No ha nacido hombre para quien tenga vocación de numeraria auxiliar

From Opus-Info
Revision as of 14:01, 20 March 2023 by Bruno (talk | contribs) (Created page with "Por Claudia Carrero, Argentina, 15/03/2023 Quiero agradecer a todos los que nos apoyan en nuestra causa de las 43 ex numerarias auxiliares de Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay, a todos los ex miembros del Opus Dei y amigas/amigos, familiares que estuvieron presente a través de los comentarios del Youtube desde Costa Rica, Canadá, México, España, Italia, Estados Unidos, Irlanda, Francia, etc. También a todas las ex numerarias auxiliares que nos apoyan desde M...")
(diff) ← Older revision | Latest revision (diff) | Newer revision → (diff)
Jump to navigation Jump to search

Por Claudia Carrero, Argentina, 15/03/2023


Quiero agradecer a todos los que nos apoyan en nuestra causa de las 43 ex numerarias auxiliares de Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay, a todos los ex miembros del Opus Dei y amigas/amigos, familiares que estuvieron presente a través de los comentarios del Youtube desde Costa Rica, Canadá, México, España, Italia, Estados Unidos, Irlanda, Francia, etc. También a todas las ex numerarias auxiliares que nos apoyan desde México, Irlanda, Nigeria…

Gracias Lucía y Elisa, mujeres valientes y admirables por sus testimonios, en el honorable Congreso de la Nación Argentina. Estamos haciendo historia y esta historia va tener un fin feliz, porque la Verdad siempre triunfará. También quiero agradecer a nuestro abogado Sebastián Sal, que se puso nuestra causa al hombro y quiero aclarar que nosotras lo buscamos, tengo cómo comprobarlo. Paula Bistagnino, periodista, gracias porque siempre estuviste para cada una de las 43 ex numerarias auxiliares e hiciste posible la entrega de mi testimonio a los diputados Dra. Mónica Macha y al Dr. Eduardo Valdés.

Aquí envío parte de mí historia.

Conocí el Opus Dei en 1979 cuando la tía de una de las directoras del ICES (M. A) me habló de un colegio secundario técnico hotelero. A finales de ese año me llamaron para presentarme el 3 de enero de 1980 (antes de que empezaran las clases) para ayudar con el gran trabajo que se generaba durante las convivencias de numerarios. Llegué, me dieron un uniforme y a trabajar. Recuerdo que me llevaron al office donde había una máquina de lavar platos industrial de donde salió un cajón lleno de vasos para secar. Se me cayó uno y enseguida se me acercó la directora C. M-. que me dijo: "No se preocupe" y me mostró la lista de precios que estaba colgada en la pared. Yo estaba super asustada, y ella me dijo que lo iba a pagar con mi trabajo. En marzo empecé las clases: sabía que iba a estudiar hotelería y que a través de mi trabajo me pagaría los estudios, además de las cosas rotas…

Al terminar el 3er año del colegio, no fui a hacer las prácticas profesionales a un hotel u hostería, sino que me mandaron a una residencia de mujeres del Opus Dei (el Club Los Arrayanes, de la AFC en la calle Agüero 2038 de Capital). Allí, desde el principio me insistían mucho para que considerara ser numeraria auxiliar, pero yo me negaba, no veía que fuera mi vocación. Hasta que el padre Jorge Palma dijo en una meditación que no ha nacido hombre para quien tenga vocación de numeraria auxiliar

. Luego, en el confesionario, me volvió a insistir que eso lo había dicho por mí y que no me negara a seguir la voluntad de Dios. Con esa coacción, pedí la admisión sin que mis padres lo supieran. Era el 1984, yo tenía 19 años, menor de edad en Argentina; a mis padres ese engaño les costó mucho, pero en el Opus Dei insistieron que no importaba.

Como numeraria auxiliar, estaba obligada a trabajar largas horas sin pago y sin tiempo libre suficiente para descansar y cuidar de mi salud. Nunca jamás recibí mi sueldo en mano. Lo que ganaba iba directamente al centro donde vivía. Es impensado poder ahorrar un solo centavo. Sólo se me entregaba -a pedido expreso y en días y horarios determinados- algo de dinero en efectivo para gastos particulares mínimos, como tomar el colectivo. A principios del 2000 nos bancarizaron y la plata de nuestro trabajo se depositaba en una cuenta, pero nos exigían que las tarjetas de débito las dejáramos (con el PIN escrito) a las directoras del centro para que pudieran usar nuestros sueldos directamente.

Los centros del Opus Dei donde viví pertenecían a diferentes asociaciones (ICIED Asociación, AFC, ASC, etc.) pero estaban dirigidos por una directora y su consejo local, formado por la subdirectora y la secretaria todas nombradas para dirigirnos por las autoridades del Opus Dei en Argentina. Había claras restricciones en cuanto a mi libertad de movimiento. Por ejemplo, no podía ver la televisión, leer un libro o escuchar música sin pedir permiso. Incluso cuando necesitaba ir al médico, siempre debía ir acompañada. No podía salir sola a la calle y siempre debía estar acompañada por alguien. Tampoco podía visitar libremente a mi familia.

Estas restricciones limitaron durante años mi libertad y fueron una fuente constante de estrés y ansiedad. Yo sé que algunas personas pueden reírse de esto porque les parecerá muy insignificante, pero me traumaba la obligación de usar ropa donada (usada) o de la "ropería" o la falta de libertad para elegir cosméticos y productos de higiene personal, y la necesidad de hacer un pedido y esperar a que se entregue lo solicitado. Yo sabía que mi trabajo valía y hubiera querido poder utilizar la plata que conseguía con un horario agotador.

En el 2002 -estando en Rosario- me di cuenta de que no quería vivir en ese lugar. El sacrificio no compensaba para nada el ambiente de falta de caridad cristiana que se respiraba en esos centros. Se lo dije a F. LL., la directora de auxiliares. No pude convencerla ni en ese momento, ni después. Me tuve que escapar porque no había opciones “libres”. Sí avisé que me iba y que no me buscaran. Pero L. B., que era la directora de auxiliares de la asesoría fue a casa de otras ex numerarias auxiliares a exigirles de mal modo que dijeran dónde estaba. Pero no solo eso, sino que también fueron a buscar información sobre mí a la casa del hermano de un numerario fallecido, donde yo solía visitar a su madre, a quien consideraba como si fuera de mi familia. Fue el padre Gustavo Frías, director en Buenos Aires, acompañado de un numerario, preguntándole si yo estaba con él.

Después de haber dejado el Opus Dei me enteré de que habían difamado mi nombre. Descubrí que habían corrido rumores falsos sobre mí, diciendo que me “había ido con el lechero”. No fui la única a la que difamaron de esta manera, ya que me enteré que habían hecho lo mismo con otras ex numerarias auxiliares.

Después de 17 años y medio de estar en una institución a la que entré con coacción, dándole lo mejor de mi, finalmente logré escapar del Opus Dei y comenzar a reconstruir mi vida. Pero sé que hay muchas otras personas que aún están atrapadas en esa organización y que sufren abusos similares o peores. Es por eso que hoy me uno a las voces de las otras 42 ex numerarias auxiliares que hemos denunciado al Opus Dei por explotación.

Espero que esta reunión en el congreso de la Nación argentina sea una oportunidad para que se escuchen nuestras voces para reparar los daños hechos y se tomen medidas para proteger a aquellos que aún están atrapados en la organización.



Original