Programa de formación inicial (B-10), Roma, 1985/Apartado III 48

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APARTADO III Charla nº 48

Las obras corporativas

Son actividades profesionales realizadas por ciudadanos corrientes -algunos de Casa y otros no-, con una finalidad apostólica absolutamente preponderante, de las que la Obra asume la responsabilidad en lo referente a la formación y atención espirituales que allí se imparten.

"Nunca serán fines de la Obra esas actividades de apostolado personales o corporativas: son y serán medios, trabajo, que hay que santificar y con el cual nos santificaremos y santificaremos a los demás" (De nuestro Padre).

Las obras corporativas se hallan abiertas a personas de todas las razas, nacionalidades, religiones o condiciones sociales, sin discriminación alguna. Están promovidas y dirigidas con mentalidad laical, llevadas por personas para quienes esa tarea es un verdadero trabajo profesional. Por eso surgen y se desarrollan siempre en conformidad con las leyes civiles del país, sin privilegio alguno, con el mismo trato que se concede a todas las actividades de cualquier ciudadano, fundación, asociación, etc. “A nosotros nos repugna vivir de ser católicos; vivimos a pesar de ser católicos. Y nos repugnaría más aun vivir de llamarnos católicos” (De nuestro Padre). También por eso se plantean como una labor civil, nunca confesional.

Los terrenos, edificios, etc., donde esas labores se realizan no son bienes eclesiásticos sino civiles, ya que son propiedad de quienes invierten dinero en actividades formativas, muchos de ellos no católicos.

"Solicitando de estas personas su ayuda económica y sus horas de trabajo profesional en servicio de las empresas apostólicas que sostenemos -que siempre tienen, además, una eficacia humana-, las colocamos en el corazón de nuestras labores y les brindamos la posibilidad de ser brazo de Dios para realizar su Obra entre los hombres" (De nuestro Padre).

"El Opus Dei y sus hijos no necesitan dinero, porque trabajan, cada uno en su tarea profesional, y se sostienen sobradamente; pero, para nuestras obras corporativas, cuanto más nos ayuden, mejor serviremos a las almas" (De nuestro Padre). "Nadie puede extrañarse de que el Opus Dei necesite medios para su labor. Como realiza su tarea sobrenatural de santificación entre hombres y para hombres, ha de usar también -como las demás asociaciones sin excepción, sean del tipo que sean: artísticas, deportivas, culturales, religiosas, etc.- un mínimo de medios materiales" (De nuestro Padre).

Explicaba nuestro Padre en una tertulia: "Cuando comencé a trabajar en el Opus Dei, porque me llamó Dios, tenía

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veintiséis años, la gracia de Dios y buen humor; no teñía ni una peseta. Tampoco ahora disponemos de mucho más. Estamos extendidos por todo el mundo, hay gente de todas las lenguas, de todas las razas, de todas las culturas, pero de dinerito andamos por el estilo, trabajando duramente cada uno en su profesión.

Nuestras actividades apostólicas de ordinario no se sostienen, y -desde un punto de vista comercial, por decirlo así- no se sostendrán nunca: si hemos de devolver el capital a quienes lo prestan, pagando el interés debido, y dar un buen sueldo a todos los que están trabajando, se acabó el asunto" (De nuestro Padre).

8. "Decid a esos grandes amigos nuestros, que he llamado Cooperadores, que es conveniente que se coordinen con vosotros, para proporcionar a la Obra los instrumentos apostólicos necesarios desde el comienzo, y facilitar la tarea apostólica: que con el dinero de ellos y de otras personas, católicas o no, asegurando un prudente interés económico y sin que haya posibilidad de pérdidas -porque el instrumento material está siempre en sus manos-, participarán de nuestros bienes espirituales y obtendrán para ellos y los suyos las más grandes bendiciones del Señor" (De nuestro Padre).

9. Las obras corporativas son medios muy eficaces para dar a conocer la Obra más fácilmente a muchas personas y extender la labor apostólica. No constituyen un fin en sí mismas, sino instrumentos para acercar más almas a Dios, a la vez que se les forma humanamente.

El hecho de que sean tareas profesionales realizadas por personas que viven y participan de los problemas de la sociedad, hace que se trate de apostolados que responden siempre a las necesidades y circunstancias de cada situación y país, y, por eso mismo, muy variados. "Las manifestaciones concretas de apostolado que los miembros del Opus Dei debemos llevar a cabo, no "tienen ribera, son un mar inmenso, son muchísimas. Dependen de las circunstancias de lugar y de tiempo: nunca diré basta. Soñad, soñad, en la presencia de Dios: ved con los ojos del alma, trayendo al recuerdo, a la memoria, la variedad de labores que se están haciendo ya en el mundo; las muchas que van apareciendo nuevas. Todo eso no es nada para lo que puede y debe ser. Hijos míos: no tiene ribera nuestro apostolado, es algo maravilloso, extensa, espléndido, que ni los más jóvenes de vosotros lo verán agotado, porque apenas estará incipiente, a la vuelta de los años, que, por la misericordia de Dios, vosotros viviréis" (De nuestro Padre).

Ejemplos abundantes los tenemos en Obras y en los números de Hoja informativa que van apareciendo.