Entrevista al Prelado del Opus Dei

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Por Trinity, 6.10.2008


Con ocasión de los 80 años de la Obra, han conseguido una entrevista en el diario La Reppublica, en la que se dice que ahora son 83.000 miembros y 1.900 sacerdotes. O sea, que han empezado a reconocer un cierto descenso: pero muy discretamente, para que los no entendidos no lleguen a darse cuenta y no empiece a desmontarse la falsa imagen de solidez que han conseguido crear, y que refleja la siguiente frase del periodista: «El Opus Dei es como una gran empresa espiritual bien consolidada»: ¡si fuera a la tertulia de mi centro y viera el espectáculo...!

No podía faltar la pincelada de modernidad sobre el personaje, pero que acaba resultando un tanto patética: «A sus 76 años Mons. Echevarría, a pesar de su físico pequeño y frágil, juega todavía una vez por semana al tenis, escucha con pasión a Beethoven y en cuanto tiene tiempo devora libros de teología, filosofía, derecho canónico, historia de la Iglesia y literatura. El tenis le ha enseñado a devolver los reveses y los golpes liftados». Es decir, que no vive nada mal, entre el tenis y la música. Pero éstos no le deben dejar demasiado tiempo para devorar ese tipo de libros, a juzgar por la llamativa falta de preparación que manifiesta. Eso sí, lo de devolver y liftar los reveses debe de practicarlo a sus anchas, según demuestran los miles de personas que van quedando destrozadas después de haberse enfrentado al poder institucional.

No tiene argumentos y, por tanto, se sale por la tangente, sin reconocerlos, para rebatir las acusaciones del secretismo y elitismo evidentes que aquejan al quehacer institucional de la Prelatura, o a la abrumadora inversión de esfuerzos para conseguir canonizaciones. Y tiene la desfachatez –este prelado de las 500- de decir que la organización no vive para sí misma porque su modo de hacer proselitismo es el propio de la Iglesia.

Pero lo peor –y lo más desalentador para quienes padecemos estos dislates- es que no muestra, ni de lejos, el menor atisbo de tener la intención de rectificar. Pues ante la pregunta sobre qué defectos habría que evitar en lo sucesivo, a la vista de estos 80 años de experiencia, responde: «Yo veo lo que he escuchado decir tantas veces a san Josemaría Escrivá, no por orgullo o soberbia: que la Obra no tendría nunca necesidad de ninguna renovación para adaptarse al mundo». Y para más INRI añade que él procura extremar la caridad con todas las personas que encuentra: «Porque las palabras del Señor no son un simple relato, sino una realidad. Recordemos cuando Él dice: “Si habéis maltratado a los enfermos, a los pobres, a los ignorantes, entonces me habéis maltratado a Mí”». Pues, desde luego, si él ve así las cosas de la organización que dirige, que el Señor nos pille confesad@s cada vez que nos toque sufrir las despiadadas actuaciones de esta implacable maquinaria de directiv@s bienintencionad@s.

Finalmente, no falta el ejercicio del doble lenguaje al referirse a los apostolados del Opus Dei. Pues, mientras a l@s de dentro nos hablan de vocaciones -y cuanto más selectas socioeconómicamente, mejor-, al periodista le destaca las labores sociales de la Obra.

En suma, un discurso manido, mucha palabrería vana que no convence ni a los convencidos.



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