Se acerca del 19 de marzo... ¡qué recuerdos!

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Por U2, 10.03.2006


Como se acerca el 19 de marzo, día en el que muchas personas del Opus tienen que renovar su vinculación con esta institución, y a tenor de algunas cosas expuestas aquí estos días con tal motivo, se me venían a la memoria los ataques de nervios y tiranteces que se producían por ello entre las Numerarias, las supernumerarias, las adscritas....

Ya bastante tiempo antes, se empieza a hablar en la charla sobre el tema, bien directa, bien tangencialmente: la necesidad de renovar, la perseverancia, Judas, en fin, toda la parafernalia que sea necesaria.

Antes del famoso día, hay que hacer el retiro mensual, con el fin de que toda la gente se prepare a renovar, yo diría, a cualquier precio. Como en el Opus hay de todo, las numerarias más pardillas, confiadas, sencillas, ingenuas, o comoquiera que se llamen, no se plantean no renovar. No sólo eso, sino que rezan para que toda la gente persevere, pues las han hecho creer firmemente que si alguien se va, pone en grave peligro la salvación eterna de su alma.

Las que no lo tienen tan claro, serán presionadas de forma inmisericorde, con charlas agotadoras, con todo tipo de argumentos más o menos sutiles, peregrinos, descabellados, racionales o simplemente surrealistas, para que renueven. Esto se hace incluso con las que están “en mal plan”, es decir, que teóricamente –y realmente- lo único que hacen es dar la lata a las directoras, a la persona con la que tienen que hablar, etc. Siempre constituyó un enigma para mí por qué se insistía tanto a esas personas para que se quedaran en el Opus Dei. Creo que la explicación la tienen, simplemente, los números. Si hay x miembros, que siga habiéndolos aunque no “aporten” nada positivo.

Cuando alguien argumenta que no tiene vocación, que ser del Opus no es lo suyo, o que “hasta aquí hemos llegado”, se arma un revuelo impresionante: hay que hablar con el cura, con la numeraria de turno, con la persona que te cae bien y a la que tanto quieres,(es decir, con la que sería una amistad particular, ahí sí que se permite), con alguien de la Delegación, incluso, para que esa persona que quiere dejarlo, desista de su propósito.

Al igual que cuando alguien lo va a dejar en otra fecha, se llegan a hacer lo que yo llamaría, “rendiciones parciales”, cosa que nunca entendí pues siempre creí que en la vocación el planteamiento era o todo o nada. Rendiciones del tipo: pues si esto te cuesta no lo hagas, pues si quieres, te cambias de centro, de persona para hacer la charla, y cosas similares que serían impensables si no hubiera de por medio la marcha de la Obra. Seguramente muchos sabéis a lo que me refiero, porque os ofrecieron esa versión light para que os quedarais, y vosotros, la verdad, no queríais ni esa ni la otra.

Cuántas presiones en estos días, oyendo “argumentos” para niños pequeños, como el de la casi segura condenación, el rejalgar, la tristeza de la vida llena de horrores que te esperan nada más poner el pie fuera... en fin, quedarte muriendo en vida, prolongando una agonía que se podía arrastrar durante años y años. ¡Qué poco hablar de la verdad de que Dios nos quiere felices donde nosotros libremente decidamos estar! (El Fundador decía que qué bien se estaba en el Opus Dei; yo digo que, la verdad, bien bien, se está fuera)

Y para muchos, cuántos lloros, noches sin dormir, sinsabores, esperas a la salida del colegio o del trabajo para seguir intentando convencerte....

En fin, recuerdos tristes de una triste institución para la que los números van antes que las personas y muchas veces, el fin justifica los medios.

Y conste que dentro- conocí muchas- hay personas muy muy buenas, que incluso hacen esto creyendo que hacen una cosa buena de cara a Dios. No seré yo quien las juzgue; nunca, y menos ahora, me he creído con capacidad para ello.

Para los que estén pensando salir, la paz de Dios, para los que están dentro felices, mi más sorprendida enhorabuena, para los que duden.... que, al menos, existan.

Con cariño, en cualquier caso, para unos y otros y los de más allá, un abrazo,

U2


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