El caso de los legionarios como antecedente

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Por E.B.E., 18.03.2009


A principios de Febrero[1] se hizo pública la doble vida que llevó durante décadas el fundador de los Legionarios, el padre Maciel. Para muchos no ha sido ninguna novedad. Pero a otros, los ha dejado sin aliento.[2]

De todos modos, esto recién comienza.

Pues en realidad lo único que oficialmente han aceptado es que Maciel ha tenido al menos[3] una hija, nada más. Lo cual ha sido suficiente para quebrar la honestidad de la persona de Maciel y abrir graves sospechas sobre el resto de la institución.

Este tipo de cosas no suceden sin graves consecuencias. Provoca un escándalo difícilmente reversible.

Quienes siguen defendiendo la Legión no se han dado cuenta de ello[4]. Al parecer tampoco su superior actual, que ha escrito una carta más parecida a una autocompasión, sin asumir la magnitud de la crisis desatada.[5]

A otros lo que les preocupa es dejar en claro[6] que Maciel seguirá siendo su fundador, aunque haya ocurrido lo que fuere. Es notable como no se dan cuenta de la estirpe a la cual quieren seguir perteneciendo.

La aceptación de su doble vida ha abierto las puertas para que se investiguen a fondo los abusos sexuales, de los cuales no se habla nada a nivel oficial.

La doble vida de Maciel pone en cuestionamiento al entorno que lo rodeaba y necesariamente lo encubrió: existe un problema institucional serio. Su rol de fundador hace que su problema personal se transforme en institucional.

El asunto es tan grave que hasta la misma existencia de la Legión está cuestionada.




Es muy probable que con el Opus Dei suceda lo mismo: salga a la luz su doble vida institucional. Es cuestión de tiempo.

Hoy muchos se resisten a aceptar las diversas denuncias y críticas que se publican en Opuslibros o que han escuchado por otros medios y aún a través de testimonios personales. Llegará el momento en que las cosas saldrán a la luz del día.

Tal vez esto suceda como en el caso de los legionarios: debido a una investigación interna[7]. Sí, lo interesante del caso que nos ocupa es que la verdad surgió (en realidad, fue reconocida) debido a la crisis interna insostenible dentro de la institución.[8]

Es sabido que en el Opus Dei hay desde hace tiempo una crisis en marcha, pero tal vez no lo suficientemente fuerte como para provocar una investigación interna (aunque ciertamente, nunca lo sabremos en el momento que suceda, pues este tipo de cosas se conocen a posteriori).

Me parece oportuno considerar la situación por la cual está pasando hoy la Legión. Creo que puede ser un antecedente de lo que, pienso, puede suceder en el Opus Dei.

El estado de la cuestión

En un excelente artículo, titulado Saving what can be saved («Salvando lo que pueda ser salvado») G. Weigel, conocido biógrafo de Juan Pablo II, hace un preciso análisis sobre la grave situación en la que se encuentra la Legión.

La crisis es tal, que tanto él como otras personas se han planteado seriamente la viabilidad de esa institución. Fundamentalmente dos posibilidades ve en el horizonte: la disolución o la refundación. A ese nivel de crisis se encuentran los legionarios.

En lo que describe, se pueden encontrar similitudes con el Opus Dei, que son muy sugerentes.

Pienso que el centro del asunto no son los abusos sexuales[9]. Sí, son gravísimos y están en el origen de toda esta crisis. Pero lo que realmente le dio fuerza, y llevó a la institución hacia el borde del abismo, fue el ocultamiento, la negación y el engaño sistemáticos al cual fueron sometidas todas las personas que, de buena fe, se acercaron a una institución de la Iglesia cuyo objetivo debía ser la promoción de la santidad. Muchas de ellas, según sus propios testimonios, sufrieron aberrantes abusos sexuales.

¿Qué fue primero, los abusos o la disfunción institucional? El fin de la institución no han sido los abusos sexuales sino objetivos más amplios (en esto se asemejan el Opus Dei y los Legionarios). Maciel ha sido descrito como un empresario de la espiritualidad[10] y dentro de esa atmósfera de ambiciones de poder e influencias es que se dieron los abusos sexuales. Este es el contexto.

Ambas instituciones se han caracterizado por engañar a la gente y por hacer todo lo posible en ocultar la verdad. Las acusaciones las han interpretado siempre como una purificación y participación en la Cruz de Cristo. Mucha gente lo ha creído sinceramente así. Pero quienes tenían el deber de investigar y de custodiar, los pastores, se encuentran en otro nivel de responsabilidad.

Hablar de cinismo en estos casos es inadecuado: el uso conceptos sagrados para ocultar aberraciones es mucho más que cinismo. Por eso, el carácter prácticamente irreversible del escándalo.

Si frente a los abusos sexuales la misma institución hubiera reaccionado poniéndose del lado de las víctimas y procesando al padre Maciel, tal vez hoy la Legión no estaría en crisis, o al menos en este nivel de crisis actual. ¿Pero cómo hacer eso si existía un voto de obediencia particular[11] y si la misma cabeza de la jerarquía estaba implicada en dicho crimen?

Pero, como bien dice Weigel, hay una cultura institucional seriamente dañada dentro de los Legionarios. Lo mismo ocurre en el Opus Dei. Una cultura institucional de encubrimiento y entorpecimiento en lo que hace a cualquier proceso de transparencia. El secreto y una obediencia ciega han permitido el funcionamiento de estas instituciones.

La única solución que ve Weigel es la intervención (una auditoría) por parte de la Santa Sede y no sólo eso: alguien que responda directamente al Papa.

¿Por qué? Debido al entorpecimiento y resistencias presentes dentro de la curia vaticana.[12]

De acuerdo a fuentes confiables, dice Weigel, oficiales seniors de la curia Vaticana han resistido por años la intervención de un visitador apostólico, hasta que finalmente surgió una resolución de la CDF en 2006, por la cual Maciel debía retirarse de la vida pública. Aún dentro de la Congregación para los Religiosos ha habido serias resistencias. Hoy, dice, la curia no está a la altura de las circunstancias para investigar a fondo la traición llevada a cabo por Maciel.[13]

Duras palabras.

Weigel no da nombres, pero quienes han presentado sus denuncias en el Vaticano, señalan al Cardenal Sodano, entre otros responsables de «cajonear» el expediente.[14]

Esto que dice Weigel es muy grave, porque pone en duda la honestidad de los altos niveles (seniors) dentro de la curia vaticana y por lo tanto permite preguntarse lo siguiente: ¿Quienes pusieron trabas para que el expediente no se moviera, no pueden también haber sido quienes aceleraron el expediente de la canonización de Escrivá?

Dejando de lado los abusos sexuales, Maciel y Escrivá tienen parecidos inquietantes.




Es importante recordar que toda esta crisis se desata desde dentro de la Legión, más que por presiones externas visibles. De todas maneras, hay quienes opinan que los legionarios han recibido algún tipo de orden para que reconocieran públicamente lo que ya sabían puertas adentro.

En este sentido, creo que el único modo de que el Opus Dei deje de hacer daño es que los mismos que siguen adentro provoquen la crisis. Desde afuera se podrá ayudar mucho a los que salen, pero a la institución misma, difícilmente. Opuslibros podrá ayudar a que tomen conciencia los que siguen dentro, pero no podrá reemplazar la acción que deben tomar quienes están dentro de esa barca.

Continúa Weigel diciendo que esa auditoría no puede ser llevada a cabo por los superiores de la Legión, debido a las fallas que ya han mostrado y a las presiones que recibirían de dentro y de fuera. Menos aún, si lo que se quiere es investigar la posible red de complicidades alrededor de Maciel.[15]

Es evidente que la misma cultura institucional ha vuelto poco confiable cualquier procedimiento.

Lo mismo se puede aplicar al Opus Dei. La verdad ha sido tan manipulada y tergiversada, que los directores del Opus Dei no son confiables, incluyendo a su propio Prelado actual.

Si bien el Opus Dei quiere presentar todo cuestionamiento como un problema de los de afuera (victimarios) contra los de adentro (víctimas), la realidad es otra.

Más bien, es la organización misma contra todo el resto, contra los de adentro y los de afuera. La diferencia entre estos dos últimos es que adentro permanecen quienes no saben lo que sí saben muchos de los que están afuera.

Ciertamente, adentro también permanecen quienes han optado por la organización de manera radical, es decir, sin importarles lo que le ocurre a su prójimo. Estos tienen una responsabilidad mayor que el resto.

El Opus Dei se escuda en que todas sus criticas en contra son debido “a la fe”, como una “persecución contra la Iglesia”. Lo mismo hacían los Legionarios.

Sin embargo el escándalo mayor –la enorme cantidad de personas que han sido dañadas por su causa- no tiene raíces de tipo religioso (o de persecución ideológica) sino que pueden muy bien ser constatadas, porque los testimonios abundan, en número y especie. Sólo falta que se reúnan en un volumen para su publicación. En realidad, muchos se pueden leer aquí mismo, en Opuslibros.

No ha sido suficiente la defensa de escritores conocidos, como Messori y Allen, cuyos nombres quedarán pegados al destino del Opus Dei. Deberían haber hecho una labor independiente y en realidad han conseguido difundir más aún la opinión oficial.




Volviendo a Weigel: ¿Cómo salvar lo bueno? Al menos, a la gran cantidad de personas que de buena fe siguen creyendo en la santidad intachable del Opus Dei.

En este sentido podría pensarse que la crisis de los legionarios es menor que la del Opus Dei, porque aquella fue personal mientras que esta es estructural. De todas maneras, Maciel creó una cultura institucional que contaminó estructuralmente a su organización.

En el caso del Opus Dei el problema no es solo su fundador y el miedo a que su vida arrase contra la organización. El problema es sobre todo la organización que creó, y luego en todo caso, la vida del fundador misma.

En ambos casos, no todo lo bueno era mentira. Pero el peso del daño estructural hace difícil la salvación de aquellas cosas buenas.

Una de las creencias del propio Opus Dei y difundida entre sus miembros es su intocabilidad. No solo infalible su fundador sino también inalcanzable el Opus Dei por parte de la autoridad de la Iglesia.

Con la canonización no solo creen haber conseguido una gloria para sí sino también un blindaje. Las dos funciones son fundamentales. Gloriosos e intocables, el Opus Dei y su fundador.

Sólo Dios tendría autoridad sobre el Opus Dei y la Iglesia simplemente el deber de “proteger” al Opus Dei, en todos sus sentidos, incluso recurriendo a la complicidad «si fuera necesario». La Iglesia no tendría ningún derecho a “inmiscuirse” en asuntos que sólo son de Dios. Así de firme lo creen, en el Opus Dei.

El caso de los legionarios posiblemente haga revisar esa firme creencia de intocabilidad, que sólo es creíble en el ambiente particular que se respira dentro del Opus Dei.

Reservas de un arzobispo

Además del artículo escrito por Weigel, en internet se publicaron las declaraciones del arzobispo de Baltimore, monseñor Edwin O'Brien, primado de EE.UU. En sus duras palabras hacia la Legión, señala los puntos más críticos que, como arzobispo, no puede dejar pasar por alto.

Aquí nuevamente se pueden encontrar semejanzas con el Opus Dei, y en algunos casos, idénticas características. Y ninguna tiene que ver con los abusos sexuales. Por eso vale la pena repasar sus declaraciones.

Desde el primer momento en que una persona ingresa a la Legión, dice, se perciben claros esfuerzos para programar las conductas de las personas y tomar total control de ellas, tanto a nivel de la información que recibe, como también de sus pensamientos y emociones.[16]

Un largo número de miembros que abandonan la orden sufren un profundo problema psicológico de dependencia y necesitan un tratamiento prolongado semejante a una desprogramación.[17]

Le preocupa de manera grave el culto de la personalidad alrededor del fundador de la Legión.

El problema no es de ortodoxia, agrega, sino de respeto por la dignidad humana de cada uno de sus miembros.

En este sentido, bajo la bandera de la ortodoxia también el Opus Dei oculta todos sus abusos contra la dignidad de muchos de sus miembros.

Señala que al fundador lo llaman «nuestro padre» y ningún otro puede detentar ese título. Todos deben identificarse con él, en su espíritu, mente, vida y misión. Esto sugiere, añade, que las bases mismas de la orden deberían ser revisadas de principio a fin.[18]

Las declaraciones de los voceros oficiales de la Legión son bastante previsibles, si se tiene en cuenta cómo responderían los voceros del Opus Dei.

Aceptan que el problema existe, pero le ven «el lado positivo».

En los hechos, hacen trizas toda posibilidad de conversión y reforma, al «conceder sin ceder», con ánimo de recuperarse lo más pronto posible y dar vuelta la hoja, como si nada irreversible hubiera sucedido.

Confían en que el Espíritu Santo podrá usar para el bien lo que fue un instrumento fallado, como el Espíritu Santo hace «con todos nosotros». Si bien es decepcionante todo esto, consideran que tienen un carisma aprobado por la Iglesia y por ello continuaran trabajando en sus apostolados.[19] Este «pequeño» incidente no los detendrá. Pero parece que ni siquiera a reflexionar un poco.

El arzobispo estuvo a punto de expulsarlos de su arquidiócesis. De momento, les prohibió brindar dirección espiritual a menores y les exigió mayor transparencia.

Su conclusión sobre Maciel es contundente: «un genio empresarial que, con engaños y falsedades sistemáticas, utilizó la fe para manipular a los demás en función de sus propios fines egoístas».[20]

Lo mismo se puede decir de Escrivá. Lo mismo.

Pero hay un problema: ya fue canonizado. Será interesante, por eso, esperar a ver quién, dentro del Colegio Episcopal, se anima a decir algo al respecto.

En el caso de los Legionarios, los abusos sexuales han sido la punta de un iceberg que ocultaba toda una patología institucional generalizada. Hasta ahora sólo se ha reconocido la parte visible. Como bien señala Weigel, investigaciones serias deberán exponer completamente, no sólo una parte, la corrupción existente dentro de la Legión.

En el caso del Opus Dei, la patología institucional es la misma, aunque se manifieste de otras maneras. Ya llegará el momento de exigir una investigación a fondo.

Referencias

Notas

  1. The Legionaries of Christ, an influential Roman Catholic religious order, have been shaken by new revelations that their founder, who died a year ago, had an affair with a woman and fathered a daughter just as he and his thriving conservative order were winning the acclaim of Pope John Paul II (NY Times, 2/II/2009).
    (…) Credible reports appeared in the blogosphere that Fr. Maciel had lived a life of sexual and financial scandal, probably for decades (Saving What Can Be Saved, G. Weigel).
  2. En 2006 escribí un artículo titulado «El caso Maciel como antecedente» y en el concluía que «tal vez se conozca la verdad en algún momento, pero no será dentro de poco tiempo. Lo será cuando se trate ya de un tema histórico –por no decir académico- y no tenga repercusiones de tipo político, es decir, gravemente conflictivas para quienes gobiernan». Afortunadamente mi pronóstico fue equivocado.
  3. Fuentes no oficiales hablan de por lo menos 3 hijos, algo que no ha sido confirmado aún.
  4. "Ser honestos sobre el fundador, admitir que ha cometido errores, y que hizo cosas por motivos equivocados, y que quizá algunas acciones eran negativas... Pienso que este tipo de apertura y transparencia permitirá [a la Legión] seguir adelante", dice Pete Vere prestigioso canonista estadounidense (cfr. Zenit 5/II/2009). Sin embargo, Maciel ha sido acusado de crímenes, no de errores. Y no me refiero sólo a lo referente a la pederastia sino a que -aparentemente- la chica con la que tuvo el hijo era menor de edad. O bien este canonista ha sido mal informado o bien su interpretación optimista no es nada imparcial.
  5. Señala G. Weigel la inadecuada reacción de la máxima autoridad hoy en los Legionarios, al redactar una carta donde dice generalidades y deja ver una actitud defensiva (de la misma escuela es el actual Prelado del Opus Dei): the letter from Fr. Alvaro Corcuera to the faithful of Regnum Christi, distributed last week and immediately available online, was completely inadequate in naming these sins for what they were. Public statements by Legion spokesmen in Rome and in America have been just as bad, due largely to failures by Legion leadership and to an institutionalized culture of defensiveness.
  6. [El portavoz de los Legionarios de Cristo en los Estados Unidos] respondiendo a la pregunta sobre la hipótesis de que la Legión renuncie a considerar al padre Maciel como su fundador, Fair observó que no se busca reescribir la historia: "Es y será siempre el fundador de la Orden. Independientemente de cuáles hayan sido las debilidades humanas del padre Maciel, nos sentimos agradecidos por haber recibido el carisma a través suyo" (cfr. Zenit 5/II/2009).
  7. Cfr. G. Weigel, ibídem.
  8. Cfr entrevista de Aristegui con Alberto Athie y Fernado M. Gonzalez.
  9. Además de abusos sexuales, a Maciel se le acusa de adicción a las drogas y de haber formado una red de pederastia dentro de su organización. También del pecado de “absolución del cómplice”, cuya pena es la ex comunión directa. Todos estos son crímenes difícilmente explicables sin una perversa cultura institucional de encubrimiento. Cfr entrevista de Aristegui con Alberto Athie y Fernado M. Gonzalez.
  10. Cfr. Entrevista de Aristegui a Dr. José Barba y Bernardo Barranco, con motivo del fallecimiento de Maciel. Estas declaraciones coinciden con la opinión del arzobispo de Baltimore, citadas al final de este artículo.
  11. Ex legionarios hablan de un cuarto voto llamado de la Caridad (Cfr. Entrevista de Aristegui), además de los 3 tradicionales, que impedía toda crítica al superior. Y además obligaba a denunciar a quien no cumpliera ese voto. Algo semejante ocurre en el Opus Dei, sin necesidad del voto explícito. Es el “amor a la Unidad” que prohíbe toda crítica y la corrección fraterna que fomenta la denuncia.
  12. Why not work through the normal curial processes with, perhaps, an apostolic visitation of the Legion being mandated by the pope and run through the Congregation for Institutes of Consecrated Life (typically called the Congregation for Religious)? Because, according to reliable sources, senior curial officials resisted that solution in the years leading up to CDF’s 2006 action, and the Congregation for Religious has been resisting it ever since the latest Maciel firestorm broke. (Weigel, ibidem)
  13. Such reluctance hardly befits any curial office for a supervisory role in a credible moral and institutional audit of the Legion. Moreover, the last several weeks of curial chaos, confusion, and incompetence in the wake of the lifting of the excommunications of four Lefebvrist bishops have made clear just how dysfunctional the curia remains in terms of both crisis analysis and crisis management. A curia in which no one in authority had the sense to Google “Richard Williamson,” and no subordinate had the nerve or capacity to compel the superiors to pay attention to a potential landmine, is not a curia capable of getting to the roots of the Maciel betrayal. Nor, candidly, is it a curia capable of conducting an investigation that can command public credibility. It is regrettable that this is the case, for there are many honorable people working in the Roman curia. But it is the case. (Weigel, ibidem)
  14. Cfr entrevista de Aristegui con Dr. José Barba (ex legionario) y Jason Berry, director del documental Vows of Silences.
  15. Testimonios señalan una red de pederastia dentro de la Legión. Ver nota 9.
  16. “It’s clear that from the first moment a person joins the Legion, efforts seem to be made to program each one and to gain full control of his behavior, of all information he receives, of his thinking and emotions” (The Catholic Review).
  17. The archbishop said many members who leave the order suffer "deep psychological distress for dependency and need prolonged counseling akin to deprogramming" (The Catholic Review).
  18. “It’s been said that the founder is alone called ‘nuestro padre’ (‘our father’) and that no one else can have that title,” Archbishop O’Brien said. “All are bound to identify with him in his spirit, his mind, his mission and in his life. This would suggest that the very basis of the Legion movement should be reviewed from start to finish” (The Catholic Review).
  19. “We’re processing that mystery, that the Holy Spirit could use what was very clearly a flawed instrument to do good,” Mr. Fair said. “The Holy Spirit does that with all of us. We think it did it with Father Maciel. So while this is certainly disappointing, we have a charism that is approved by the church and we’ll continue to work on behalf of the church on our various apostolic works” (The Catholic Review).
  20. “It seems to me and many others that this was a man with an entrepreneurial genius who, by systematic deception and duplicity, used our faith to manipulate others for his own selfish ends" (The Catholic Review).


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