Datos exactos sobre documentos internos

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Por Oráculo, 22 marzo 2006


1. Ante todo mi deseo es felicitar a Agustina por esta formidable web que ha puesto en marcha y que tanto está ayudando a tantas personas. La publicación del Catecismo de la Obra del año 2003 —esto es: su séptima redacción— es de una importancia extraordinaria, pues ese documento ni siquiera es conocido por la Sagrada Congregación de Obispos, donde jamás se ha presentado, e igualmente es desconocido por los jerarcas de la Iglesia Católica. Son muy acertadas todas las voces aquí expresadas que proponen un envío de ese documento a la jerarquía ordinaria, o también a los mass media, pues ese texto sí que nos da un conocimiento del “Opus Dei real”, sin contaminaciones de su propia propaganda institucional: es el espejo auténtico de la Prelatura “por dentro”, y también es así valorado internamente...

¿Acaso con esto se hace daño a otras personas, como algunos dicen en general de esta web? Es difícil compartir estos juicios. Si la enseñanza del Logos eterno es que veritas liberabit vos!, resulta imposible aceptar que se cause daño a nadie cuando, con intención recta, se sacan a la luz aspectos deliberadamente ocultados, que pueden y deben ser conocidos por sus directos afectados. Es verdad que esto puede acabar con el “mundo virtual de ilusión” en que algunos parecen vivir instalados, y también que tales experiencias son humanamente duras, fuertes. Sí, ambas cosas son ciertas, pero la verdad —la realidad real de las cosas— en sí misma nunca hace daño: al contrario, la madurez está en aprender a afrontar las situaciones de la vida como son. Pienso, sí, que esta web presta un caritativo servicio a la Iglesia y a la Obra, más meritorio por incomprendido o negado a veces por algunos de sus beneficiados.

¿No es un hecho que una buena parte de los “documentos internos” de la Prelatura personal del Opus Dei, vedados a tantos de los suyos, pueden ser aquí consultados? ¿Acaso no está obligado el Prelado a dar una información plenamente veraz a la jerarquía ordinaria de la Iglesia Católica, y a la comunidad de los creyentes, para el recto discernimiento sobre su acción pastoral y sus modos de gobierno? O, por el contrario, ¿acaso la Prelatura personal tiene un “derecho al ocultamiento” de sus métodos, técnicas y criterios de pastoral y de gobierno? Me parece que una respuesta afirmativa a esto último sólo puede ser sostenida por quienes miran a los fieles “desde arriba”, como súbditos sometidos, menores de edad necesitados de protección, pero no como fieles cristianos maduros a quienes se debe servir y cuya condición es la libertad de los hijos de Dios. ¿No es más cierto que los propios fieles de la Prelatura entenderán mejor dónde están si conocen los modos y maneras de la acción institucional, al estudiar los documentos en que ésta se reconoce a sí misma y se expresa? O ¿acaso es eso justamente lo que se desea mantener oculto?


2. Responda cada cual como quiera, pero me parece muy difícil negar la utilidad de esta web y el servicio práctico que está prestando a la Iglesia y a la sociedad, al haberse cuidado de comprender mejor el fenómeno “Opus Dei” como hecho de experiencia y desde sus fuentes. En esta línea de colaboración para que la información sea lo más exacta posible, correcta y actualizada, mi intención es precisar ahora algunos datos inexactos a los que esta página alude con frecuencia, al menos para que nadie pueda aprovecharse de estas deficiencias para su descalificación. Me refiero a algunos datos sobre los “documentos internos” de la Prelatura, actualmente en uso.

Agustina está muy orgullosa, con razón, de haber publicado los instrumentos habitualmente usados por los directores para el gobierno local de los centros. Y suele mencionar con frecuencia algunos vademécums y glosas, que esta web ha puesto a disposición de sus lectores: entre otros, por ejemplo, el 'Vademécum de los Consejos locales de 19-III-1987, las Glosas sobre la obra de San Miguel de 29-IX-1987, o el Vademécum de las sedes de los Centros de 6-XII-1987, todos “documentos internos” de la Prelatura editados en Roma. Y, sin embargo, estos tres documentos han sido ya retirados de los centros y sustituidos por otros con idéntica función.

Es bueno, pues, actualizar algunos datos, aun cuando los antiguos no hayan perdido su valor como muestras válidas y referencias seguras de lo que ha sido —y en gran medida continúa siendo— el obrar institucional de la Prelatura del Opus Dei. Y, en efecto, conviene saber que en este momento existen ya nuevos “documentos internos” que ocupan el lugar de los otros antiguos.


3. Me limito ahora a enumerar cuatro volúmenes, que son fundamentales para entender el obrar institucional del Opus Dei actual. Sobra decir que su publicación aquí sería otra primicia mundial, como la del Catecismo de 2003, de enorme interés.

a) Editado en Roma con fecha 19 de marzo de 2001, se distribuyó luego un libro titulado Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas, que es básico para comprender cómo el Opus Dei institucional entiende su propia acción pastoral de dirección espiritual. O, dicho de otro modo, este volumen de 212 páginas numeradas explica la “teoría” y la “práctica” seguida en el Opus Dei para la atención espiritual personal de sus miembros: sacerdotes, laicos, varones o mujeres.

b) Un nuevo Vademécum del gobierno local de 19 de marzo de 2002 ha sustituido al Vademécum de los Consejos locales de 1987. Como el Prelado dice en su Presentación inicial: Después de tratar las características esenciales del trabajo de los Consejos locales, y de la aplicación de las normas en torno a la adscripción a la Obra, la parte más consistente de este Vademécum se dedica a la formación de los fieles de la Prelatura: Numerarios, Agregados, Supernumerarios (…) También se recogen otros aspectos que los Consejos locales deben conocer a fondo: desde el modo de cuidar las sedes de los Centros, hasta el trato con las autoridades y los criterios fundamentales sobre las labores apostólicas promovidas por los fieles de la Prelatura (pp.4-5). Y, en efecto, esta nueva redacción ha incorporado a su texto el antiguo Vademécum de las sedes de los Centros de 1987, ahora revisado.

c) Más reciente es el libro titulado Experiencias de las labores apostólicas, editado en Roma con fecha 6 de octubre de 2003, que en 310 páginas refunde las antiguas “glosas” sobre las “labores” de la Obra: las Glosas sobre la obra de San Miguel, las Glosas sobre la obra de San Gabriel, y las Glosas sobre la obra de San Rafael, con modificaciones. Esas “glosas” dan contenido a las tres partes en que se divide el volumen, que va precedido de una Presentación (pp.5-8) y se cierra con 14 Anexos (pp.261-299) a los que sigue un detallado índice del volumen, bajo el rótulo de Sumario de la obra.

d) Y hace apenas unos meses se acaba de distribuir un nuevo “manual” —si puede considerarse así— con las Experiencias para los Encargados de Grupo: un volumen de 178 páginas dirigido a los Numerarios, Agregados o Supernumerarios con encargos de formación, sobre todo en la “obra de San Gabriel”, pues —como es bien sabido— ésta se organiza formando Grupos con un Encargado al frente, a quien corresponde “dar la formación”. Carece de data editorial —es decir, de referencias a lugar y fecha de edición— y también de introducción o presentación. Se abre desnudamente con su titulación y un índice general del volumen, que se completa con 8 Anexos (pp.152-178).


4. ¿Tiene algún sentido procurar que los datos sean precisos? Pienso que sí, pero no por un afán de exactitud erudita. Hay detrás cuestiones de mayor alcance, a las que de pasada aludía en mi anterior escrito, como algunos no han dejado de advertir. Pero no guardo ningún as en la manga ni a nadie pretendo descubrir nada que sustancialmente ignore. Sólo digo que, si pretendemos reducir las múltiples experiencias personales reflejadas en esta web a una teoría sobre la realidad del Opus Dei o de su Prelatura, entonces será necesario contar con sus fuentes oficiales, libres, desnudas, integradas, sin interpretaciones añadidas. Es obvio que hablo de reducción no en un sentido negativo, sino de modo idéntico a como Hans Urs von Balthasar usaba el término en su teología.

Cierto es que la experiencia personal también es realidad, pero realidad parcial, sectorial, aunque no por fuerza errónea ni equivocada. No obstante, interesa mirar sobre todo al “fundamento que fundamenta”, para comprender ahí en unidad las manifestaciones múltiples, sean rectas o desviadas. Esta reducción es la que permite luego la expansión de una inteligencia más plena de las cosas. Pero ¿podremos llegar a esa reflexión? That is the question! Lo que sí tengo claro es que la Iglesia y la sociedad la necesitan, y con urgencia.


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