Multinacional espiritual

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El otro día estaba hablando con alguien y me decía que para él la Obra era como una gran multinacional, y que no era coherente para una organización espiritual estar regida por esos parámetros.

Al principio me pareció un poco extremo, pero después me acordé de las llamadas "metas". Metas para todo: para el apostolado, para pedir plata, para pitajes, todo se mide como si los miembros estuviesen vendiendo licuadoras. "Este mes tenemos que tener 30 personas de San Rafael en cada meditación", "antes de fin de año tienen que pitar 20 numerarios", "al próximo retiro tienen que ir 30 personas", "para el fin de este mes tenemos que conseguir X cantidad de plata", sé que no hace falta que dé más ejemplos pues todos pasamos por eso.

Y entonces todo se convierte en un mero número. Ya no importan las personas importan los números. Y si los números no llegan, como en todo negocio, se "inflan" así la comisión regional, o la delegación no vienen al centro a tirar de las orejas.

Cuando el número de pitajes es bajo, se empiezan a inventar todo tipo de artilugios (convivencias, salidas de fin de semana, etc.), e incluso se le empieza a hablar de vocación a personas que en un principio se la había descartado.

Cuando recién pité, se estaba terminando de construir el nuevo centro de estudios para los varones en Buenos Aires. Había que buscar plata de todos lados. Yo apenas tenía 15 años, y me acuerdo el susto que me dió cuando me dijeron la suma que debía juntar. Se nos reunía todas las semanas para ver cuánto habíamos juntado y se nos empujaba a buscar la plata sea como sea. Yo odiaba ir a pedir plata, y cada vez que tenía que ir a ver a alguien se me revolvía el estómago.

Y como en toda multinacional, las personas pasan a ser un número, se las usa mientras sirvan y produzcan, y cuando ya no rinden, se las descarta y se las reemplaza como si nunca hubiesen dejado su pellejo trabajando en esa empresa.

Lo triste es que la Obra dice ser una familia, cuando en realidad es una multinacional espiritual sin corazón ni sentimientos.

Mariano


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