Sobre los problemas psicológicos que se generan por vivir en estados de irrealidad

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Para los incrédulos respecto los daños psicológicos que se pueden sufrir cuando la Obra no es el "camino personal", me permito narrarles mi experiencia.

Después de 6 años como numeraria, estudiando, trabajando y desarrollando al 100 -con la mejor voluntad e ilusión- actividades propias de mi condición (apostolado, estudios, charlas, círculos, labores sociales, cine-clubs, etc.), caí en un estado de agotamiento que lindaba con la depresión.

El resultado: visita a la psiquiatra (por supuesto que de la Obra), y empastillamiento antes de caer deprimida en cama (como varias personas con las que viví en distintos centros).

¿Era sólo físico? No hay que olvidar que hay enfermedades psicosomáticas amigos, no hay que olvidarlo.

A los 3 meses (y con ayuda de allá Arriba -que no encuentro otra explicación), mandé al diablo las pastillas y la dependencia psiquiátrica (sólo me estaba haciendo adicta a los medicamentos). Y la solución no era esa. Con dormir mejor, y con tranquilizar mi estado interior (es decir, comenzar a pensar por mí misma y por tanto a actuar más conforme mi conciencia y cuerpo me lo pedían), salí del problema.

Mi verdadero problema era la ruptura interna entre tener que hacer lo que pensaba y meditaba en mi oración, V.S. cuestiones que me decían en la charla, y que sinceramente no comprendía y me causaba enormes conflictos vivir... y eso, a cualquiera, lo manda a la cama (o a la antesala del manicomio).

Ojalá esto sirva como un testimonio más, entre cientos, de la afectación psicológica que se puede causar a una persona cuando debe vivir en contra de su conciencia.

Sólo como dato "cultural", soy testigo directo de cuando menos 3 casos muy serios de depresión de gente de "Casa" con la que conviví estrechamente. Y me enteré por terceros de otros tantos casos. ¿Casualidad... o ahora me saldrán con el sofístico argumento de que "todo el mundo" se enferma? De ser así, espero al menos que las "causas" no sean tan desgastantes y traumáticas como las de confundir cuestiones humanas con divinas.


CL


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