Mas apuntes para una historia
Por Itaca, 19.03.2007
Con los recuerdos pasa como con las certezas: tiras de una y salen todas. Nacho ha ampliado magníficamente algunos de los hechos de los años sesenta y me da ocasión para recordar otros dos que creo interesantes.
El primero, sobre la homilía de Escrivá en la misa celebrada en el campus de la universidad en 1967 y que luego salió publicada en el libro “Conversaciones”. Yo estaba allí, en el campus, en la primera fila, y bastante cerca del altar. Hacia el final de la homilía, Escrivá se refirió a la universidad de Navarra y a las personas e instituciones que la apoyaban; mencionó luego al Estado español y dijo textualmente “que no nos ha dado ni una peseta” y levantando más la voz repitió “ni una peseta”. Todos rompimos a aplaudir, no era para menos: estaba candente todavía el tema de las universidades públicas y muchos prohombres del Régimen opinaban que no se podía permitir la existencia de una universidad privada que impartiera estudios civiles. No hay como tener enemigos para sentirse paladín de una causa justa, y así estábamos nosotros, amigos y miembros del Opus Dei, luchando por sacar adelante “nuestra” universidad contra viento y marea: no importaba que el Estado nos marginara, todos aportaríamos nuestro granito para la causa.
Pasaron unos meses y hacia finales del año se reunieron las Cortes españolas para aprobar los presupuestos del Estado para el año próximo. Eran sesiones tediosas e interminables, se alargaban hasta bien entrada la noche. Y en uno de esos momentos nocturnos, con sus señorías dormitando o casi, un procurador en Cortes (entonces no se llamaban diputados) denunció que había una partida en los presupuestos que financiaba a la universidad de Navarra: trescientos millones de pesetas en los últimos tres años. Imaginaros el cisco que se organizó, y del cual sólo muy escuetamente se habló en los periódicos: salió en un “suelto”, es decir, una noticia de tres líneas o poco más perdida al final de una columna. Pero se enteró todo el mundo y todo el mundo dijimos lo mismo: “Pero si el Padre dijo que nos nos daban ni un céntimo…”
Según informaciones posteriores, emanadas ya por “conducto reglamentario”, un procurador llamado Coronel de Palma (creo que era entonces presidente de las Cajas de Ahorro Confederadas de España), supernumerario, dio la cara y explicó que no se trataba en modo alguno de una subvención a la universidad de Navarra, sino de una subvención que se entregaba a los centros docentes para comprar mobiliario escolar, es decir, pupitres. ¡Caros pupitres!
Se echó tierra sobre el tema y el tiempo hizo el resto; cuando salió publicada la homilía de Escrivá tuve interés por comprobar si figuraba la frase de marras, pero se había maquillado convenientemente y así ha pasado a la historia…
El otro se refiere a la entrevista realizada por Pilar Salcedo y que apareció en Telva. Lo contó ella misma en una tertulia: un día la llamaron a Torreta (sede entonces de la asesoría regional de España) y le dijeron que habían recibido la indicación de que fuera a Roma a entrevistar a Escrivá; que preparara un cuestionario con los temas que le iba a preguntar y que cogiera el avión. Pilar llegó a Roma, fue a Villa Sacchetti, entregó el cuestionario y esperó a que la llamaran para hablar con el Padre. Mientras, asistió a meditaciones, tertulias, le enseñaron las obras acabadas, etc. Pilar se atrevió a preguntar cuándo vería al Padre, pero le contestaban que estaba muy ocupado. Llegó el momento de su vuelta a España; creo recordar que entonces sí, Escrivá la recibió en una salita, ella se arrodilló, él le dijo que bendecía su pluma y adiós.
Tiempo después llegó de Roma la entrevista, completa y acabada. Pilar sólo tuvo que firmarla y dar la orden de publicación.
Una numeraria joven que asistía a esta tertulia con Pilar le preguntó: “¿Pero contestaba a las preguntas del cuestionario que entregaste?”. Pilar sólo dijo una palabra: “no”.