El Marqués de Peralta, como si fuera el Guadiana
Por Nachof, 22.08.2007
El Marqués de Peralta, San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, lleva camino de convertirse en un rio Guadiana cualquiera, pues el título nobiliario del Fundador del Opus Dei y esta corriente fluvial parece que corren paralelos, apareciendo y desapareciendo de tiempo en tiempo y provocando la curiosidad de unos y otros.
El Guadiana, uno de los RÍOS más importantes de España, con 818 kilómetros de largo, nace cerca de las llamadas Lagunas de Ruidera, en la provincia de Ciudad Real, pero, pasado poco tiempo, desaparece en los llamados Ojos del Guadiana, y 15 kilómetros vuelve a reaparecer. Luego trascurre por zonas tranquilas y poco profundas.
El pretendiente austriaco don Carlos (llamado III de España) concedió en 1738 el título de Marqués de Peralta a don Juan Tomás de Peralta y Franco de Medina, nacido en Jerez de la Frontera y no en Barbastro. Era un título austriaco y no español, según ha recordado el historiador Ricardo de la Cierva. Para convertirlo en título español --dice- hubo que falsificar la fecha de concesión y convertirla en 1718, para que cayese antes de 1725, tope de los reconocimientos de los títulos del pretendiente por el vencedor Felipe V. El hermano del primer marqués de Peralta fue procer de la independencia de Costa Rica y su familia dejó de usar este título.
El título de Marqués de Peralta fue rehabilitado por Alfonso XII de España el 16 de octubre de 1863 en favor de don Manuel María Peralta, un nuevo prócer de la familia Peralta. UN documento del Ministerio de Gracia y Justicia de 1 de septiembre de 1930, con el gobierno de Alfonso XIII, prueba estos hechos.
Pues bien, el título del Marquesado de Peralta fue rehabilitado --siempre según el historiador Ricardo de la Cierva-- a petición de don José María Escrivá de Balaguer el 3 de agosto de 1968, de acuerdo con la solicitud formulada por el interesado el 25 de enero del mismo año. El título --añade este historidador-- fue concedida con inusitada rapidez, como parece ser norma en los grandes honores que antes y despues de su muerte obtuvo el Fundador del Opus Dei. Don Santiago Escrivá no sucedió a su hermano en el título hasta el 13 de noviembre de 1972, por lo que el ahora santo lo disfrutó durante más de cuatro años. No consta que monseñor Escrivá utilizase el título públicamente, aunque, según de la Cierva, sí lo hizo.
El rio Guadiana tiene momentos en que está bajo tierra. El Fundador del Opus Dei tuvo unos cuatro años en los que "estuvo bajo tierra" y pocos sabían de su solicitud del marquesado de Peralta. Volvió a renacer el "rio Peralta" una vez que se publicó el acuerdo del Ministerio de Justicia en el Boletín Oficial del Estado de 1972. Eso provocó una reacción. Los que entonces pertenecíamos al Opus Dei se nos prohibió hablar de ello. Los directores de la Obra deseaban que el marquesado de Peralta estuviera oculto. Incluso se nos hizo ver que el Fundador había solicitado un título que correspondía a su familia y luego cederselo a su hermano Santiago. ¿Por qué monseñor Escrivá estuvo cuatro años gozando de esa distinción? No se entiende. Pudo usar un título de ilustrísimo señor por ser monseñor y de excelentísimo señor por ser marqués. ¡Cuánta sencillez demostraba! LO digo de broma
San Francisco de Borja fue un santo que al entrar en la Compañía de Jesús abandonó el título de Duque de Gandía. De ahí que ahora se le llame el Santo Duque de Gandía. ¿Por qué ahora los fieles del Opus Dei no quieren oir hablar de que su fundador fue Marqués de Peralta y pueda ser llamado Santo Marqués de Peralta? Siempre ha habido distancias entre el Opus Dei y la Compañía de Jesús. Aquellos (los opusianos) presumen de ser laicos y pertenecer a una prelatura personal, mientras que los seguidores de San Ignacio son considerados por los del Opus como religiosos.
Las circunstancias del título de Marqués de Peralta se parecen mucho a las del rio Guadiana. Aparece y desaparece. En la Obra siempre hubo sueños de grandes títulos nobiliarios. Esa fue una de las grandes ilusiones del hoy San Josemaría. A su llegada a Madrid gozó del trato de numerosas señoras con títulos de la nobleza. Y él no podía ser menos. El fundador que en el seminario de Zaragoza era José María Escriba Albas pasó a ser Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás. Así me lo recordaba poco antes de su muerte Manuel Mindán, que fue compañero suyo en el seminario zaragozano.
Por decir otro caso de delirios de grandeza recuerdo lo que le sucedió a Antonio Pérez que fue secretario general del Opus Dei y posteriormente consiliario en España. A monseñor Escrivá no le gustaba que el consiliario de la Obra en España se llamara Antonio Pérez Hernández y le invitó a añadirse otro nombre. Le aconsejó llamarse "Antonio Pérez de los Grajales", pero este último no accedió a ese deseo. Años después se llamaría Antonio Pérez Tenessa y abandonó el Opus Dei. Grajales viene de grajo, cuervo. ¿Nos imaginamos un consiliario que se apellidara Pérez de los sitios de cuervos?
Pero el rio Guadiana continua su curso. A veces surgen "ojos" y se oculta. Los sobrinos mayores del fundador no han solicitado el título de Marqués de Peralta. Claro que existe un sobrino político austriaco Josef Manola, que es supernumerario del Opus Dei. Igual invita a su mujer a solicitarlo.