La falta de secularidad del Opus Dei

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Por Haenobarbo, 22 de febrero de 2012


Los Reglamentos de la Obra, de 1941 y sus anexos han venido a revelarse como la espina dorsal, el quicio y la piedra angular sobre la que se ha construido el Opus Dei. Todo lo demás que aparezca en torno a la figura jurídica de la Obra, no son más que adornos, ropaje, las bambalinas de un escenario.

Es sin duda a estos Reglamentos e insisto, sus anexos, a los que se refería Alvaro del Portillo en su famosa maldición: es esto lo que no se puede cambiar. Y en ellos está plasmado como bien señala Doserra en su escrito del lunes pasado, “El fraude de la secularidad del Opus Dei”...

Varias veces se ha escrito sobre este tema, señalando aspectos concretos de la vida en el Opus Dei que contradicen abiertamente el tan cacareado espíritu laical, que en realidad no existe.

Hoy quiero decir una vez más, que tras las razones concretas que cada uno de nosotros tuvo para salir del Opus Dei, podría afirmar que siempre estuvo esta: la falta de auténtica secularidad: unas veces percibida claramente, otras intuida como algo inexplicable e indefinible.

La secularidad auténtica, la santificación en el propio estado, en la propia profesión u oficio es absolutamente incompatible con la espiritualidad del Opus Dei tal como la concibió el fundador y como se vive en la actualidad, porque esa espiritualidad es esencialmente una espiritualidad de religiosos.

No hay nada más perverso en la actuación de Escrivá y de los que lo han sucedido, que el haber ocultado deliberadamente esta realidad. Realidad que como es evidente fue buscada y querida por el fundador.

Quiero decir también en honor a la verdad, que la espiritualidad y el modo de vivir propio de los religiosos, es un don del Espíritu Santo para quienes están llamados a vivir esa vocación específica. Todos esos modos y costumbres que para los laicos en el Opus Dei son tremendamente dañinos, son camino de santificación y son buenos y pueden ser vividos por los religiosos.

A propósito de este párrafo de los documentos de 1941:

-«Los socios supernumerarios y los numerarios [hoy numerarios e inscritos, respectivamente], sin merma de los dulcísimos deberes del cuarto Mandamiento, se obligan a permanecer con respecto a su familia de sangre, como si fueran religiosos, y vivirán de ordinario separados de su familia, para que puedan dedicarse con más intensidad al apostolado».

Me viene a la memoria algo que oí hace solo unos días: una numeraria con muchos años, pero muchos, en la Obra, dejó de hacer vida “en familia” y se fue a vivir con la suya de sangre. ¿La razón que dio? He visto morir a varias “en casa” ahí se muere de modo institucional, yo quiero morir en familia!!…. Sencillamente desgarrador.


Atlast, no te sorprendas de que tu directora recibiera gustosa los periódicos que el cura de la parroquia le mandaba para que difundiera sus actividades y las de cualquier otro grupo parroquial, para destruirlos después.

Esa es una costumbre muy arraigada en el Opus Dei: procurar que la información sobre otras actividades apostólicas, promovidas por gente diversa, jamás lleguen a sus destinatarios.

No sé si los párrocos y las monjas a quienes les llevábamos por montones la Hoja Informativa, harían lo mismo con ella. Me consta que en mi región eran unas monjas las que precintaban las Hojas Informativas y les pegaban el nombre y dirección del destinatario, a pedido del Opus Dei y sin retribución alguna, porque decían “ese es trabajo de monjas”.

Y me consta también que determinadas personas, tenían la consigna o el encargo apostólico de obstaculizar la circulación de cuanta hoja o folleto con iniciativas apostólicas parroquiales o de religiosos cayera en sus manos.



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