No es fácil. Desde mi salida de la burbuja

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Por Pensativo, 17 de octubre de 2007


Últimamente he pensado sentarme y escribir, escribiros aquello que me ronda por la cabeza desde hace algún tiempo. Posiblemente no sea un escrito ordenado, riguroso ni dirigido a una conclusión, lo más probable es que solo salga un conjunto de pensamientos –mas o menos desordenados- y de vivencias. Si estas dispuesto, si estás preparado a soportarme adelante, felicidades y, si el escrito pasa sin pena ni gloria tampoco pasa nada, pues he de decir que el solo hecho de escribirlo ya me basta.

A las escogidas personas con las que coincido, de cuando en vez, en torno a una mesa -personas amables, cariñosas y llenas de detalles, simpáticas,...- solo les pediré que no pulsen las teclas de su teléfono para llamarme, como mucho que me pongan un correo electrónico... que puedo contestar, o no.

Me ha pasado más de media vida (y tengo más de 30 años) en aquello que hoy llaman “prelatura”. Cuando estaba en aquello entreví o vi cuando se marchaban algunos, después de marcharme he visto que no eran algunos sino desbandada.

Yo un día cerré una puerta y me dije “Pensativo, te has ido”. Ellos no sabían que no volvería, tuvieron que descubrirlo con el paso del tiempo.

Pensativo ya no hacia caso, no atendía a las llamadas de los “directores” y parecía que pasaba de todo. Había cerrado por fuera la puerta y no respondía: “¿se habrá ido? No puede ser no tenemos ningún escrito suyo pidiendo la “dispensa”, no ha dicho nada de que quiera dejarlo: desvelémonos por él”. Su “desvelo” por Pensativo se redujo a las formas: unos pocos correos -en bastante tiempo- a fin de hacer ver que querían hablar con Pensativo, nada más.

Pensativo sabía y sabe que para mantener su salud mental una cosa importante era no sentarse a tirar el tiempo con “ellos”. “Ellos”: con poco tiempo Pensativo confirmó que nunca habían sido “nosotros”.

Ha pasado algo de tiempo y confirmo que más de media vida ha desaparecido. Se que cedí a mi conciencia cuando ella me susurró que si quería mantenerme cuerdo: cerrara la puerta por fuera. Celebro el día en que lo hice. Celebro el día en que los encerré en el olvido.

Ahora hago lo que quiero cuando el tiempo del que dispongo me lo permite, tomo un café cuando me apetece a mi, adquiero la ropa que decido y me visto como me parece. En verano tengo vacaciones, repito..: en verano tengo vacaciones (espero que haya quedado claro: en verano tengo vacaciones) solo o acompañado, aquí o allí y, en todas partes, sin clases, horarios o ni apartados de “tiempo libre”. Si se tercia me voy a la playa, por la mañana o por la tarde o mañana y tarde y allí al sol “aprovecho el tiempo”.

He cogido el avión cuando me ha parecido bien y, (dejándome empujar por algunos de los comensales referidos al principio) he viajado al Polo Norte (si Pensativo que en su periodo en la firma no se le presentó ni ofreció ninguna posibilidad de salir al exterior). Si, yo un absoluto ignorante de cualquiera de las lenguas que allí se hablan, fui hacia un mundo desconocido (aprovecho para decir que en el Polo Norte tengo ahora grandes amigos).

Cuando se me pasa por la cocorota y sin preguntar a nadie invito a comer a quien me parece. Hago regalos: los que yo conmigo mismo decido a quien decido y cuando decido. Compro por intelné cuando me parece –que lo sepais hay cosas más baratas en la otra punta del mundo que en tu propio país- Mea culpa, una cosa es cierta: de todo ello no “consulto” ni el valor, ni el coste económico, ni la oportunidad, ni nada de nada. Y he de deciros una cosa, no se me ha quejado nadie.

No es fácil todo ello, pues supone romper con mas de media vida en la que el control de todos los quehaceres es una realidad constante y diaria. Es tal el control al que uno está sometido que cuando regresas al mundo tienes que aprender a romper con muchas cosas (entiendase por "cosas" estructuras mentales handicapantes). Hay que aprender –y del todo no se aprende en dos días - a ser uno mismo, a saber qué te gusta ver, escuchar, cómo prefieres pasar el tiempo, cómo quieres vestirte, ... y aprender a romper con la idea (subconsciente pero presente) de estar siendo observado. Pensativo está aprendiendo algo: a ir como le da la gana a los sitios y a no dejar que le condicione la idea de “lo que los demás piensen al ver la pinta que trae.

Junto a todo ello, estoy solo. Sí, no os engaño, ello es tan cierto como lo es, según mi cuñada, que soy alguien que “cae bien a la gente”. Soy (alguien dirá que está mal decirlo de uno mismo, pero me da igual) muy bueno en mi trabajo, pero tal vez no he aprendido a valorarme y, estoy solo. Si, es verdad: he dado tantas y tantas y tantas vueltas que no tengo raíces en ninguna parte (de eso, bien lo sabéis, se encarga la firma a conciencia). Los que fueron mis amigos y conocidos en mi tienna juventú han hecho su vida al margen: yo estaba abducido. No estoy ni pertenezco a su mundo y querer meterme en él seria como entrar con un carro de combate en Swarosvki.

Me he cansado de buscarme ocupación los fines de semana y después de estar una temporada yendo al cine, ahora acabo saliendo a pasear conmigo. Hoy por hoy, mi mundo solo me pertenece a mí. ¿Quiero con todo ello decir que estoy harto? En absoluto: no cambio ninguno de todos estos días desde mi salida de la burbuja por uno en lo que hoy se llama prelatura. Lo que he recuperado tiene un valor incalculable, lo que dejé: me asfixiaba.

Podría dejar caer muchas preguntas, pero no lo haré. Podría preguntaros como hacer para..., pero no lo haré. Solo he intentado decir algunas cosas después de unos meses en silencio. Seguid adelante.



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