Santa Coacción y santa discriminación

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Por E.B.E., 6.3.2006


Mi especial agradecimiento a Opuslibros por la publicación del Catecismo. Hacía tiempo que lo había leído y buscaba con interés dar con un fragmento particular.

Allí aparece una pregunta cuya respuesta es muy impactante, porque demuestra por partida doble la insensibilidad de la Obra: hacia los demás y desde el punto de vista de los demás.

O sea, no se dan cuenta los directivos de la prelatura de la barbaridad que están diciendo oficialmente. Tal es su “etnocentrismo” (“Tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades”, DRAE), por llamarlo de alguna manera. O tal vez no es que no se dan cuenta, simplemente están por encima del resto de la humanidad.

298. -Con este trabajo constante de proselitismo de los fieles del Opus Dei, ¿no se coacciona a las almas?

Con este trabajo constante de proselitismo de los fieles del Opus Dei, no se coacciona a las almas, porque se trata de una propuesta para vivir con plenitud una entrega que enriquece la libertad-, al conformar a cada uno con Jesucristo.

Además, en asunto tan importante, como es el de la vocación, no admiten coacciones más que los débiles mentales. Y ésos no sirven para la Obra.

No se trata de una idea que dijo un director en medio de una charla. Es el texto oficial del catecismo de la Obra, texto que ya existía en ediciones anteriores y no fue cambiado.

Se entiende la preocupación de la Obra porque “de estas cosas” no se hable “allá afuera”...

El concepto de utilidad (el binomio “sirve/no sirve”) está aplicado aquí en tu total despliegue obsceno. No deja lugar a dudas sobre lo que está mostrando e insinuando.

Y la utilidad está relacionada íntimamente con el interés.

Lo que no me sirve, no me interesa. Los débiles mentales no me sirven, por lo tanto los débiles mentales no me interesan.

Esto está diciendo la Obra en su catecismo.




No se trata de impunidad por parte de la Obra sino del conocido “complejo de superioridad” que tanto fomenta esa institución: quien diga que la Obra lo coacciona, es un débil mental, por no decir un imbécil. Es muy impresionante lo que dice ese texto.

De todos modos, es inevitable reconocer que para expresarse oficialmente de esa manera se necesita contar con un grado de impunidad considerable. En parte, esta impunidad se la da el secretismo y por eso es importante que estas cosas salgan a la luz.

Esa definición del catecismo tiene carácter de insulto –es decir, intención de degradar-, al decir que alguien es un débil mental por no pensar como la Obra piensa y lo ordena. Por otro lado, no es cierto que una persona con sus capacidades mentales completamente lúcidas no pueda ser coaccionada. Es mentira.

Y luego es un doble insulto hacia los débiles mentales, primero al decir que “sólo ellos” son “coaccionables”. Y segundo, por si quedaran dudas del contexto despectivo, a continuación el texto remata su sentido más profundo definiendo que “ésos no sirven” para la Obra, como si fueran un objeto. Es el sentido instrumental más descarnado.

Esa agresividad del texto del Catecismo deja traslucir la mala conciencia, ese «no querer saber que se sabe».

La Obra sabe que no está bien coaccionar, pero aún así lo hace y por eso reacciona agresivamente, saliendo al cruce de tales acusaciones, a las que le reconoce una entidad proporcional a la agresividad con la que ataca, acusaciones que no se detiene a analizar sino simplemente responder mediante la descalificación ad hominem (quienes acusan han de ser débiles mentales). Es una actitud mental muy paranoica la que da sentido a este tipo de razonamientos.

Usar a los débiles mentales para encubrir la coacción institucional sistemática, revela mucho de la Obra.




“No sirve” es un concepto excluyente. Como “no sirve para”, entonces no sirve para nada. A la Obra no les interesan los débiles mentales. Pero si le sirvieran, le interesarían. Por eso cuando le interesan, es porque de alguna manera le sirven.

La identidad más íntima de la Opus Dei se define a partir de sus intereses. La Obra es aquello que manifiesta en sus intereses.

Ciertamente en ese texto de su catecismo la Obra “usa” a los débiles mentales como recurso literario, porque para eso sí sirven y por eso sí le interesa acudir a la comparación. Los débiles mentales les sirven a la Obra para insultar a los que no piensan como ella.

Finalmente, no sé si alguno recuerda la intervención del actual prelado, cuando se refirió despectivamente a los discapacitados y la explicación fue -si mal no recuerdo- que se trató de una mala traducción del italiano… Creo que este texto del catecismo revela que hay más que un problema de traducción en la actitud oficial de la Obra hacia los débiles mentales.

Acá hay tema para que la Obra pida perdón públicamente por semejante aberración.



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