Opus Dei y Julián Marias

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Por R., 17.12.2004


GP pregunta en su correo del 15/12: ¿Cuál es la real relación de Julián Marías con la obra?

Me consta que Julián Marías no guarda buenos recuerdos de la organización. Hay dos pasajes en sus memorias en las cuales menciona la organización: cuando cuenta como su tesis doctoral fue suspendida en la Universidad de Madrid, y cuando cuenta sobre la oposición a la cátedra dejada vacante por Ortega y Gaset en la Faculdad de Filosofía de Madrid. En ambos casos, figuras prominentes de la organización han protagonizado lo que ha sido un bloqueo a su carrera por razones ideológicas: Victor García Hoz, en el primero y Rafael Calvo Serer en el segundo.

También su hijo, el escritor Javier Marías, habla del episódio en que una delación infundada a las autoridades del gobierno de Franco llevó Julián Marías a la prisión y casi a la sentencia de muerte.

El contexto de esos episodios es el de las primeras décadas del franquismo, cuando la organización tenía sobre su control buena parte del Ministerio de la Educación (hasta tal punto que se le llamaba de "Monasterio de la Educación"), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la revista Arbor. Muchos de los primeros miembros de la organización de aquellos años de post-guerra se han beneficiado de presupuestos y cargos y de poder en el gobierno de Franco.

A muchos de esos no les gustaba (por ponerlo en palabras amenas) Ortega y Gaset y por extensión a Julián Marías, su más destacado discípulo. Si Julián Marias en la guerra civil, participó activamente del "bando republicano", Ortega ha sido el director de uno de los periódicos que fue cerrado por "Henriqueta, la Tonta" a instancias del fundador. En palabras del mismo Julián Marías, así ha sido lo que alguno ha calificado de "el tribunal más servil a la dictadura de toda la historia de la universidad española".

Decidí hacer la tesis doctoral -en nuestro plan de estudios no había cursos, el doctorado se obtenía mediante una tesis-, y mi elección recayó sobre Gratry. A Zubiri le pareció muy bien, y aceptó ser director y ponente de la tesis. Había conseguido reunir la mayoría de sus libros, y trabajé con entusiasmo. Hablé con Laín de mi proyecto, y me preguntó si tenía editor; le dije que no, y me ofreció la colección «Escorial», de la Editora Nacional, de la que era director; le agradeci profundamente esta muestra de amistad y confianza.

Cuando la tesis estaba muy avanzada, me llegaron noticias de que los que en la Universidad representaban el régimen, los que habían decretado que tenía que olvidar mi carrera, estaban dispuestos a que «no pasara». Fui a ver a Morente y se lo conté. Se mostró escéptico; me dijo que sin duda intentarían -y no conseguirían- que no tuviese sobresaliente, pero que otra cosa era imposible. No me quedé muy convencido, porque sabía la implacable hostilidad que había contra mí, pero me contenté con haber avisado a mi amigo y maestro. Apenas terminada la tesis, se fue imprimiendo; ya en el curso 1941-42 la presenté, en juegos de galeradas.

Se convocó la defensa de la tesis para el 13 de enero. Zubiri mandó un informe muy elogioso, pero no vino a Madrid; presidía Morente; los otros miembros del tribunal eran el P. Manuel Barbado Viejo, Juan F. Yela Utrilla y Víctor Garcia Hoz. El P. Barbado era dominico, hermano del obispo de Salamanca, psicólogo, director del Instituto de Filosofía Luis Vives, el gran personaje de la filosofía oficial de entonces; Yela Utrilla era un hombre extraño, exaltado políticamente; García Hoz, pedagogo, estudiante de mi tiempo.

Asistieron al acto unas cuantas decenas de personas, amigos míos unos, deseosos de ver cumplirse las profecías los otros. Nada de académico tuvo aquello; el tribunal parecía más bien el de una «cheka». Salvo Morente, desplegaron una insólita agresividad contra la tesis y, todavía más, ¡contra el P. Gratry! En un momento, Yela gritó: «¡Lo odio, lo odio!» Morente respondió calmosamente: « ¿A quién odia usted, Sr. Yela, al doctorando?» «¡Al P. Gratry!», contestó. Morente le pidió que se calmara, pero Yela contestó: «No, la filosofia es orgiasmo, y si no, no es nada.» Apenas hubo objeciones de contenido. Morente hizo un gran elogio de la tesis.

Reunido el tribunal para deliberar, dec1araron que la tesis debería ser suspendida. «¿Quieren ustedes decir, preguntó Morente, que sea devuelta?» No, respondieron, que sea calificada de «suspenso». «Será con mi voto en contra», dijo Morente, y salió con gesto de indignación. Me entregaron la papeleta, firmada por García Hoz; decía: «Suspenso (con el voto en contra del Sr. Morente).» En la papeleta puede leerse, impreso: «Las calificaciones serán Sobresaliente o Aprobado.»

Volvimos a casa. Al poco rato, me llamó el Rector, D. Pío Zabala. Me dijo: «Marías, esto no había ocurrido nunca en la Universidad.» «En efecto, nunca había ocurrido», le respondi. Morente me escribió una carta en la que expresaba su consternación y decía que mi tesis era la mejor que recordaba en muchos años en la Facultad; y me autorizaba a hacer el uso que quisiera de su carta. No hice ninguno.

Julián Marías Una vida presente - Memorias 1. Madrid, Alianza Editorial, 1989, p. 320-321

Expertos en educación califican a Victor García Hoz como "pedagogo de valor mediano". Su nombre es conocido casi únicamente por ser "el ideólogo de los colegios del Opus", proponiente de "una pedagogía para imbutir en los chicos los hábitos de numerarios del Opus". Ha sido el mentor y fundador de la inmensa red de Colegios de Fomento, bajo control de la organización (llamados por algunos de "Colegios de Tormento").

Cuando Ortega, se jubiló por cumplir 70 años, el heredero natural de su Cátedra, debería haber Julián Marías. Para esa ocasión, Rafael Calvo Serer, mentor de la política cultural del franquismo, publicó el artículo «La Facultad de Filosofía de Madrid» acerca del posible sucesor de Ortega, donde presentaba incluso una lista de veinte nombres de "posibles sucesores". Luego, el mismo Calvo Serer fue miembro del tribunal de la oposición que eligiría el sucesor. El resultado fue la victoria de Ángelez González Álvarez, el primer nombre de la lista del artículo de Calvo Serer ...

Marías sabiendo desde el principio que la oposición sería una pantomima, decidió no presentarse para no prestar legitimidad a la farsa.

En sus Memorias, Marías cuenta así ese episodio:

Lo más interesante es que Rafael Calvo Serer había escrito un artículo titulado «La Facultad de Filosofía de Madrid» (puede leerse en su libro "La configuración del futuro", dentro de una sección que se titula «El peligro inmediato»). Después de hablar de la importancia de la filosofía, y de añadir que el nivel lo da la cátedra de Metafísica, explicaba cómo Ortega se había movido en la órbita de la anterior Metafísica salmeroniana, anticristiana y antitradicional. El resultado político tenía, pues, que ser también la República. (...)

Don José ha dejado un gran vacío, vacío que administrativamente hay que llenar. ¿Cuál es la orientación que se espera del nuevo titular de la cátedra de Metafísica? «Evidentemente presionan las herencias de los titulares anteriores, y puede rebrotar en algún epígono de Ortega [o sea, Marías], dentro de la homogeneidad de una filosofía antitradicional de pensamiento moderno revolucionario. El sentido político de este peligroso juego ya sabemos cuál sería: la República. Abora bien, ¿no entran también en liza intelectual las fuerzas que vencieron sobre los escombros de la Facultad? (...)

«Determinados rumores y determinadas actitudes obligan a hablar alto y a hablar claro. Dentro y fuera de la Facultad, algunos de los que pueden ejercer una acción decisiva se inclinan por quien -no dudamos de su conversión- tiene una trayectoria intelectual que repugna -y pido perdón por mi osadía- a la filosofia de los combatientes vencedores de 1939.»

A continuación, enumeraba veinte nombres de posibles sucesores de Ortega, con envidiable optimismo. (Recordé lo que aquel compañero le dijo a Lolita cuando yo estaba en prisión: «Gentes como Ortega, en España sobramos.») Y todavía agregaba:

«¿Sería positivo enfrentarse con este vigoroso movimiento de renovación filosófica, para sembrar la discordia con la resurrección de la corriente cultural derrotada y en decadencia? «El Ministro, el Rector, el Decano, el Director del "Vives" pueden contestar con su actuación a esta pregunta; muchos, yo entre ellos, ya hemos contestado de palabra y por escrito.»

El autor de este artículo fue nombrado miembro del tribunal de oposiciones. La cátedra fue concedida al primero de los veinte nombres de su lista.

Julián Marías Una vida presente - Memorias 2 Madrid, Alianza Editorial, 1989, p. 62-63.

Esa misma anédocta es narrada por Javier Marías, en un artículo dedicado a su padre:

Cuando la cátedra de su maestro Ortega hubo de cubrirse en 1953, un influyente miembro del Opus escribió que si el padre llegaba a ocuparla la consecuencia sería clara y funesta: nada menos que "la República"

De ahí las reservas (públicamente conocidas) de Julián Marias para con el Opus:

Me quedé sin periódico en Madrid, lo cual era para mí bastante grave, pero siempre he tenido inclinación a irme de donde no me siento a gusto; Lo he hecho muchas veces y temo que seguiré haciéndolo. Alguna ocasional colaboración en Ya no permitia la adecuada comunicación.

Por fortuna, don José María Hernández Pardos, director de El Noticiero Universal, de Barcelona, me pidió colaboración. Era un viejo periódico familiar, ligado a la antigua agencia Peris Mencheta, de gran arraigo en Cataluña. Hernández era un aragonés sincero, valiente, decidido, admirador de todo lo que lo merecía, lleno de veneración por los grandes españoles; había subido desde chico de los recados hasta director, cayó después de la guerra y volvió a ascender penosamente. Hasta su muerte fue un amigo entrañable.

Colaboré en el «Ciero», como se llamaba en Barcelona, con entusiasmo. Llamó su director a otros escritores valiosos, y le dio un realce que nunca había tenido.

Cuando los propietarios vendieron el periódico al Opus Dei, y don José María Hernández fue jubilado de su dirección, me apresuré a escribir pidiendo que me devolvieran dos artículos que había envíado para su publicación.

Julián Marías Una vida presente - Memorias 2. Madrid, Alianza Editorial, 1989, p. 164-165

Recordando la terrible delación infundada que llevó a su padre a la cárcel franquista y casi a la pena de muerte en la post-guerra, Javier Marías ha dicho en una entrevista.

El autor de 'Corazón tan blanco' o 'Mañana en la batalla piensa en mí' ha sentido siempre "un particular desprecio hacia los delatores", y no es sólo por lo que le sucedió a su padre. Durante la Guerra Civil y la posguerra la delación "fue una de las maneras que la gente tuvo de ajustar cuentas, de eliminar rivales. Es una de las cosas más repugnantes que se pueden dar" y que trata de evitar incluso la gente que no tiene principios, los delincuentes, aseveraba Marías. (...) Y Marías afirmaba que "hay un gran peligro en lo que se habla, pero también en callar. El habla es lo único que comparte todo el mundo, incluso los más pobres e incultos tienen esa facultad", y hubo una época en la que "los hombres podían hablar con los dioses". Porque ahora "todo es una farsa, incluido lo de San José María Escrivá de Balaguer", decía en tono irónico Marías, a quien le resulta "imposible creer" que se haya canonizado al fundador del Opus Dei.

Siguiendo su modo ambiguo de actuar, la organización no reconoce hoy el odio que ha devotado a Ortega y a Marías. Siempre se puede alegar que eso era cosa de algunos miembros, que nunca representan el Opus Dei etc etc. Así que usa a Marías y a lo que más le sea de interés en sus páginas de Internet, las cuales tampoco representan al Opus etc etc...



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