuando la tienen, ni convierte sus buenas obras en malas. Y decir lo contrario me parece muy grave.

Dice Ana: “La caridad empieza por el respeto, nunca he sido respetada por la obra, ni antes de entrar, ni estando dentro ni siquiera una vez que me he marchado”.

Estoy de acuerdo en que la caridad empieza por el respeto, y me da mucha pena saber que tú y otras muchas personas no habéis sido respetadas en el opus dei o donde sea. Pero yo sí me he sentido respetada, antes no lo recuerdo la verdad, pero durante y después de mi paso por el opus dei sí. Lamento si os molesta escucharlo, pero es así. Quizás no por el opus dei como institución ni por muchos de sus miembros, pero sí por muchas personas con sus nombres y apellidos, a algunas de las cuales hoy llamo amigas. Que nadie se lleve a engaño, que yo no soy ni cooperadora, ni tengo síndrome de Estocolmo, ni nada de nada. Pero lo que cuento es rotundamente cierto y hay que tener también el valor de admitirlo. Yo en este caso no me siento respetada por Ana, y ninguna de las dos somos del opus dei, lo que quiere decir que el respeto no es exclusivo de un grupo o asociación de personas, sino que depende de cada cual, independientemente de si es Jesuita, numerario, o del Real Madrid.

Vuelvo a citar a Ana: “No hay vocación divina para ser opus, Dios no llama a nadie a pertenecer a esta institución. El parecido con una vivencia religiosa es eso un"parecido" lejano. Nadie en la Iglesia habla de vocación como lo hace el opus, como si realmente "Dios te ha creado, ha pensado en tí ante mundi constitutionem para ser de la Obra", eso son auténticas barbaridades teológicas impresentables”.

Pregunto: ¿Tú cómo sabes que no hay vocación al opus dei?, ¿igual que ellos sabían que yo sí la tenía…..?. ¿Cómo puedes hacer gala tú de la misma arrogancia que hacen ellos?. ¿Tú que sabes lo que Dios pone en el alma de cada persona?. Sabrás como mucho lo que pone en la tuya, pero de lo que pone en la mía te aseguro que ni te enteras. Ni tú, ni nadie que no sea yo misma. Y así pasa con cada cual. Respecto a si Dios pone en el alma de cada persona una llamada concreta desde que la crea, yo no puedo decirte ni que sí ni que no teológicamente argumentado, pero te puedo decir por ejemplo que tengo la certeza absoluta compartida con mi marido, de que Dios nos hizo el uno para el otro. ¿No es eso tener una llamada a algo concreto puesta ahí por Dios desde siempre?. ¿Quién tiene derecho a decir si eso es o no cierto fuera de mi marido y yo?. Pues en el opus dei, mal que te pese, igual. Cada persona sabe lo que Dios le dice en voz baja cuando reza de verdad, y cada persona tiene el mismo derecho a que todos los demás respetemos su decisión. No solo los que estamos fuera. Y no vale el argumento de que es que todos los que son del opus dei están engañados y no tienen libertad para seguir ahí, porque ni tu ni yo lo sabemos, solo ellos saben si les engañaron o no. Y afirmar con esa contundencia que la vocación al opus dei no existe me parece muy poco respetuoso. Puedes decir que ni tú, ni yo, ni muchos otros la teníamos y con engaños nos hipotecaron los mejores años de nuestras vidas y en algunos casos nos amargaron la existencia, pero son cosas distintas.

“(…) en una institución si no hay libertad ¿qué tipo de filosofía se puede hacer? prácticamente ninguna, la filosofía opus como todo tiene también su papel muy concreto: el adoctrinamiento”.

“Al opus dei no le interesa la filosofía per se, es demasiado complicado ser libre y pensar por cuenta propia (…)”.

“Lo que no les vamos a quitar es el bombo que se dan unos a otros, y el dinero que tienen para publicar todos los libros que les da la gana. Pero de ahí a que hagan algo valioso hay un trecho importante”.

Me parece fuera de lugar que digas que toda la filosofía que se hace dentro del opus dei no vale y que no hacen nada valioso, solo captación de ingenuos. Me pregunto que cara se les queda a los filósofos y a los que han escrito libros siendo del opus dei y hoy publican en esta web cuando leen estas cosas. No me parece que estés ejemplarizando mucho en el respeto a los demás, la verdad. Mira Ana, pienso que tienes razón cuando dices que en el opus dei hay mucha falta de libertad y que la falta de libertad invalida la decisión por ejemplo de pitar. Pero quitarle de golpe la libertad en general a todas las acciones realizadas por cualquier miembro del opus dei y por lo tanto su validez, es un desacierto absoluto. Yo sé de varias personas (decir muchas me parece excesivo) que han hecho estupenda filosofía siendo del opus dei. Y mientras iban viviendo su vida en el opus dei, han evolucionado y han visto las cosas de otra forma, o se han dado cuenta de que no les dejaban vivir según esa filosofía, o que lo que sea. Y han dejado el opus dei. Algunos de esos escritos los tenemos en una sección de la web con mucho éxito, o es que se nos olvida?; o es que no nos acordamos de que siendo del opus dei escribían lo mismo que escriben ahora que no lo son?. Por qué lo que escriben ahora nos parece estupendo y lo que escribían siendo del opus dei no?, si es lo mismo!.

Por último: “Todos lo hemos vivido igual: cuantas veces se nos hacían ver como defectos las cosas que sencillamente a ellos les molestaban, cuantas correcciones fraternas tan estúpidas hemos recibido y hemos hecho metidos en un mundo que no es el mundo”.

No Ana, si lees esta web con un mínimo detalle, veras que no todos lo hemos vivido igual. Si fuese así no habría las discrepancias que hay ni se montarían a veces las que se montan. Yo te digo en conciencia (quizás es porque estuve poco tiempo) que no tengo un recuerdo así muy exagerado de que todas mis cualidades ´molestas´ les pareciesen defectos. Seguramente me hicieron correcciones estúpidas, pero seguramente también me las hicieron acertadas. Yo, aunque parezca pedante así lo pienso y lo digo, no creo que hiciese muchas de estúpidas, porque era muy mía y por lo tanto poco dada a las chorradas oficiales, por lo que correcciones fraternas hacia pocas pero al centro de la diana. Así me fue, sí, ya lo sé… Pero repito que yo no soy la bomba, soy bastante normal, así que asumo que hubo y hay algunos otros como yo…

Para acabar, quiero decir que yo sí que aprendí muchas cosas buenas estando en el opus dei, como decía alguien algunas en positivo y otras en negativo, como idea clara de ´esto no lo quiero hacer yo nunca´. Pero eso mismo (aprender cosas buenas en positivo y en negativo) me pasa fuera del opus dei. En todas partes se aprende, en todas partes hay gente mejor y peor, en todas partes hay gente que se equivoca y acierta, y no es tarea de ninguno de nosotros juzgarla. Igual que pedimos que no nos juzguen.

Me encanta la canción del sin par Lluís Lach que cita Miguel Angel, así que la vuelvo a citar:

Diré adéu als amors / que m’han acompanyat,
tant se val si han sigut / ombra, llum, plany o goig,
que tots m’han ensenyat / l’art antic d’estimar.
Si tingués força al cos / tornaria a besar-los.

Qué más da donde se aprenden las cosas buenas?, lo que importa es que se aprendan.

Un saludo afectuoso a todos. Para Aquilina y Jacinto, además reverencia con sombrero quitado.



Original