La infidelidad a la vocación y las "consecuencias para los infieles" según un texto interno del Opus Dei

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Por Jorge, 16 de julio de 2004


Después de hacer mi oración de la mañana con la meditación que nos hizo favor de enviar Compaq, y llorar mucho por dentro, y pedir perdón a Dios… quiero presentarles reordenadas las ideas de forma que quizá permitan con mayor facilidad comprender su perversión (la de utilizar la palabra de Dios con fines particulares; la de emplear Su nombre de manera radicalmente opuesta a la caridad).

Puestos a comparar la “vocación de Esaú” con la “vocación al Opus Dei” (que es el hilo conductor del texto), se pueden clasificar las siguientes ideas:


Causas de “infidelidad a la vocación”

  • esas cosas no suelen aparecer de repente -en la historia de Esaú hay una serie de torpezas e infidelidades, pequeñas las más y algunas no tanpequeñas-, un día fue el decisivo…
  • para satisfacer un antojo, el capricho de un momento…
  • Lo único que entonces parecía importarle era saciarse, satisfacer su apetito; todo lo demás había perdido atractivo y relieve para su corazón obcecado.
  • que el egoísmo ciegue nuestra visión sobrenatural…
  • puede haber un momento de ceguera, un momento en que dejen de brillar ante sus ojos las luces claras de Dios y lleguen a perder encanto los ideales grandes que le movieron a tomar aquella decisión…
  • razonar así: puesto que no puedo con la carga de un deber, no cumpliré ninguno. Es una reacción de soberbia, es pasar del endiosamiento al endiablamiento.
  • la obsesión de la carne o las veleidades de un corazón que se enfrió; ante el afán de vivir la propia vida o el impulso cerril de la soberbia…


Recomendaciones para “no perder la vocación”

  • Conviene estar prevenidos: podemos pasar por momentos de ceguera.
  • Nuestra decisión de seguir el camino iniciado ha de ser irrevocable.
  • Propósito firme: ser fieles en lo pequeño para ser fieles siempre.
  • (ADVERTENCIA ESPECIAL PARA LOS “MIEMBROS FIELES”): El llanto de Esaú, llanto para él estéril y tardío, puede ser, sin embargo, preciosa advertencia para nosotros, si algún día tuviéramos necesidad de recordar la lección que en él se encierra. Nos lo dice San Ambrosio: tú, que eres imagen de Dios, que eres semejante a El, no quieras destruirla por un placer repugnante, irracional. Tú eres "opus Dei".
  • Hagamos ahora –de la mano de Nuestra Madre Santa María- el propósito firme de ser fieles siempre, fieles cada día, en esas cosas pequeñas que van tejiendo la fidelidad continuada, de toda la vida: la perseverancia.


Consecuencias de la “infidelidad a la vocación”

  • Esaú llora y se desespera -cuando su desgracia no tiene remedio- porque le fue arrebatada la bendición paterna…
  • el llanto de Esaú, llanto estéril y sin esperanza, es el grito inútil y de tardío arrepentimiento por el error irreparable que cometió en una hora ciega de ofuscación…
  • Pasó la hora de la ceguera y, ante sus ojos, las cosas recobraron su justa medida; y entonces, ¡qué miserable aparece el pobre precio, por el que cambió su dignidad de hijo primogénito!
  • Pero ya es tarde, y su congoja de ahora sirve tan sólo para hacerle sentir todo el peso de su desdicha; una desdicha de la que él mismo fue autor, al arrojar por la borda, en una hora de locura, el mejor tesoro de su vida.
  • perder tristemente el mayor tesoro que Dios podía darle, por algo que vale lo que un plato de lentejas.
  • El que se quede agarrado a las zarzas del camino -la sensualidad, la soberbia...-, se quedará por su propia voluntad y, si no rectifica, será un desgraciado por haber dado la espalda al Amor de Cristo.
  • viene a ser cosa inútil que para nada sirve ya, sino para ser arrojada y pisada por las gentes…
  • Los que, cegados por su egoísmo o por su soberbia, abandonan el servicio del Señor, difícilmente sirven ya para trabajar por Cristo, pues ninguno que, después de haber puesto su mano en el arado, vuelve los ojos atrás, es apto para el Reino de Dios.
  • El precio por el que vendieron su vocación y su ideal, es una bagatela, que pronto se deshace entre las manos. No encontraréis la felicidad fuera…
  • (Y en palabras de San Josermaría): Si alguno se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes con el rejalgar.


Conclusión

¿Ahora se comprende por qué los “exmiembros” son tan amargados, infelices y demonios, y por qué se les condena al silencio, alejamiento y la “muerte civil”?




FUENTE: MEDITACIÓN 269, Tomo III. Pp. 384-389 Tiempo Ordinario. Semana XIII. Sábado.


Nota a personas ajenas a la Obra: “Meditaciones” son una serie de textos con los que se hace diariamente la “oración de la mañana” (30 minutos de oración personal en el oratorio de los centros del Opus Dei). Es la “doctrina” que día tras día comparten como “alimento espiritual”, en todo el mundo, los miembros numerarios (y los supernumerarios y agregados cuando acuden a los centros, ya que está totalmente prohibido que dichos libros salgan de ahí).


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