Cuadernos de Ruedo Ibérico/Significacion religiosa, economica y politica del Opus Dei

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SIGNIFICACION RELIGIOSA, ECONOMICA Y POLITICA DEL OPUS DEI.

Artículo en Horizonte Español, tomo I (1966) suplemento anual de Cuadernos de Ruedo Ibérico.

Firmado por P.B.

Comentado por Ana Azanza


Tras recordar los principales datos biográficos de Escrivá se lee en este artículo:

“Sus seguidores dicen de él que tiene un carácter semejante al de Tomás Moro (¿en qué?), hacen notar que su libro Camino ha alcanzado una difusión de dos millones de ejemplares con setenta ediciones en muchísimas lenguas; que su acción apostólica se extiende a todos los medios y situaciones sociales. Siempre según sus adeptos, el Padre Escrivá es persona de grandes perspectivas y de espíritu libérrimo:… “ No quiero seguir copiando afirmaciones que no corresponden a la realidad, como la de que es un profeta del papel de los laicos, y del diálogo ecuménico, una persona que ni siquiera dialogaba con los que convivía pues sus más pequeños deseos eran órdenes...

Sobre los comienzos del Opus Dei se dice que el objetivo de Escrivá era “constituir un movimiento de jóvenes intelectuales católicos que pudiera oponerse a la acción de la Institución Libre de Enseñanza. Tomando ejemplo de la eficaz labor secreta de la masonería, quiso organizar también en secreto su obra para combatir a los enemigos con sus propias armas.”

La Institución libre de Enseñanza fue una “Institución consagrada al cultivo y propagación de la ciencia en sus diversos órdenes principales, especialmente por medio de la enseñanza.” En 1876 un grupo de profesores universitarios encabezados por Giner de los Ríos pusieron en marcha este centro, pero el “espíritu institucionista” dio lugar a muchas otras iniciativas por todo el país: Museo pedagógico nacional (1882), para contribuir a la formación y dignificación de los maestros, Colonias escolares de verano, las Conferencias escolares, las Asambleas de maestros, la Extensión universitaria, cuyo fin era llevar la cultura al pueblo trabajador (Oviedo, Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Salamanca), el ministerio de instrucción Pública (1901), el Instituto de reformas sociales para mejorar la legislación laboral, la Junta de Ampliación de Estudios (1907), la Residencia de Estudiantes (1910), el Centro de Estudios históricos, el Instituto Nacional de ciencias físico-naturales, la Dirección General de primera enseñanza, el Instituto Escuela, las Misiones Pedagógicas (1931).

En la Institución se impartía una enseñanza laica, no confesional, una verdadera novedad en España, tampoco era una enseñanza especialmente antirreligiosa sino liberal. Habría que remontarse a explicar la situación histórica en que se creó la ILE, pero en suma Giner tenía la idea de que para el progreso de España había que transformar al hombre desde dentro, la democratización dependía de la instrucción. En los 60 años de existencia de la ILE muchos intelectuales se formaron en sus aulas o formaron parte de su claustro. Fue un foco de cultura y modernización para España.

Tras la guerra civil una Orden ministerial de 20 de abril de 1939 hace desaparecer de la circulación literaria, de la propaganda oral y escrita y, sobre todo, de los instrumentos pedagógicos los nombres de aquellas personas que más influyeron en la gestación y desarrollo de la nefasta revolución (sic).[1]

Es decir se remodela la enseñanza y la ciencia suprimiendo las instituciones que habrían propiciado los ideales republicanos: la ILE, el Museo Pedagógico, el Instituto escuela, la Junta para ampliación de Estudios. Eran iniciativas que habían surgido antes incluso de la segunda república al calor de aquel “apóstol de la ciencia en libertad” que fue Giner. Me interesa la transformación de la Junta para la ampliación de estudios que desde 1907 había funcionado pensionando licenciados en el extranjero. Ortega y Gasset fue uno de sus beneficiarios. Tras la victoria franquista el estado incautó todos sus bienes y se crea el consejo superior de investigaciones científicas del que fue primer presidente Ibáñez Martín. En su libro de 1947, “La investigación en España” Ibáñez Martín distingue entre la España que cree y la España que blasfema. No hace falta decir qué España son una y otra. De este CSIC se servirá el opus para reclutar muchos de sus miembros, hombres y mujeres de la primera hora de la institución. Albareda, catedrático de edafología, paisano y seguidor de Escrivá fue el primer enganche, Panikker, que más tarde abandonó, Mari Carmen Tapia, y muchos otros.

Los nuevos inquilinos de la antigua ILE declararon perniciosa toda la labor intelectual anterior y se impone por la fuerza el “tomismo” oficial.

Por todo ello que un hombre del opus, escriba la historia de la Institución de Giner y la publique en una editorial del opus me parece de un gran cinismo que está por denunciar[2]. Quiero decir que el opus dei ayudó a desactivar el impulso de libertad y ciencia anteriores a la guerra civil.

Comienzos del opus dei y los institutos seculares

El artículo se hace eco del apoyo que recibió Escrivá de Eijo y Garay, y del administrador apostólico de Vitoria, monseñor Lauzurica. Trata de los “primeros enemigos” del opus: Acción Católica y los jesuitas. En Barcelona el padre Vergés director de las congregaciones marianas promovió la resistencia al opus. En Roma el cardenal Tedeschini será su valedor y el padre Larraona, de la congregación de religiosos encontró en dos numerarios “colaboradores para llevar a término la Provida Mater Ecclesia, con la que se da un estatuto canónico a los institutos seculares, el Opus Dei será el primero y el modelo de los demás.” Pero al Opus no le gustan las imitaciones y ya sabemos la continuación de la historia del estatuto jurídico.

“Los miembros de los institutos seculares profesan los consejos evangélicos pero no son religiosos en el sentido estricto, ya que no imponen a sus miembros la vida en común (otra mentira), ni los votos religiosos públicos en el sentido canónico (los compromisos del opus dei son mucho peores que los de los religiosos, nadie se hace responsable). Las condiciones, y por lo tanto, las características bajo juramento del celibato, de la obediencia, que los coloca siempre moralmente a mano del superior, y de la pobreza, que no permitirá a sus miembros más que un uso definido y limitado de los bienes temporales. Al lado de estas obligaciones, se establece un vínculo estable, ya sea perpetuo, ya sea temporal, entre los miembros -que se deben al instituto- y el instituto, que cuida y responde de ellos.”

Dice que los institutos seculares dependen de la congregación de religiosos y sometidos a los obispos, “salvo las leyes propias que puedan distinguirlos”. Mucho sometimiento me parece, ¿alguien notó en su vida de opus el sometimiento a alguien que no fueran los propios directores?

Organización interior

El problema para hacerse una idea de la organización desde fuera es que no hay ni estadísticas ni relaciones oficiales, no se halla ninguna exposición de cómo es el opus por dentro en los numerosos artículos en los que los miembros explican algo. En las publicaciones diocesanas no constan sus casas, tampoco hay una referencia de los sacerdotes diocesanos que se han adherido. Lo poco que se ha podido averiguar es que:

“los miembros del Opus Dei se clasifican en diversas categorías: los numerarios, que son intelectuales con grados universitarios, y después de los votos temporales estudian filosofía y teología, más tarde pronuncian votos perpetuos y generalmente viven en común. Los oblatos reclutados en todas las clases de la sociedad que pueden continuar viviendo con sus familiares. Los supernumerarios que hacen votos compatibles con su edad y estado; en esta categoría pueden ser admitidos los casados. Y finalmente los cooperadores, que sin pertenecer propiamente al Instituto, le ayudan con sus trabajos… Los miembros del Opus no hacen vida común canónica. Forman una familia, no una comunidad (¿qué tiene de malo formar una comunidad? ¿una familia no es una comunidad?). Los miembros se reúnen en grupos que no suelen pasar de veinte, bajo la dirección de un seglar. Los sacerdotes (3% de la totalidad) apenas ocupan cargos directivos. (Otra mentira desmontada piedra a piedra en opuslibros.org). Los que no son numerarios quedan bajo la dependencia del obispo; no ocurre lo mismo con los numerarios. (Vaya terreno resbaladizo el de estas dos últimas afirmaciones…)

Los seglares numerarios reciben una formación especial, con dos años de filosofía y cuatro de teología. Si un día son llamados al sacerdocio no abandonan sus respectivas profesiones, y vendrán a ser médicos-sacerdotes, abogados o ingenieros-sacerdotes. Incluso si un oblato se hace sacerdote, seguirá siendo obrero-sacerdote…” El colmo.

Para complicar un poco más las cosas, ya en 1966 el Opus Dei estaba en plena campaña de convencer al mundo y a sí mismo de que de hecho “no era un instituto secular”.¿Por qué nadie en la iglesia paró semejante desatino?

“El motivo aducido para fundar aquella negativa es que los otros institutos seculares han tomado un carácter distinto del que corresponde a su carta de naturaleza, la Provida Mater, mientras que el Opus Dei ha seguido fiel a su carácter primitivo. De ello tendría que deducirse que el Opus Dei sigue siendo un instituto secular, por lo menos según el espíritu y la letra de la Provida Mater.” Como siempre la culpa, el fallo, la desviación está en los demás. Cuando el motivo real es que “ni queremos ni podemos ser uno entre muchos. Por definición somos “especiales”.

“¿Por qué motivos reales el Opus Dei no quiere actualmente ser un instituto secular? Se han hecho muchas conjeturas sobre el particular. El Opus Dei, a pesar de todas sus protestas de liberalismo respecto a la actuación de sus miembros, no pueden impedir que se atribuya con fundamento al instituto en su conjunto, o por lo menos a la porción española del mismo, la responsabilidad de las actividades públicas de sus miembros. Esta atribución es fundada porque, aunque canónicamente no se trate de una congregación religiosa, la interdependencia que existe entre el instituto y sus miembros es prácticamente de la misma naturaleza que la que caracteriza a las órdenes o congregaciones religiosas”. En esto no estoy de acuerdo porque una congregación religiosa no es una secta, es algo mucho más abierto a la realidad que el opus dei, con todos los defectos que se le quieran poner a las congregaciones religiosas, el control exhaustivo que existe en el opus sobre sus miembros no lo tienen los religiosos.

La espiritualidad del Opus Dei

“Por ser el Opus Dei una organización de índole religiosa, es imprescindible para conocerla estudiar su espiritualidad. Pero por ser escasas las publicaciones originales y en la mayoría de escaso interés, hay que recurrir al libro en que se funda básicamente. A Camino. Al lado de Camino, analizaremos otra obra importante debida a un miembro del Opus Dei –la que sigue a Camino por su importante difusión- el libro de J. Urteaga, “El valor divino de lo humano”.

En sus orígenes, el Opus Dei se presentó como un movimiento casi revolucionario en el campo de la espiritualidad católica. Nacido en el seno del catolicismo más tradicional –incluso tradicionalista-, conservador e intransigente, como era “el más puro catolicismo español”, parecía destinado a romper las clásicas ataduras y a unirse a la corriente de renovación cristiana de otros países de Europa.

Cuando el Opus empezaba a ser conocido –acabada la guerra civil- en España estaba muy en boga la obra del obispo húngaro Thiamer Coth, que exponía algunas facetas de este catolicismo nuevo.

La primera impresión que causó fue, pues, la de ser un movimiento a lo Thiamer Thoth que, además de presentar la ventaja de ser algo vivido –no sólo leído- en un clima de verdadero entusiasmo, poseía el atractivo innegable del misterio y de ser ofrecido por gente “nueva” (laicos que ocupaban puestos de responsables de grupos y de directores de conciencia). Esta apariencia de “catolicismo nuevo” era innegable. Sirvan de ejemplo estas frases de Camino:

40. fe, alegría, optimismo, pero no la sandez de cerrar los ojos a la realidad. 7. No tengas espíritu pueblerino. Agranda tu corazón, hasta que sea universal, católico. No vueles como ave de corral, cuando puedes subir como las águilas (…)

Estos y otros conceptos sonaban en los oídos de los jóvenes formados en los colegios religiosos o que habían soportado la asignatura de “Religión” en los cursos de bachillerato, como algo nuevo y liberador. Por esta misma razón el Opus Dei constituyó una verdadera tentación para ciertos jóvenes catalanes. Para aquellos que, ya sea directamente, ya sea por el ambiente familiar, habían vivido antes de la guerra civil la entrada del nuevo catolicismo en Cataluña a través de la Federació de Joves Cristians de Catalunya, el escoutismo, las nuevas escuelas, el movimiento intelectual expresado principalmente por El Matí, etc. Pero el desengaño se produjo muy pronto en los espíritus capaces de crítica. Fácilmente se advirtió que lo que el Opus Dei ofrecía no era más que un mero tinte exterior pegado encima del más típico y anacrónico catolicismo español, que venía, además doblado de espíritu y disciplina fascistas.

Ante todo se tropezaba con una sorprendente falta de fundamento teológico que basara esta “nueva espiritualidad” que el Opus Dei proponía. Sorprende al leer Camino constatar que los capítulos que deberían ser básicos desde el punto de vista teológico carecen de solidez, no ya solamente en su contenido, sino incluso en su método. Tales son, los titulados “Vida sobrenatural” y “Más de vida interior”. Del primero de los capítulos citados son: 281. El silencio es como el portero de la vida interior. 282. Paradoja: es más asequible ser santo que sabio, pero es más fácil ser sabio que santo (Cita otros muchos puntos, 301, 302, 307, 309)

Después de leer estos dos capítulos, difícilmente se puede tener una idea estructurada de lo que es vida sobrenatural y vida interior. Igualmente pobres de contenido teológico y bíblico son los capítulos titulados “Amor de Dios”: 438. Loco! Ya te ví, te creías solo en la capilla episcopal, poner en cada cáliz y en cada patena, recién consagrados, un beso para que se lo encuentre El, cuando baje a esos vasos eucarísticos (Cita los puntos 533, 582. ¡Qué hermosa es nuestra Fe católica! Da solución a todas nuestras ansiedades y aquieta el entendimiento y llena de esperanza el corazón.) Igualmente superficial resulta cuando trata de otros temas como las devociones, el infierno, la liturgia.

Junto con esta flojedad teológica presenta la espiritualidad de Camino una serie de características ligadas a esa misma deficiencia de base y al típico catolicismo español. Por eso hallamos en Camino todos sus defectos y fallas: Pietismo y sentimentalismo, basados sobre todo en la imaginación (Cita aquello de “asaltar sagrarios”, el punto 322 sobre Betania, 546. ayer sentí que pedía usted por mí)

Este basarse en la imaginación camina a la par con un sobrenaturalismo o espiritualismo y providencialismo gratuitos y un concepto antropomórfico de Dios y de las relaciones con El, Puntos 24, 37, 58: No estorbes la obra del Paráclito, únete a Cristo para purificarte y siente con El los insultos, los salivazos…(Vienen otros muchos puntos que no voy a copiar pues son archiconocidos: el meterse en las llagas, cuando a cambio de los millones el “Sacerdote de Dios” da la bendición, el ser como un pequeño de dos años ante Dios que es eterno)

Como es natural también peca de abstracto y desencarnado: 169… el dolor recíbelo con espíritu cristiano y lo estimarás como un tesoro, 171. el Amor bien vale un amor (…)

Junto con los caracteres expuestos hasta ahora, se encuentran otros naturalmente ligados, como el dualismo (sobrenatural y natural, espíritu y carne, cielo y tierra) y por lo tanto un sentido negativo de cara a la vida y la felicidad actual, que llega casi a un inconsciente masoquismo: 28. tantas veces citado por los que hacen crítica del Opus (el de la tropa y el estado mayor), 163, el del corazón en la cruz, 208 el de amado sea el dolor, 592, el del cacharro de los desperdicios, 677 el de los montones de estiércol, el de los goces como un mulo, como una bestia…

Muchos de estos puntos admitirían un sentido “espiritual” si se toman las palabras al pie de la letra, frente a la vida eterna el oro y el placer es nada. El problema es que los miembros del Opus no dan ejemplo de vivir desprendidos de lo material.

Con este concepto dualista y negativo de la vida y de la religión, la única salvación está en la obediencia total y la sujeción más absoluta a los “representantes de Dios”. De aquí que el autoritarismo, el paternalismo y la exigencia de sujeción lleguen a los extremos más anacrónicos. Igualmente el correspondiente despersonalismo e infantilismo de los súbditos, los cuales están sometidos a un dirigismo total. Para darse cuenta del paternalismo es suficiente fijarse en el tono posesivo en que están redactadas muchas de las sentencias: No me seas susceptible, Jesús te me guarde…etc. Véase además como ejemplo de paternalismo, de autoritarismo, de falta de personalidad y espíritu de sujeción que se pretende en el súbdito, y del concepto más estricto de la obediencia. Cita el 53, el espíritu crítico que se encauza escribiendo y el superior verá lo que hace, 457, ¿quién eres tú para juzgar el acierto del superior? 617 el pincel en manos del artista (…) el 941, obedecer o marcharse, 954 nunca contradecir al Superior delante de quiénes le están sujetos (…)

“Se ha podido ver por los ejemplos citados que el autoritarismo y la sumisión ciega que se exigen en los súbditos rayan el espíritu fascista y al mismo tiempo están concebidos como instrumento o táctica para la eficacia de la organización y de sus fines.”

Otras características de catolicismo hispánico las da la meticulosidad en los exámenes de conciencia, la concepción apologética de la religión (el punto 115 de los del corazón seco), el valor secundario concedido a la mujer que se manifiesta en encendidos elogios que se tributa a quien se considera inferior (888, 946, 980, 982). A este respecto recuerdo en las tertulias multitudinarias cuando se levantaba una empleada de hogar y saltaba con aquello de “sois enciclopédicas”, porque sabían usar las máquinas, atender a los niños…¡qué vergüenza ajena siento por todo esto!

“Para nosotros el Opus Dei no es ninguna corriente innovadora o de rejuvenecimiento del catolicismo, aunque esta afirmación se oponga un poco al cumplido formalístico de Pablo VI, sino únicamente una organización típicamente fascista de gente al estilo católico antiguo con la finalidad de implantar en la sociedad lo que podríamos llamar una nueva cristiandad, por lo menos en España, ya que en el extranjero el Opus Dei parece presentarse con matices liberales, y en esto coincidimos con la opinión de Urs von Baltasar.

Esta finalidad de obtener una organización a lo fascista aparece expresada en aquello que constituye el tono más típico de Camino, y al que tantos autores se han referido: la búsqueda del Superhombre. Un superhombre que, en el fondo, aparece despersonalizado, arrogante, perfeccionista, todo voluntad, sin criterio propio, disciplinado al máximo, eficaz, alienado bajo el idolatrismo del caudillo con una sujeción total a la jerarquía, con dureza, sin sentimiento, en actitud de combate, militarista, intolerante convencido de que sólo él y los suyos son los buenos y los demás unos pobres infelices, lleno de incomprensión y de sentido de superioridad y con gran afán de proselitismo. Aunque algunos autores se hayan referido a este aspecto típico de la formación que quiere dar Camino, volveremos a citar ejemplos característicos: cita casi muchos puntos del capítulo Carácter: 4. No digas son cosas de mi carácter…11. Voluntad, energía, ejemplo 16. tú del montón? Y muchísimos más. Destacan los de proselitismo con su tono imperioso, urgente, militarista, convencido de su superioridad: 914, la pena de las muchedumbres convertidas en rebaño, sin ideal… Fascismo puro.

“La formación fascista dirigida a constituir una especie de milicia católica que sea eficaz por su organización, se completa además con la medida del secreto o discreción, al cual consagra un capítulo del libro. 639 y siguientes.”

“Al mismo fin se dirige no sólo el sentimiento de superioridad, sino también la ausencia de posibilidad de toda crítica. Así el 53 dice: Ese espíritu crítico no debes ejercitarlo ni con nuestro apostolado ni con nuestros hermanos…”

“La idea de que la influencia en la sociedad debe hacerse desde arriba es evidente en todo el libro, que respira un tono clasista muy marcado, aunque seguramente inconsciente: así sólo habla muy accidentalmente del trabajo de los obreros, y aún com ejemplo de cosa vil 456, el último peón de albañil puede destruir la catedral (…) En cambio supone que los interlocutores a quienes él se dirige son siempre catedráticos, periodistas, políticos, hombres de diplomacia, estudiantes, etc.

“Todo esto le parece al fundador normal y lícito. Para ello le basta encontrar una justificación “sobrenatural”, cosa que le es relativamente fácil en el terreno abstracto: 24, 32, 155., 481, se gasta lo que se deba aunque se deba lo que se gaste.”

“Por una parte, el Opus Dei supone una formación recia y una organización muy estricta y sin duda eficaz. En cambio, se funda en bases ideológicas y en principios abstractos: el bien de todas las almas y la gloria de Dios, sin ninguna profundización ni teórica ni práctica de lo que esto significa. Además, es fundamental que sus miembros vivan “en el mundo”, por lo tanto no les es posible ni la falsa justificación de la existencia en una forma de vida especial –como puede ser el caso de algunos institutos religiosos-. Toda su excelencia, todo su caudillaje y toda su lucha apologética, ¿sobre qué terreno se debe ejercer? Sólo le queda un campo que sea aséptico de toda ideología, y es el campo de la profesión. De aquí que todo el Camino parece orientado a obtener hombres que sobresalgan en su profesión, pero entendiendo como tal el ejercicio estricto, haciendo abstracción de todo el contexto sociológico, político, en fin, humano del mismo” El punto 359 es citado como modelo de abstractismo de la vida: pon un motivo sobrenatural y habrás santificado el trabajo.

“A este rápido estudio sobre el libro fundamental del Opus, podemos añadir para completar y confirmarnos en las mismas ideas unas breves notas sobre una obra que viene a ser el fruto dado por la semilla de Camino. Se trata del libro de Urteaga “El valor divino de lo humano.”

“El libro, lo indica ya el título, se presenta como una revalorización de lo humano. Como ya dijimos al explicar el porqué del éxito inicial del Opus, también en la obra de Urteaga nos hallamos ante una reacción contra una concepción monjil del cristianismo. Las palabras que encabezan el primer apartado nos dan ya una idea de la posición del autor ante el mundo y ante el mensaje cristiano: “Santos, paganos, beatos y cobardes”.

“Qué es el santo…un valido de Dios… Y acudirán al santo para pedirle favores, besuquearán sus pies de pasta, admirarán su cara relamida y poco artística, depositarán monedas como prenda de su amor. Se les pide novio, se les pide novia, se les reclaman las cosas perdidas y hay día señalados en que el conseguirlo resulta menos difícil. ¡Este es el santo!...fetiches sobre peanas de escayola con vetas pintadas para que parezca de mármol” p. 24-25-

“Pero es más fácil destruir –el autor posee una indiscutible habilidad literaria, no exenta de un algo caricaturesco que la convierte en demagogia- que construir de nuevo. Al querer analizar la revalorización de lo humano en lo santo, nos hallamos con un barniz superficial. El fruto que ha dado el Opus Dei con el libro de Urteaga adolece de dos defectos básicos: falta de profundidad teológica, y falta de cohesión lógica.”

“Urteaga parece ignorar el valor de ser, que el más alto valor de lo humano, consiste en ser personal, en autocrearse y autoposeerse. Parece que la realidad que ante todo ha deslumbrado a Urteaga sea la “eficacia en la acción”. Sorprende el tono en que está escrito el libro. Basta repasar someramente los títulos del índice de capítulos para darse cuenta que la obra más que mover a la reflexión, tiende a enardecer las voluntades:…

Con ojos de risa, Beatería, Calumnia, gritadles que los cristianos no somos así, ¡Hombres!, reciedumbre y virilidad, A golpe de látigo, Intransigencia, ¡No nos dejaremos matar!, Un gigante entre guiñapos, ¿deserción? ¡Mar adentro! ¡Más locuras para los audaces! ¡Nos urgen las almas! Olas gigantescas que levantan roja espuma de fuego, ¡Cristianos adelante! ¡Las aguas pasarán!.

Títulos todos que hacen pensar que el libro, más que para ser leído, ha sido escrito para ser declamado. Sus páginas transportan a un ambiente de arenga militar con sus tópicos más comunes: el autor admira la “reciedumbre de Pablo”, condena las simplezas que repelen y repugnan a un hombre recio y viril, constata que los primeros mártires fueron “varones”, y que “viriles fueron nuestros caballeros del medievo”…

Al lado de este “verbalismo”, falto de profundidad, que tanto nos recuerda el tono y el contenido de los mítines de muchos de los dictadores y demagogos de nuestros tiempos, observamos la carencia de una cohesión lógica. Esta falta de lógica ha dado al autor la posibilidad de hilvanar palabras e ideas de otros autores, con lo que el libro ha ganado algo –no mucho- en profundidad doctrinal en algunas de sus páginas. Nos referimos a la dependencia de la obra de Marmion que da al autor mayores posibilidades teológicas e incluso eruditas. Con ello Urteaga consigue caminar al mismo tiempo por los senderos de una espiritualidad litúrgica, histérica de tendencia maniquea, y una espiritualidad jesuítica y de revalorización del esfuerzo humano emparentada con el semipelagianismo.

Con todo ello el libro al lado de verdaderos aciertos, contiene lamentables lagunas, y sobre todo está aquejado de constante arribismo: “¿Qué tu vida no cuenta en este mundo? ¿Qué no puedes hacer nada? ¿Qué pecado terrible hemos cometido los hijos de Dios para sentirnos sin fuerza frente a los hijos del diablo?...¿es que podemos presentarnos al mundo como unos guiñapos que viven su religión de una forma molesta, rutinaria, encogida y ridícula? (…)

La obra para ser una revalorización de lo humano, es demasiado reaccionaria, y su virilidad resulta demasiado infantil e inmadura. Esto lo observamos sobre todo en el complejo de inferioridad que le aqueja a él como al Opus Dei en general. Constantemente tiene necesidad de defenderse sobre todo de aquellos que critican sus ganas de inserción en el mundo, el mundo odiado y despreciado por los hijos de Dios en otros tiempos.

Pero si el libro es vulnerable desde el lado humano, mucho más lo es desde el ángulo “divino” es decir, evangélico. Sobre todo si se parte de una espiritualidad sobrenaturalista como es la de las virtudes que nos comenta el autor siguiendo a Marmion. Urteaga parece olvidar que el grano da fruto pudriéndose y que el reino de Cristo no es de este mundo. Está seguro de poseer la verdad y quiere imponerla “a golpe de látigo”.

“¿Tolerancia?...claudicación ¿Transigencia con el error?...¡fornicación de la verdad! Al cristiano no se le estimula –no hace ninguna falta- a que haga ostentación de su vida interna de piedad pero sí se le pide, cuando llegue el momento, que defienda con los dientes su religión...¡no podemos dejarnos matar! Que nos teman a los veraces. Que nadie se ría de un cristiano… No es que el mero hecho de estar en la verdad tengamos que morder al que no la conoce, pero sí por el mero hecho de haber sido agraciados con ella, tenemos que defenderla con los dientes contra quien la ofenda…”

Se comprende que con la llegada de la democracia a España, el libro dejara de recomendarse como lectura espiritual, resulta demasiado combativo. Los tiempos habían cambiado.

“Después de estas palabras, evidentemente el ejemplo que nos trae a colación Urteaga, no es tanto Jesús de Nazaret, como Judas Macabeo (pp. 95-105) para terminar con unas palabras de arenga a los Cruzados: ¡Adelante, con violencia, los hombres de Dios!”

“Como resumen podemos decir que el Opus Dei no aporta nada nuevo ni de renovador al catolicismo, sino todo lo contrario, confirma el típico estilo de lo que viene llamándose “catolicismo español”, con su fanatismo, credulidad y falta de profundidad teológico-filosófica. Aporta sí, una nueva organización de tipo fascista que, basándose en el misticismo de la autoridad y de la obediencia, busca ante todo la eficacia. Carece de lógica interna (jamás los fascismos han brillado por esta cualidad. La lógica conduce siempre a incertidumbres –pues vivimos en un mundo relativo- y, por lo tanto a debilidades). A la lógica intrínseca, se prefiere un sistema “externo” de palabras bien trabadas entre sí y brillantes en su conjunto, y exigir mucho en pocas cosas, hasta el heroísmo. Como los fascismos parece olvidar que la organización es para el individuo y no éste para aquella. Es verdad que los conceptos de Raza y de Patria son sustituidos por los de Iglesia y de Dios; pero no por ello resultan conceptos menos abstractos, y el individuo, como persona, queda diluido en el espíritu de grupo. Y aquí tocamos una de las características más patentes. Sorprende que Escrivá se pronuncie contra los clericalismos. Su “equipo” forma un partido con todo el espíritu de clan, es decir, de clero. Clero que si no es halagado se siente incomprendido, y clero que se afirma atacando a los demás.”

“Pero espíritu de clan, no significa espíritu social. Al lado del sacrificio por la eficacia del partido, hallamos el mayor de los individualismos. El trabajo tiene el valor de un medio de santificación e incluso lo será el esparcimiento. Se trata de un cometido a cumplir o algo necesario para la salud; pero no algo esencial para la vida misma del ser y de la comunidad humana. Nos hallamos a los antípodas tanto del concepto marxista del trabajo, como del expresado en “Pacem in terris”. Esto les permite a los miembros del Opus de ser profesionales sin estar “engagés”, vivir en la profesión extraños a la comunidad. El trabajo es algo “para ofrecer a Dios”, a un Dios que se halle en lo profundo y como fundamento de la personalidad misma de cada uno. Así, entre los miembros de la Obra podemos hallar personas que desde el punto de vista estrictamente profesional son de valor innegable e irreprochables en cuanto a moralidad individual y profesional (eso habría que verlo más despacio), pero que viven al margen de los grandes problemas colectivos de la sociedad en la cual radican –especialmente en España- o militan para el mantenimiento de un régimen anacrónico y antisocial.”

“Es normal que un movimiento de esta índole se sitúe automáticamente en el aspecto social en el campo conservador, y que, a pesar de todas sus apariencias de adaptación al mundo de hoy, no haya hecho ningún paso en el sentido de la “encarnación”, es decir de estar presente en las realidades sociales. Es casi paradójico que un movimiento que se llama laico por antonomasia ignore por completo el sentido del “engagement” o compromiso temporal revalorizado en el seno del catolicismo –por la Acción Católica especializada y otros movimientos más avanzados- desde hace casi cincuenta años. Toda su pretendida revalorización de lo temporal se limita a santificarse en la propia profesión, desarrollando en ella, a fin de que de ese modo se tenga un valor apologético en pro del catolicismo. La profesión se entiende en el sentido estricto –“le métier”- haciendo abstracción del contexto socio-político de la misma. Sólo esta concepción tan abstracta de la vida explica que los dirigentes del Opus puedan confesar, sin rubor, y casi como algo que les honra, el que la mayoría de sus miembros son apolitizados. En todo Camino la única expresión que podría hacer pensar desde lejos en algo de encarnación en el mundo es la de 353 (el punto sobre dejar el sombrero en la puerta del Parlamento…etc) En cuanto a la falta de originalidad en el aspecto doctrinal, a pesar de los efectismos modernistas en las palabras, es posible que la prueba más evidente la ofrezca la ausencia del Opus Dei entre los grandes nombres del concilio Vaticano II. Al revés de lo que fueron las órdenes mendicantes en el concilio de Lyon (siglo XIII) y los jesuitas en el de Trento (siglo XVI), la nueva forma de vida religiosa de nuestros días que es el Opus Dei está ausente de la vida teológica del concilio Vaticano II, y no puede ofrecer ningún nombre remarcable en el campo de la teología, si exceptuamos a Paniker quien, por otra parte, ha sido notablemente alejado del Opus.”

El Opus Dei en la sociedad española

“Estas características del Opus Dei han hecho obtener al instituto los siguientes resultados desde el punto de vista social:

  • La aceptación por parte de la jerarquía. La falta de innovación en el sentido religioso, a pesar de sus primeras apariencias, y el hecho de no ofrecer ningún problema en el aspecto social, le han merecido la aceptación unánime (después de algunas dudas iniciales) de la Jerarquía española. Con la ventaja, además, de que ésta lo mira todavía –y siempre, seguramente- como algo misterioso, por lo cual no se atreve mucho a meterse con él, ya que no conoce ni su naturaleza, ni, sobre todo, su verdadera fuerza. Por otro lado, en cambio es esta misma falta de originalidad y contenido ideológico lo que más ha enajenado al Opus Dei los medios intelectuales y, concretamente, universitarios.
  • La aceptación por una gran parte de la alta burguesía. La aparente liberalidad de espíritu, la modernidad (salidas en coche, tenis, locales modernos, echar “tacos”…), la “mundanidad” de sus sacerdotes y dirigentes, hacen impacto en los jóvenes de alta y media burguesía, mientras que la actitud socialmente conservadora del instituto no alarma a los papás. Además, la posibilidad de “relación” que supone el contacto con el Opus produce una atracción irresistible en muchos hombres de grandes negocios.
  • La aceptación por parte del Estado franquista. Llega un momento en que la ideología de la Falange molesta al franquismo[3]. Entonces éste encuentra en el Opus Dei un instrumento que le ofrece enormes ventajas: 1) organización poderosa que no está destinada prácticamente a nada. 2) La ausencia de ideología precisa, que un día podría estorbar como ha sucedido en el caso de Falange. 3) La profesión de un catolicismo tradicionalista y por lo tanto sumiso, sin condición, al Caudillo de la Cruzada. 4) La apariencia de modernidad, de “agiornamiento” que le evita, por una parte, las ridiculeces a que le someten a menudo algunos –la mayoría- de los obispos, y, en cambio por otra no le proporciona ningún problema.”

El Opus Dei en la universidad española

“Ya al poco tiempo de terminada la guerra española, la Universidad pasó a ser uno de los centros de atención y de interés para el Opus. El Opus Dei cree y confía en el dominio de las oligarquías tecnócratas. Siguiendo uno de los criterios iniciales de su fundador, trató de cristianizar la Universidad y convertirla en un instrumento de dominio en el campo intelectual, a fin de recristianizar España “de arriba abajo”. Pero la empresa, ambiciosa en otros tiempos, resulta sumamente ingenua en una sociedad pluralista como la actual, aunque la intención no podía desagradar en los ambientes burgueses.”

“No se puede afirmar que el Opus Dei se haya salido con su propósito. Lo cierto es que, desde hace tiempo, ha debido mantener una dura lucha con la Universidad oficial. Hay quien se ha preguntado sobre las razones de la oposición entre Opus Dei y universidad: pero no se ha acertado siempre a dar una respuesta.”

“Podríamos hablar de una lucha por conquistar la Universidad, y una lucha por construir su propia Universidad al margen de la universidad oficial.”

“Es conocido el régimen de oposiciones vigente para llegar a obtener las cátedras universitarias. Se trata de una empresa difícil para los no suficientemente preparados, o los que carecen de respaldos poderosos. Durante la década de los años cuarenta no le fue difícil al Opus Dei obtener sus objetivos, puesto que los miembros de los tribunales eran escogidos por el gobierno. Pero la cosa se le complicó cuando, a la década siguiente empezó a regir los destinos del ministerio de Educación nacional Joaquín Ruiz Jiménez, contrario al Opus, que impuso la autonomía de los tribunales de las oposiciones a cátedra, los cuales deberán ser elegidos por la misma universidad.”

“Este semifracaso acentúo el separatismo espiritual de la institución con respecto a la universidad oficial. Así, sin renunciar a los puestos conquistados en la Universidad, concibió muy pronto la idea de fundar una Universidad católica, es decir, una universidad libre, independiente de la oficial. Apoyado por el concordato entre España y la Santa Sede de 1953, el Opus Dei obtuvo –no sin grandes dificultades- la creación del Estudio General de Navarra. Se ha subrayado con razón el carácter ambicioso de la empresa –primera y única en España- que no ha sido fundada por la Iglesia como tal, sino por un joven instituto secular.”

“Con todo el Opus Dei no ha cejado en su lucha. En ocasión de la pasada crisis ministerial del mes de julio de 1965, consiguió afianzar sus posiciones en el interior del gabinete del general Franco. Casi seguro que el ministro de Educación Nacional, Lora Tamayo, simpatizante e instrumento del Opus Dei, hubiera perdido su puesto, por el deseo del jefe del Estado de sustituirlo por García Gómez, antiguo liberal y actual embajador en el Oriente Medio, si no hubiera intervenido en contra de esta decisión, la poderosa influencia de personajes como Carrero Blanco y López Rodó. El caso es que el Opus Dei sigue en la brecha contra la Universidad oficial con aires de Cruzada, aunque tenga que confesar sus fracasos en el afán por conquistarla.”

“Por otra parte, al lado de esta lucha se ha ido infiltrando por otros caminos en los medios intelectuales. Muchos miembros obtienen colocación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Calvo Serer obtiene la dirección de Arbor, se crea una nueva escuela de Historia Moderna, integrada en su totalidad por miembros del Opus, se fundan editoriales como RIALP, etc.”

El Opus Dei y la economía del país

“La constante de la falta de publicaciones y el carácter semisecreto o totalmente secreto, en algunos aspectos, del ser y hacer del Opus Dei, nos impiden tener una idea exacta de la influencia del mismo en el mundo económico. Es indudable que algunas grandes empresas y bancos o asociaciones económicas (Banco Popular, Unión industrial Bancaria, Banco Ibérico. Credit Andorra, Banco de Andalucía, Banco de Salamanca) están totalmente o casi exclusivamente en manos de miembros del Opus Dei o de sus cooperadores. En cambio, otra veces su influencia se ejerce a través de miembros de la Obra que forman parte de los consejos directivos o administrativos de las asociaciones.”

“Un testimonio parcial, pero que da una idea muy significativa tanto del interés con el que el Opus procura introducirse y adueñarse de los recursos económicos existentes actualmente en España, y, por otro lado, de la capacidad económica con que cuenta ya en la actualidad, nos la dan estos textos extraídos de la Memoria de la IV Asamblea Anual de la Asociación de miembros del IESE celebrada en Pamplona los días 19 y 20 de octubre de 1964. En la página 40 se lee:

“Es necesario intervenir en asociaciones de empresa, institutos, sindicatos… Consideramos que es un deber actuar de la forma necesaria para conseguir directivos en estas instituciones… Asimismo es necesario que las lleven por los cauces que señala su propia razón de ser… Asimismo es necesario crear organizaciones colectivas que cumplan con las exigencias del momento.” En la página 43: “Sin duda debe colocarse el granito de arena donde se engendrará la perla. Y de ahí que sea interesante considerar los medios adecuados para fomentar y facilitar la promoción de empresas entre los miembros, o entre éstos y otros empresarios. También la fusión o asociación de empresas será un objetivo de acción social colectiva.” En las páginas 45-56: “Se estiman de interés los siguientes caminos para la difusión de nuestra doctrina: 1) posibilidad de hacer declaraciones a la prensa detallando bien que… no es, ni mucho menos, opinión del IESE o de la asociación… 2) posibilidad de hacer declaraciones dirigidas a la administración y organismo correspondiente con las mismas salvedades…4) creación de los clubs como fuente y plataforma de la actividad social de los miembros.” En la página 48: “Esta dirección y sucesión (de los clubs) deberá estar sólo a cargo de los socios activos (que deberán ser miembros del IESE). En el consejo directivo deberá haber siempre un representante del IESE.” En la página 105: “Hagamos que pasen por el IESE los directores de empresas de mayor calidad profesional entre nuestros amigos.” En el documento n. 2 del Club IESE se dice: “El órgano que ostenta la máxima autoridad dentro del centro del club IESE, tanto en lo referente a gestión como soberanía deberá estar constituido en su mayoría absoluta por miembros de la asociación de miembros del IESE, que serán a su vez los únicos elegibles para cargos de presidente, vicepresidente y secretario… Podrán ser socios de un centro del club IESE, todas las personas que ocupen en una empresa mercantil posiciones de alta dirección y ostenten cargos cuyas decisiones puedan afectar al entorno económico-político-social de las empresas mercantiles. El club recibirá apoyo financiero del instituto…”

Como buen testimonio del volumen económico que utiliza el Opus Dei leemos en las páginas 105-106 de la citada memoria de la IV asamblea anual:

“El presupuesto de funcionamiento del IESE, y no hay una peseta de inversión en edificios, fue de 2 millones el año 58-59, primero de nuestra existencia, el presupuesto de gastos de funcionamiento, de gastos no sujetos a ningún tipo de amortización, fue de 2 millones de pesetas, el año 59-60 fue de 4 millones, el año 60-61, de 6, el 61-62, de 10; el 62-63, de 18 millones. Sobre estas cantidades hay las cantidades invertidas en edificios que utilizamos actualmente, 250.000 palmos en Pedralbes, con tres edificios. El primer edificio puede costar alrededor de los 6 ó 7 millones, el segundo, 16; el tercero, 8; los terrenos, 10. Sumando cifra entre los 50 y 100 millones. El dinero de las inscripciones ha llegado a cubrir cada año aproximadamente en 50% de gastos, pero el otro 50% del presupuesto de gastos, más todo lo invertido en el inmovilizado, ha salido en primer lugar de los elementos directivos del instituto. Félix Huarte y yo (Antonio Valero) hemos recorrido muchos kilómetros pidiendo dinero.”

Actitud política

“El Opus no tiene ideología, ni teología, ni mística, ni ideología social ni política propias. Además su característica conservadora y su estructura autoritaria no le permiten dar a sus miembros una formación multipluralista. No es concebible que los miembros del Opus elaboren ideologías o piensen profundamente por su cuenta; pues el día que esto hicieren, se establecería enseguida la autocrítica en su seno y la Organización no resistiría. La única ideología consiste en la pretensión de conquistar los puestos elevados en la sociedad para influir en la misma y asegurar de este modo su “carácter cristiano”. Siendo pues su ideal tan abstracto, teniendo horror a las ideologías, estando formados sólo técnicamente en la práctica, su acción consiste en mantener el estado actual de las cosas y, por lo tanto, prestar su apoyo al régimen constituido y recibir asimismo de él su apoyo. Decimos recibir de él su apoyo, ya que la Organización, al ser tan extensa como lo es actualmente, ha llegado ya a la situación en que ella misma se convierte en finalidad de sí. Por lo tanto, su casamiento con el régimen le permite dar satisfacción a sus dos finalidades reales: mantener un estado “católico” y existir y crecer como organización.”

“Para justificar esa actitud de los miembros –no del instituto, porque se empeña ineficazmente en negar toda actitud social común- han aparecido ideólogos políticos tales como Calvo Serer, Pérez Embid y Vicente Marrero. Pero en resumen sus teorías no son más que elucubraciones sobre la equívoca tesis de que la substancia de España es el catolicismo y que la Cruzada hizo que España se encontrase de nuevo a sí misma. Estos ideólogos venían a defender de nuevo España contra el liberalismo y el marxismo. Otro modo de justificarse es su teoría tecnocrática, cuyo representante genuino es López Rodó.”

“Se ha criticado muchas veces al Opus porque hacía política. Debiera ser criticado más bien porque no la hace. Que el Opus, en tanto que organización social haga política, es decir, tome una actitud en la lucha por el progreso y el bien común de la sociedad, sería normal, ya que sus miembros son ciudadanos y forman parte una organización en una sociedad concreta. Lo que hay que reprochar al Opus es el que no haga política, o al menos, que la haga mal. Lo más nefasto es la actitud apolítica de sus miembros, dispuestos, por lo tanto, a conservar el status quo y apoyar, en definitiva, la política del régimen. Es más que revelador, en este punto, la actitud adoptada por el Opus Dei en los conflictos universitarios de los cursos 64-65 y 65-66, actitud por todos conocida. Si no bastara esto, cuando alguno de sus miembros se decide a pasar a la política militante, da la casualidad de que es únicamente para hacer la política del régimen. Aunque en las apologías del Opus Dei sus miembros protestan contra la acusación de que el Opus o ellos hacen solamente política franquista, por lo que se refiere a España es imposible demostrar lo contrario. Ningún partido o grupo de oposición al régimen admite que forme en sus filas miembro alguno del Opus Dei; y, lo que es más convincente, nunca se ha visto que un miembro del Opus sea encarcelado o siquiera multado. En cambio, su política de apoyo al régimen es innegable. Baste recordar que es el grupo más representado en el actual gobierno franquista: son del Opus Dei el ministro de Comercio, García Moncó; el director del Plan de Desarrollo, López Rodó; el de Industria, López Bravo; y sometidos a su influencia el de Hacienda, Espinosa; el vicepresidente del gobierno Carrero Blanco; el ministro de Gobernación, Alonso Vega; es además simpatizante Lora Tamayo, ministro de Educación nacional.”

“ Debido al carácter semisecreto del Opus, no se puede tener una información exacta de todos los puestos que ocupan sus miembros en los distintos organismos gubernamentales; pero la sola constatación del número de ministros que pertenecen al mismo es suficientemente elocuente para poder suponer que actualmente el Opus Dei detenta la mayor influencia en el gobierno de Franco, y es, por lo tanto, responsable como cualquier otra fuerza política franquista del mantenimiento del régimen actual. Los miembros del Opus Dei hacen uso de su condición de “libérrimos” tan traída y llevada por los apologistas, eligiendo el servicio de un sistema político y estatal que es todo lo contrario a libérrimo o simplemente libre. No por pura casualidad. Incluso suponiendo la verdad de la libre opción política de los miembros del Opus Dei difícilmente podrán decidirse por una opción libre y democrática. El carácter sumamente arbitrario del instituto y su infantil conformismo y conservadurismo ideológico no son buena escuela de libertad. La libertad no se improvisa, y, sobre todo, no se alcanza con sólo afirmar que se es libérrimo.”

  1. Antonio Jiménez García, El krausismo y la institución libre de enseñanza, ed. Pedagógicas, Madrid 2002, p. 184.
  2. Vicente Cacho Viú, La institución libre de enseñanza, Rialp, Madrid 1962.
  3. Dionisio Ridruejo, “El otro plan López Rodó”, en Mañana, 8 de octubre de 1965.