Sobre el 2 de octubre

From Opus-Info
Jump to navigation Jump to search

Por Otaluto, 1.03.2006


Es muy interesante el último envío de PSX sobre las contradicciones implícitas en la “visión” del 2 de octubre. También el escrito de E.B.E.De fines y de medios” contiene un párrafo importante sobre el tema. Hace tiempo que el tema me da vueltas en la cabeza a mi también.

No soy un experto en historia de la Iglesia ni de sus santos, pero entiendo que existen fuertes evidencias de que Dios ha inspirado a determinadas personas a realizar determinadas obras en su servicio. Es un hecho extraordinario pero no tan infrecuente, y en esto la obra no sería una excepción. En algunos casos se cuenta que ha habido mociones interiores muy explicitas sobre la tarea que debía realizarse. Tampoco en esto la obra se destaca. En lo que sí se diferencia la obra es que en el resto de los casos, la obra realizada fue claramente humana...

Quizás la inspiración a hacer fuera divina, pero lo hecho por los hombres permaneció siempre un hecho humano, resultado del libre uso de sus facultades. Procediendo como proceden los hombres, construyendo como construyen los hombres, con dudas y vacilaciones, andando y desandando camino, por ensayo y error, entre el entusiasmo y el desaliento, con caídas y fracasos, con errores. En una palabra, Dios pide, pero el resto está en nuestras manos. Dios no da garantías de éxito para ninguna empresa, aunque sea El mismo quien lo haya pedido. De este modo, conocemos solamente las empresas o instituciones que han triunfado a lo largo del tiempo. No conocemos, sin embargo, aquellas que cayeron en el olvido.

Hubo una sola excepción a esta regla y fue tan única y excepcional que se transformó en el vértice de la historia. Hasta donde sabemos, hubo un solo caso en que Dios mismo tenía una voluntad especifica que no debía fallar y dicha voluntad se materializaba en la fundación de una Institución. Y cómo era lógico, Dios no delegó la tarea en ningún instrumento falible. Para que quedara claro que la obra era suya vino en persona a la tierra y se encargó personalmente del tema, valga la redundancia. Y por eso la Iglesia cuenta con la garantía de origen, y será siempre exitosa, aunque no de acuerdo con parámetros mundanos. Eso creemos los hijos de la Iglesia y es nuestra fe.

La fundación de la obra, tal como la explican sus miembros, goza de características similares a las de la Iglesia. Dios no inspiró simplemente al fundador para realizar una tarea, se la dio hecha. Dios se la “mostró”, ya que él la “vio”, y se la mostró terminada, hasta sus últimos detalles, incluyendo las personas que debían componerla. Cuando los miembros dicen que la obra “es de Dios”, no lo dicen en el sentido de que es algo bueno y todas las cosas buenas son de Dios. Ni siquiera porque el fundador tuvo una moción divina para fundarla. Sino que se dice en el mismo sentido en que el resto de los fieles decimos que la Iglesia es de Dios. En que fue querida como es por El mismo, que tiene Su sello, Su garantía de éxito. Esto constituye a mi juicio una blasfemia. Por ser una afirmación blasfema, se sigue por lógica, que la supuesta revelación ocurrida el 2 de octubre es falsa.

Pero voy a ir más allá. Podría sostenerse que el fundador, en buena fe, creyó haber tenido una revelación. O que era un megalómano o un loco, engañado por sus propias alucinaciones. Mi creencia personal es que se trata de un engaño liso y llano, de un fraude premeditado, con la participación de unos pocos o unos cuantos del circulo más intimo del fundador. Todos nos resistimos a creer esto, aunque sabemos interiormente que no puede ser de otro modo. No sólo lo señala la lógica más elemental (“si es blasfemo no puede ser cierto”), sino la evidencia más primaria y elemental de nuestro paso por la obra (en la obra se miente siempre, es como la obediencia).

Nuestra resistencia es natural, somos pecadores y como tales sabemos que mentir está mal. Nuestro sentido común ético nos dice que todo tiene un limite, que uno puede ir hasta cierto punto, doblar un poco las reglas, permitirse cierta flexibilidad, “transitar en los grises”, pero hay cosas que simplemente un ser humano no puede hacer. Pensamos que es imposible que alguien “normal” invente una historia así, engañando a miles de personas, a la Iglesia misma, y no tenga miedo de que pase algo (que lo parta un rayo divino, por ejemplo). Pero estos escrúpulos provienen de no haber entendido la ética peculiar de la obra: todo lo que se hace en beneficio de la obra es, por esto mismo, bueno. EBE lo explica de modo insuperable al decir que “el fin dignifica los medios”.

Sigamos el consejo del director a PSX y simplifiquemos: la historia del 2 de octubre es una vil mentira. ¿Qué duda cabe? Como toda mentira habrá comenzado de a poco, como el pescador que cada vez que cuenta su historia agranda el tamaño del pez. Quizás ese 2 de octubre se le ocurrió la idea de fundar algo, y ese algo fuera bueno para las almas, y por lo tanto sería querido por Dios. De ahí a decir que era “divino” había solo un paso. La historieta del 2 de octubre habrá impresionado a la audiencia, y debió ser repetida numerosas veces. Con el boca a boca se fue agrandando. El fundador no necesitaba decir mucho, sus hijos se encargaban de adornar la historia, pero lo fundamental era que se entendiera que él era la instancia ultima de decisión, el único que podía verdaderamente opinar con autoridad, que el resto estaban pintados. Y así cuando en la obra se dice “lo dijo nuestro padre” o “lo dejó escrito nuestro padre” o simplemente “está escrito”, la frase tiene igual categoría que las palabras del Evangelio, es materia de fe.

“Simplifiquemos”: la historia del 2 de octubre fue eficaz. Fue la herramienta para instaurar el gobierno vertical del fundador e imponer una unidad monolitica de criterio. Fundamentó tambien la disciplina interna, otorgando un poder especial a los directores, en tanto actuan en funcion delegada del padre, y promovió la obediencia ciega como única actitud posible de los dirigidos. También fue utilizado como el argumento más definitivo e incontestable para convencer a muchos de su vocación (¿cómo resistirse a un querer explicito de Dios?). En definitiva sirvió para “acercar muchas almas a Dios”, que es lo que verdaderamente importa. Quizás no sea una historia cierta, pero podría haberlo sido. En todo caso, merecía serlo, y por lo tanto, se la puede contar como cierta.


Original