Hijos en el Opus Dei/Faenas de pesca

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HIJOS EN EL OPUS DEI


FAENAS DE PESCA


En el ya mencionado documento vaticano se describen las características más significativas del proselitismo sectario:

Algunas sectas y cultos deben en parte su éxito a sus métodos de reclutamiento, técnicas de formación y procedimientos de instrucción, que generalmente son muy sofisticados. Quienes son generalmente atraídos por tales métodos desconocen, en primer lugar, que este acercamiento ha sido preparado generalmente con antelación, y, en segundo lugar, ignoran la naturaleza de esta conversión manipulada y de estos métodos de formación (manipulación social y psicológica) a los que ellos están sometidos. Las sectas imponen con frecuencia sus propias normas de pensar, de sentir y de creer. Esto está en neto contraste con el método de la Iglesia, que requiere pleno conocimiento y capacidad.

Tanto jóvenes como adultos, que no tienen bases sólidas, son víctimas fáciles de estas técnicas y métodos, que frecuentemente son una mezcla de afecto y culpabilización (por ejemplo, el "estallido de afecto", el "test de la personalidad" o el "ríndete"). Estas técnicas comienzan con un diálogo positivo, pero gradualmente van adquiriendo un determinado tipo de control mental con el uso de técnicas de cambio abusivo de conducta.

Se han enumerado las siguientes características:

  • hábil proceso de iniciación del convertido y gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en realidad;
  • técnicas dominantes: "estallido de afecto", ofreciendo "una comida gratuita en un centro internacional para amigos", técnica de "pesca mediante flirteo" (prostitución como método de reclutamiento);
  • a los alistados se les imponen decisiones y respuestas preestablecidas;
  • distribución de dinero o medicinas;
  • exigencia de una abnegación incondicional al iniciador, líder.
  • aislamiento: control del proceso racional del pensamiento, eliminación de la información e influencia externas (familia, amigos, periódicos, revistas, televisión, radio, tratamiento médico, etc.) que podrían romper el hechizo de este compromiso y el proceso de asimilación de sentimientos, actitudes y patrones de conducta;
  • se trabaja a los neófitos desde la perspectiva de su vida pasada; centrándose en anteriores comportamientos desviados como el haber consumido droga, desviaciones sexuales; jugando con sus taras psicológicas, con sus pobres relaciones sociales, etc;
  • métodos que alteran las conciencias y producen disturbios intelectuales (bombardeo intelectual); uso de clichés para interrumpir el proceso natural del pensamiento, sistemas de lógica cerrada; restricción del pensamiento reflexivo.;
  • mantener al neófito constantemente ocupado y nunca solo; exhortación y entrenamiento constantes para llegar a un estado espiritual exaltado, a una alteración de la conciencia, a un acatamiento automático de las órdenes: supresión de la resistencia y negatividad; dar respuesta a los temores de manera que se genere un mayor temor;
  • dar una importancia exagerada al líder; algunos grupos rebajan la de Cristo para aumentar la del líder (es el caso de algunas sectas "cristianas"). (El Desafío de los Nuevos Movimientos Religiosos. Informe del Secretariado para la Unidad de los Cristianos. 7 de mayo de 1986.)

Veamos si alguna de estas características mencionadas en este documento oficial de la Iglesia es aplicable al Opus Dei:

A modo de introducción se nos dice que "quienes son atraídos por tales métodos desconocen, en primer lugar, que este acercamiento ha sido preparado generalmente con antelación".

Pero: ¿Quiénes son atraídos por el Opus Dei?

En primer lugar y aunque el Opus Dei se jacte, de cara a la galería, de haber sido el inspirador de la idea de la llamada universal a la santidad que luego se explicitó en el Concilio Vaticano II (que se lo digan a san Pablo, que ya en el siglo I llamaba santos a todos los cristianos a quienes dirigía sus epístolas), se expresa de una manera marcadamente elitista al dar las directrices por las cuales se ha de orientar su "proselitismo":

No queremos masa sino selección. (Escrivá en Crónica, 1963.)

...Atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio, a aquel otro poderoso, a aquel lleno de prudencia y virtudes... (Escrivá en Camino, punto 802.)

Trabajar con todas las fuerzas para que la clase que se llama intelectual -que es guía de la sociedad civil tanto por la instrucción en que no tiene rival, como por los cargos que ejerce y el prestigio social por el que se distingue- abrace los preceptos de Cristo Nuestro Señor y los lleve a la práctica. (Constituciones de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei. Roma, 1950.)

Ricardo de la Cierva por su parte apunta, en este mismo sentido:

Monseñor Escrivá buscaba lo que él llamaba el apostolado del mundo intelectual, una de las razones fundacionales del grupo. (Tiempo, 20 de enero de 1992, pág. 11.)

Inicialmente, como argumenta Alberto Moncada este apostolado (Cfr. ponencia presentada por Alberto Moncada para el 12º Congreso Mundial de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, julio de 1990, titulada: "Sectas Católicas, el Opus Dei") se dirigía exclusivamente a profesionales y universitarios pero posteriormente debió comprobarse que el reclutamiento era más sencillo entre adolescentes, que hoy en día constituyen el semillero de la Obra: la denominada Labor de San Rafael.

Cuando era un joven numerario recuerdo cómo nuestros directores nos hablaban de que debíamos hacer proselitismo con aquellos muchachos a quienes considerásemos un buen partido para nuestras propias hermanas. Y, para afianzar más nuestras ideas al respecto, nos lo sintetizaban con tres palabras: nuestros amigos tenían que tener "cabeza, corazón y buena pinta", estribillo que nos repetían con cierta periodicidad en las charlas, retiros y meditaciones. Este proselitismo elitista es algo que el Opus Dei comparte con la mayoría de las organizaciones de corte sectario:

Una secta, por lo general, busca a las personas más educadas, activas y capaces que puede encontrar. He escuchado comentarios como éstos: "No sabía que había tanta gente brillante en este tipo de grupos" o "Aquel líder es de verdad una persona muy agradable, bondadosa y muy inteligente. ¿Por qué se habrá unido a un grupo como éste?" (Steven Hassan. "Las técnicas de control mental de las sectas y cómo combatirla"s. 1990, Ediciones Urano, pág. 126.)

Continuemos glosando el documento vaticano. Continúa así:

Desconocen que este acercamiento ha sido preparado generalmente con antelación, y, en segundo lugar, ignoran la naturaleza de esta conversión manipulada y de estos métodos de formación (manipulación social y psicológica) a los que están sometidos.

¿Cómo se aproxima el Opus Dei a los jóvenes? ¿Hay algo de oculto o esotérico en sus métodos de apostolado?

En primer lugar el Opus Dei se acerca a los jóvenes a través de los colegios. Algunos de ellos son "Obras Corporativas", es decir el Opus Dei se responsabiliza plenamente de los mismos, como el colegio Retamar en Madrid. Otros colegios, cuya dirección espiritual está encomendada al Opus Dei, pertenecen a cooperativas de padres, muchos de la Obra, que suscriben una participación del mismo al ingresar sus hijos en él. En ellos los profesores no realizan directamente el proselitismo con sus alumnos (aunque hay excepciones) sino que existe un cuerpo de preceptores, de edad poco superior a la de los muchachos, que periódicamente se entrevistan con ellos. Estos preceptores orientan afablemente a los muchachos acerca de sus asignaturas y de los problemas de su edad. Aunque hay excepciones (más que con los profesores), los preceptores tampoco invitan a los muchachos a hacerse del Opus Dei. Sin embargo les animan a estudiar en las bien acondicionadas salas de los clubes juveniles de la Obra, donde sí se realiza una labor de proselitismo directo. También ponen en contacto a alumnos del Opus con otros que no lo son para que el apostolado se desarrolle entre los mismos jóvenes. Sobre el contenido de las charlas que mantienen con los alumnos he recogido el siguiente testimonio:

Desde que entras te integran en un grupo con una tutora que te controla de cerca -explica la alumna de Montealto-. Se interesan mucho en sacarte información sobre tu familia. La tutora siempre te está cogiendo aparte para preguntarte ¿cómo se llevan tus padres?, ¿van a misa? y cosas así. Cada dos semanas el cura nos suelta un sermón, y la semana que no toca cura lo hace la tutora. De lo que más nos hablan es de la castidad, y a veces se ponen horribles, como un día que nos dijeron que los que se divorcian van seguro al infierno, y había una niña con los padres divorciados que se tiró llorando todo el día (Tiempo, 11-17 de abril, 1988, n. 309, pág. 15).

Este "apostolado" no se realiza exclusivamente en los colegios y universidades del Opus Dei. En la propia clínica de la universidad de Navarra se aprovecha la gratitud de los pacientes que han sido atendidos y confortados en sus sufrimientos para realizar posteriormente una labor de proselitismo con ellos. También encontramos en las universidades españolas un alto porcentaje de profesores pertenecientes al Opus Dei, hábilmente promocionados a estos puestos desde la época franquista. No obstante, la captación de jóvenes se da en cualquier colegio, sea o no del Opus, y termina en la red de innumerables clubes juveniles que hay en cada ciudad donde el Opus Dei actúa. En estos clubes se distinguen dos zonas a efectos de "proelitismo": el club propiamente dicho y el centro. En el club se "entretiene" a los más jóvenes con infinidad de actividades: modelismo, cine, deportes, excursiones, música, fotografía, vídeo, etc., de manera que poco a poco empiezan a ver el club como su propia casa, según se apunta en las "Crónicas" (la literatura interna del Opus Dei):

...los muchachos se reparten naturalmente por toda la casa -por su propia casa- y es magnífica ocasión de estudiarlos, conocerlos mejor... ("Crónica", febrero 1963.)

Cuando los jóvenes llegan a la adolescencia pasan al "centro". En el centro se localizan el oratorio, el cuarto del sacerdote, el del director, las pequeñas salas donde se imparten los círculos y se oyen las confidencias, etc.

En el centro las actividades tienen otro sesgo. Se compaginan algunas de las anteriores distracciones con el estudio en funcionales y cómodas salas. A través de aparentemente inocuas "competiciones de estudio" en las cuales se organizan equipos cuyos miembros han de demostrar haber estudiado más que el resto, se establece la idoneidad de los aspirantes. También se organizan diferentes tipos de cursillos para atraer a los muchachos: inglés, informática, técnicas de estudio, y repostería, belleza, moda, para las chicas.

Estas ocupaciones se entretejen con los "medios de formación espiritual" -charlas, círculos, meditaciones, retiros espirituales, convivencias de "estudio"- así como con viajes a Roma para visitar la tumba de nuestro padre (Escrivá de Balaguer) y entrevistarse con el Papa.

Continuemos glosando el documento del Secretariado para la Unidad de los Cristianos. Entre las características que se enumeraban la primera es:

Característica 1:

Hábil proceso de iniciación del convertido y gradual descubrimiento de lo que sus anfitriones son en realidad

El Opus Dei realiza su labor con los jóvenes a través de la llamada Obra de San Rafael. Cuando el muchacho empieza a sentirse cómodo en el club se le invita a participar en el llamado Círculo de San Rafael. En estas reuniones de menos de una decena de personas el director del círculo explica algunos puntos de la doctrina cristiana bajo el particular prisma de la Obra. En ellas se imparte doctrina unilateralmente. No se admite ninguna interrupción ni pregunta hasta el final de la reunión, en que el director reconduce el coloquio hacia temas banales que no tienen nada que ver con lo anteriormente dicho:

A las reuniones de San Rafael vienen nuestros chicos, no a perder el tiempo sino a aprovecharlo. Por eso, su papel es de discípulos que van a escuchar a su maestro. No se discute. ("Tiempo de Edificar". "Crónica", febrero de 1963.)

Tras el círculo, el director habla individualmente con algunos de los muchachos:

...para contar en confidencia de hermanos más pequeños sus secretillos y preocupaciones de todo género. Al principio les cuesta. Después la necesitan. ("Tiempo de Edificar". "Crónica", enero de 1963.)

Es decir, se va creando y alentando una cierta dependencia psicológica que la mayoría de los psicólogos con un mínimo de deontología profesional tratarían de evitar si se situasen en circunstancias similares.

Durante este período...

...el consiliario no omitirá allegar, por mediación del director local, noticias -incluso secretas, si así lo estima oportuno- acerca de la índole del aspirante, de su talento, de su cultura, de su piedad, de su aptitud para las obras del Instituto, de su familia, de sus estudios y de todo lo que pueda suponer aportación al más íntimo conocimiento de su personalidad. Y que de esto guarde profundo silencio y secreto. (Constituciones de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y de la Obra de Dios. Roma, 1950, punto 39.)

Poco a poco, "como por un plano inclinado", según una gráfica expresión del fundador, se irá conduciendo al joven hacia la crisis vocacional:

...facilitad el paso, sin brusquedades. En este periodo de transición sed prudentes en imponer, aun en manifestar, las obligaciones propias de los nuestros. ("Tiempo de Edificar". "Crónica", febrero de 1963.)

Característica 2:

Técnicas dominantes: "estallido de afecto", ofreciendo "una comida gratuita en un centro internacional para amigos", técnica de "pesca mediante flirteo"...

Si el lector ha sido invitado alguna vez a una casa del Opus Dei, no habrá podido evitar la sensación de ser el centro de todas las miradas. A las sonrisas de "oreja a oreja" habrá observado que se unen otras cordiales manifestaciones de afecto como el vivo interés por su familia, sus aficiones, sus estudios, etc. Además, muchos sacerdotes del Opus Dei no tienen ningún reparo en abrazar estrechamente al joven visitante o neófito, que, perdido en los ensotanados brazos, se debate en la cuestión de si abrazar a su vez al sacerdote (lo cual para la mentalidad opusdeísta sería una impertinencia) o escurrirse poco a poco hasta desembarazarse de tan cálidas mordazas.

Además, si por cualquier motivo usted se ausentase de su ciudad no tardaría en recibir la calurosa correspondencia de los socios del Opus Dei o quizá la visita del un amigo de un amigo que le conoció a usted en un centro del Opus.

He oído a más de una persona criticar la exagerada exteriorización de sentimientos en miembros del Opus Dei cuando hay "visita". Si usted ha asistido a una proyección de alguna película en que el fundador habla en un auditorio repleto de sus seguidores, no tardará en darse cuenta de que algún espectador sentado cerca de usted tanto llora a moco tendido como se desternilla con sonoras carcajadas. En el fondo se trata de una claque no premeditada pero sí acorde con el contexto de influir sobre el visitante.

Lo de ofrecer una comida gratuita la verdad es que no está muy de acuerdo con el llamado por Escrivá de Balaguer "apostolado de no dar" (Camino, punto 979); sin embargo, lo de "un centro internacional para amigos" es algo que me suena bastante. Hay muchos clubes o centros del Opus Dei que añaden este calificativo, internacional, a su nombre aunque de internacional tengan poco. Es de destacar que no hay ningún centro ni colegio de la Obra que tenga un nombre que aluda a su condición opusdeísta. El Opus Dei tampoco desvela su identidad en la propaganda de clubes o campamentos juveniles que reparte por los buzones o pega en los muros de las calles.

La pesca mediante flirteo (flirty fishing) es una técnica de captación que propiamente es utilizada por la secta Niños de Dios. Sin embargo el Opus Dei utiliza una técnica de proselitismo de demostrada eficacia que yo llamaría "submarine fishing". Para que entendamos cabalmente en qué consiste esta técnica reproduzco a continuación una tonadilla que cantan los socios de la Obra:

A mí me gusta la pesca;
pero pesca submarina,
que perseguir a los peces
es una cosa divina.
A mí me gusta la pesca
sin anzuelo y sin sedal;
que eso de esperar que piquen
no me va, que no me va.

Para ser un pescador de garantía,
valentía, valentía.
Es preciso hundirse pronto y suavemente;
y meterse por las cuevas sin temor.
Cuando ves un pez, te pones a su altura,
con soltura, con finura;
le disparas un arpón con puntería,
lo agarras luego y se acabó.

En "Datos y respuestas", Antonio Hernández Deus, de la Oficina de Información de la Prelatura del Opus Dei en España, habla de manipulación linguística cuando en el libro "El mundo secreto del Opus Dei" se utiliza la palabra "captación" al aplicarla al "apostolado cristiano" que realizan los socios de la Obra. Para no herir con este libro la sensibilidad de ningún socio de la Obra utilizaré la expresión que ellos mismos emplean para hacer referencia a su "apostolado cristiano", la expresión "pesca" o "pesca submarina".

Característica 3:

A los alistados se les imponen decisiones y respuestas preestablecidas

En el Opus Dei hay distintos tipos de socios. Sin embargo el joven es encarrilado en una determinada categoría sin haberle explicado, en la mayoría de los casos, que existen las demás. Así, si un joven pertenece a una familia con un buen nivel de ingresos y es brillante en sus estudios, Dios lo llamará para ser numerario. Si no, tendrá vocación de supernumerario, agregado, cooperador o numeraria auxiliar, como es el caso del siguiente testimonio:

Quise ser numeraria. Pero me dijeron que no podía ser -por mis circunstancias personales-. Ahora sé que se referían a mi origen social humilde: mi padre es agricultor. Me dijeron que podría ser numeraria auxiliar y que éstas son las que más quería el fundador, monseñor Escrivá de Balaguer. (Recogido por Jordi Corachán. Interviú. "Yo también fui criada de los dirigentes del Opus.")

Pero ¿en qué consiste cada una de estas categorías?

Los numerarios:

Son "los miembros del Opus Dei en sentido estricto" (Constituciones de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei, artículo 26). "Se llaman numerarios aquellos clérigos y laicos que, observando el celibato apostólico... por una especial moción y don de Dios, se dedican con todas sus fuerzas y con su máxima disponibilidad personal de trabajar, a las peculiares empresas de apostolado de la Prelatura y habitan ordinariamente en las sedes de los centros de Opus Dei para cuidar de aquellas empresas de apostolado y dedicarse a la formación de los demás fieles de la Prelatura." (Código de Derecho Particular de la Obra de Dios, artículo 8.)

Aparte de comprometerse contractualmente a no contraer matrimonio, también lo hacen a entregar su sueldo íntegro a la Obra y a obedecer en todo a sus superiores, lo cual es equivalente a realizar los votos de pobreza, castidad y obediencia propios de los institutos religiosos.

Los supernumerarios:

Se llaman supernumerarios todos aquellos fieles laicos, célibes o incluso casados, que, con la misma vocación divina que los numerarios y agregados, participan plenamente del peculiar apostolado del Opus Dei, con aquella disponibilidad en tanto que la empresa apostólica sea compatible con el cumplimiento de sus obligaciones familiares, profesionales y sociales. (Código de Derecho Particular de la Obra de Dios, artículo 11.)

En la práctica, al estar la mayoría casados, constituyen la clase de "tropa" dentro de la institución:

El matrimonio es para la clase de tropa, no para el estado mayor de Cristo. (Escrivá de Balaguer, Josemaría: Camino, punto 28.)

Puesto que la mayoría de los numerarios son hijos de supernumerarios, y estos últimos "han de tener todos los hijos que Dios les dé" (conforme al criterio de su director), no es de extrañar que la Obra los mime tanto. Constituyen la mejor cantera de socios del Opus Dei en sentido estricto: los numerarios.

Los agregados:

Se llaman agregados aquellos fieles laicos que, entregando su vida plenamente al Señor en el celibato apostólico y conforme al espíritu de la Obra de Dios, deben sin embargo consagrar su cuidado a concretas y permanentes necesidades personales, familiares o profesionales, que les llevan, de ordinario, a habitar con su propia familia. (Código de Derecho Particular de la Obra de Dios.)

Los cooperadores:

Son aquellos que "con sus asiduas preces desbordadas hacia Dios, sus limosnas y, en la medida de lo posible, también con su trabajo, prestan su colaboración a las obras apostólicas y participan de los bienes espirituales del Opus Dei". (Código de Derecho Particular de la Obra de Dios, artículo 16.)

Las numerarias auxiliares o sirvientes:

Puesto que las mujeres "no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas" (Camino, punto 946), el Código de Derecho Particular del Opus Dei condena al anonimato a esta categoría de asociadas al no definir en qué consiste su labor, pretendiendo englobarlas en la definición genérica de los numerarios, cuando sus funciones son radicalmente distintas de las de los mismos. No obstante, en el menos depurado texto de las Constituciones de 1950 encontramos que:

Las numerarias sirvientes.., se dedican a los trabajos manuales o al servicio doméstico en las casas de la Institución. (Artículo 440.)

Observe el lector en las anteriores referencias que el cometido específico de todas estas categorías de socios es el del apostolado, atraer más socios que engrosen sus filas. No se menciona el de la misericordia o la caridad con el pobre o menesteroso, que sería lo propio en una institución que se autodenomina cristiana.

Característica 4:

Distribución de dinero o medicinas

Acerca de la última idea expresada en el párrafo anterior, algún lector me podrá argüir que él mismo realizó junto con otro socio de la Obra una visita caritativa a un pobre de su parroquia. No seré quién para negar la veracidad de su testimonio. Sin embargo invito al lector a sondear cuál es la finalidad última de estas denominadas "visitas de pobres" a través de las propias palabras de Escrivá de Balaguer:

Comenzó esta delicadeza de caridad muy pronto, con los primeros pasos de la Obra... Poníamos cariño humano y sobrenatural cuando las hacíamos y empezamos a llamar pobres de la Virgen a los que íbamos a visitar. Al chico que no tenía ninguna preocupación de apostolado, le reventaba ir y no iba. Y de este modo se hacía ya una selección. Las señas nos las proporcionaban los párrocos de los suburbios. No íbamos más que una vez a cada casa, les llevábamos un poco de dinero, algo divertido para leer, unos dulces de los que no podían comer más que los ricos. Siempre se les dejaba algún paquete con algo que quizá no habían visto en la vida. Pero no se trataba de hacer una labor continuada con ellos, sino con los chicos que hacían las visitas... (Escrivá de Balaguer: "Instrucciones", 9 de enero de 1935.)

No tratamos tampoco con estas visitas de despertar superficiales inquietudes sociales... Este contacto con la miseria o con la humana debilidad es una ocasión de la que suele valerse el Señor para encender en un alma quién sabe qué deseos de generosidad y divinas aventuras. (Escrivá de Balaguer: Carta "Quem per Annos", 24 de octubre 1942, n.° 41.)

Estas ansias de entrega que, con motivo de las "visitas de pobres", empiezan a florecer en el corazón del joven serán convenientemente canalizadas por los directores del Opus Dei hacia la "generosa aventura" de comprometerse más decididamente con la institución, bien sea a través del ingreso en la Labor de San Rafael, la realización de un curso de retiro o la incorporación a la Obra.

Y para que quede bien claro desde el principio quién es el legítimo destinatario de las dádivas de los muchachos, se les impide aplicar su generosidad directamente al menesteroso, instándolos a hacerlo sólo a través de la institución.

No se consienta que nuestros chicos den dinero de su bolsillo directamente a los pobres de la Virgen. (Escrivá de Balaguer: "Carta Quem per Annos", 24 de octubre 1942, n.0 203.)

Todos lo sábados y días diecinueve de cada mes -en honor de san José- se hará una colecta secreta, para los pobres de la Virgen. Pasa uno cualquiera con una bolsa, y la limosna se entrega al tesorero de los fondos de la caridad. (Escrivá de Balaguer: "Instrucción" del 9 de enero de 1935, n.° 200.)

Con estos sencillos detalles se acostumbra al joven a hacer entrega de su dinero al Opus Dei. Posteriormente, cuando se haga numerario, entregará las pagas semanales que le den sus padres o el poco dinero que lleve en los bolsillos. Más tarde, cuando trabaje, entregará su sueldo íntegro a la Obra. Sin embargo, los portavoces de la institución afirman con rotundidad que ésta no posee dinero propio porque el dinero, a efectos legales, es de los socios aunque la Obra sea la que lo administre. Esa administración consiste, en muchas ocasiones, en negar el dinero cuando el socio lo pide.

Conozco un caso en que la Obra negó dinero a un destacado numerario, que había estado cotizando a la misma durante muchos años, para poder someterse a una urgentísima y vital operación quirúrgica. Fueron finalmente amigos ajenos al Opus Dei los que le costearon la operación. Por eso pienso que si un muchacho finalmente, y a pesar de sus padres, decide meterse en el Opus Dei, deberían ser los propios padres los que estableciesen un fondo para que el joven lo pueda utilizar sólo en caso de extrema necesidad. Lo más conveniente es que realicen un documento notarial en el que se establezca en qué circunstancias puede ser utilizado ese dinero, evitando así el que la Obra termine "administrándolo". En cuanto al tema de las herencias, podría ser necesario que los padres evitasen también este tipo de administración interesada si concurren, en su caso, las circunstancias mencionadas en el artículo 853 n.° 2 del Código Civil, en el que se establece que una causa justa para desheredar a hijos o descendientes es la de que éstos "les hayan maltratado de obra o injuriado gravemente de palabra".

Característica 5:

Exigencia de una abnegación incondicional al iniciador, líder

"Presidentes generales del Opus Dei tendréis muchos, pero padre no hay más que uno", afirmaba el fundador acerca de sí mismo. Escrivá de Balaguer gustaba ser llamado con un familiar "Padre", lo que podría entenderse como una mera alusión a su condición sacerdotal si no fuese porque sus "hijos en el Opus Dei" llaman a la madre del fundador "abuela" y a su hermana "Tía Carmen", tergiversando así la auténtica naturaleza de los vínculos familiares. Le gustaba también que los numerarios adolescentes denominasen a su familia "familia de sangre" porque "familia en sentido estricto es el Opus Dei", amonestando al joven que utilizaba la expresión "mi casa" para designar la "casa de sus padres". Es indudable que Escrivá de Balaguer poseía un especial carisma, fruto de su propio carácter, para estimular a la acción a los que le rodeaban. Para que sus decisiones no fuesen cuestionadas, las exponía como consecuencia de una particular iluminación o gracia divina, pretendiendo que con la misma "santa intransigencia" y "santa coacción" (Camino, puntos 387, 394, 398 y 399) con que animaba a sus inmediatos colaboradores éstos estimulasen al resto.

Esta sensación de interlocutor autorizado por la divinidad aseguraba a sus fervientes seguidores un terreno abonado para la circulación, de boca en boca, de historias sobre presuntas manifestaciones sobrenaturales al fundador. Y en ocasiones estos "signos", que le legitimaban para tener pleno poder en el gobierno de su institución, desbancaban la capacidad mediadora del propio Cristo. A los jóvenes numerarios se los anima en los retiros espirituales a que, con "con santa desvergüenza" (Camino, punto 387), imiten el ejemplo del numerario protagonista de la siguiente anécdota:

"Un joven le dice al numerario: "Pero.. ¡si parece que adoráis más al fundador que a Jesucristo!" A lo que el joven numerario responde: "Como lo dices, queremos más a Nuestro Padre que al mismo Dios".

La confianza en la absoluta fidelidad de sus acólitos permitía que Escrivá pudiese criticar públicamente al entonces papa del Concilio, Pablo VI, pidiendo a sus seguidores que lo puenteasen en sus oraciones: "Rezad por el Papa que ha de venir." También se permitía, ya en privado, mofarse del papa Juan XXIII, imitando su gran panza y cómo se sacudía cuando se reía (testimonio del padre Vladimir Feltzman). Escrivá estaba totalmente seguro de que sus seguidores cumplirían sus divinamente inspiradas directrices antes que las del propio Papa. Así, en varias películas de sus alocuciones públicas puede vérsele diciendo con gracejo y levantando el índice de su mano derecha: "Cuando el Papa quitó el Indice de la Iglesia, yo puse el mío."

Sobre este tema, sobre la censura de libros, el Índice en el Opus Dei, hablaremos enseguida.

Característica 6:

Aislamiento: control del proceso racional del pensamiento, eliminación de la información e influencia externa (familia, amigos, periódicos, revistas, televisión, radio, tratamiento médico, etc.) que podrían romper el hechizo de este compromiso y el proceso de asimilación de sentimientos, actitudes y patrones de conducta

Por el conocimiento que tengo sobre el "modus operandi" de las sectas, esta característica aparece en casi todas. El aislamiento del aspirante, sobre todo antes de plantearle la crisis vocacional y el bloqueo de toda información que perturbe el proceso de integración de contenidos mentales sectarios, es algo común a todas ellas.

El Opus Dei utiliza diversos medios de "formación" para aislar al joven. Uno de estos medios son los retiros espirituales, en que el aspirante o neófito permanece varios días en obligado silencio y atento a las charlas de los directores del Opus Dei en una residencia o chalet perdido en el campo. Otro son las excursiones a Torreciudad o Roma, en las que se aprovecha el prolongado itinerario en autobús para "calentar" la cabeza al pobre muchacho.

En cuanto a la limitación de información externa, hay una férrea censura de los libros que el aspirante o neófito puede leer. Dejaremos que sea un joven ex numerario irlandés que todavía cree en la Obra el que nos explique en qué consiste esta censura:

Todavía creo en los principales objetivos y principios del movimiento, pero me apena el contemplar cómo se llevan a la práctica a lo largo de los años. Por ejemplo, mientras estudiaba en Nullamore se aplicaba un riguroso código de censura. Todos los libros y revistas que potencialmente pudiesen ser leídos por los miembros del Opus Dei llevaban un coeficiente de censura que iba de uno a seis. El libro lo podía leer cualquiera si llevaba un coeficiente de uno. Un coeficiente de dos indicaba que había que pedir permiso para leer ese libro concreto. Los libros que llevaban un coeficiente de tres a cinco lo podían leer los socios del Opus Dei dependiendo de su veteranía. Si el libro tenía un coeficiente de seis no lo podía leer nadie. De hecho había que erradicarlo de las casas de la Obra. Mientras estaba en Nullamore se aplicó un coeficiente de seis a "Watership Down" porque se pensaba que promovía el aborto. El "Manifiesto Comunista" también llevaba un seis. Sin embargo se podía utilizar una versión reescrita por el Opus Dei para los que, por motivos de exámenes en sus colleges o universidades, no tuvieran más remedio que leerlos. Pienso que este tipo de actitudes infringen el derecho a la libertad personal y rayan en el antiintelectualismo." (Declaraciones de Colm Larkin a Fergal Bowers en su libro "The Work. An Investigation into the History of Opus Dei and how it operates in Ireland Today, Poolbeg Press Ltd., 1989, Dublín, pág. 90.)

Personalmente también he sufrido la censura de la institución. Durante mi adolescencia se me prohibió asistir a las clases de religión de mi colegio y se me amonestó por leer el libro "Juan Salvador Gaviota" pues, según ellos, contenía ideas hinduístas. Posteriormente, y con gran vergüenza por mi parte, tuve que excusarme ante un profesor al no poder realizar un trabajo sobre Freud por "razones morales". En otra ocasión tuve que sustituir la lectura de "El Capital" de Marx por la de una recensión, una versión "descafeinada" del mismo. Durante mis estudios en la Universidad Pontificia de Comillas, perteneciente a la Compañía de Jesús, se me prohibió tajantemente asistir a las clases de teología que, según mi criterio, estaban dentro de la más estricta ortodoxia. Puesto que en mi universidad la asistencia a clase era condición "sine qua non" para aprobar y había que aprobar todas las asignaturas para pasar al año siguiente, me vi abocado a romper mi voto de obediencia para conseguir pasar de curso. Por último, y para mi propio estupor, se me prohibió la lectura de un libro del Nuevo Testamento, la epístola de san Pablo a los Romanos, pues había comentado a mi director espiritual cómo san Pablo critica en ella el exagerado legalismo mosaico para hacer una apología de la caridad cristiana.

Esta censura informativa podría hacerse extensiva a la totalidad de las revistas, ya que la propia revista femenina "Telva", dirigida por la numeraria Covadonga O'Shea, es desaconsejada a los varones del Opus Dei.

Aparte de todo lo anterior, entre los compromisos de los numerarios del Opus Dei está el de no asistir nunca a ningún espectáculo público (cine, teatro, deportes). Tampoco pueden ver la televisión sin haber consultado antes a sus superiores. Esta idea pretenden inculcarla en los colegios que regentan mediante el reparto de boletines sobre madre con hijos en colegios de fomento.

Las dos características, aislamiento y control de la influencia externa, se dan en la costumbre de abrir y leer las cartas antes de entregárselas al numerario a quien van dirigidas.

Característica 7:

Se trabaja a los neófitos desde la perspectiva de su vida pasada; centrándose en anteriores comportamientos desviados como el haber consumido droga, desviaciones sexuales; jugando con sus taras psicológicas, con sus pobres relaciones sociales, etc.

Para que el muchacho pueda convertirse en un eficiente engranaje de la maquinaria Opus Dei, moverse a su ritmo y no tener algún exabrupto que interfiera en su funcionamiento global, ha de abdicar de su propia individualidad en aras del mejor desarrollo colectivo. En otras palabras, se ha de destruir el ego del adolescente para edificar una nueva personalidad. Pero ¿como pueden los programadores de la Obra lograr este objetivo?

En primer lugar, y teniendo en cuenta que el individuo es una unidad psicosomática, hay que sojuzgar el "soma", es decir el cuerpo, para luego continuar con la "psique". El desprecio de uno mismo comienza con el desprecio del propio cuerpo. Como diría Escrivá de Balaguer en Camino:

Trata a tu cuerpo con caridad, pero no con más caridad que la que se emplea con un enemigo traidor. (Escrivá de Balaguer: Camino, punto 226.)

Así, al ver al propio cuerpo como un enemigo, uno empieza a verse como enemigo. Medicina y psiquiatría están unánimemente de acuerdo en que el ser humano no consta de psique y cuerpo sino que constituye una unidad. Por eso el joven que empieza despreciando su propio cuerpo, sin solución de continuidad termina despreciándose a sí mismo, de manera que para su propia evolución y desarrollo ha de confiarse a su director-instructor de manera total y absoluta.

Pero ¿cómo se opera este desprecio por el propio cuerpo en los candidatos a numerarios del Opus Dei? La llama que prende la mecha para esta mutación en el joven es la de la sexualidad.

Como vimos, la edad más propicia para reclutar y moldear al joven es la de la adolescencia, pues es la etapa del idealismo y de los proyectos para el futuro.

Pero, además, en esta etapa es cuando se opera uno de los cambios fisiológicos más importantes y repentinos de la persona a lo largo de su vida. Durante la pubertad el ser humano ve que su realidad física se transforma, acogiendo, en ocasiones, el cambio con una mezcla de confusión y asombro. Es fácil operar con esta ocasional extrañeza para trocarla en desconfianza, y, posteriormente, en aversión al propio cuerpo. En palabras del fundador:

Por defender su pureza san Francisco de Asís se revolcó en la nieve, san Benito se arrojó a un zarzal, san Bernardo se zambulló en un estanque helado... Tú, ¿qué has hecho? (Escrivá de Balaguer: Camino, punto 143.)

Estas recomendaciones del fundador llevan a los ya socios al extremo de flagelarse el trasero con disciplinas, llevar anudado al muslo un cilicio, ducharse diariamente con agua fría, dormir en el suelo, colocar piedrecitas en sus zapatos, etc. En el punto 260 de las Constituciones del Opus Dei se dice textualmente:

Conserven fielmente la piadosa costumbre, para castigar el cuerpo y reducirlo a servidumbre, de llevar al menos durante dos horas cada día un pequeño cilicio, de recibir las disciplinas una vez por semana y dormir en el suelo, con tal que tengan en cuenta la salud.

Los directores de los centros de la Obra en sus charlas a jóvenes numerarios ponen como ejemplo a Escrivá de Balaguer, que utilizaba en sus azotes una disciplina de la que colgaban trozos de herradura, cuchillas de afeitar, etc.

En su cuarto guardaba el Padre, en una caja, el cilicio y las disciplinas. Impresionaba ese instrumento de flagelación, de cuyos cabos pendían trozos de herradura y cuchillas de afeitar y puntas remachadas. Lo utilizó a menudo, y vigorosamente, hasta el punto de que las paredes del cuarto de baño estaban salpicadas de sangre. A pesar de limpiarlas, se notaría alguna mota. (Andrés Vázquez de Prada: "El Fundador del Opus Dei", Ediciones Rialp, S. A., Madrid, segunda edición, pág. 161.)

Sin más disquisiciones trataré de resumir las ideas fundamentales:

Al candidato a socio del Opus Dei se le hace creer que su incipiente sexualidad es sucia y pecaminosa. Por extensión, el cuerpo, vehículo de estas tendencias, es algo que hay que mantener a raya, pues no se puede confiar en él. Sin solución de continuidad ese sentimiento se transmite del cuerpo al propio ego y el joven, al darse cuenta de que no puede confiar en sí mismo, abdica en otro, en su director espiritual.

Pero ¿cómo podemos operar con el cambio fisiológico que se produce en la adolescencia para trocar los sentimientos del individuo en aversión a su sexualidad, a su cuerpo y a su ego? Principalmente, imponiendo a cualquier comportamiento de índole sexual el calificativo de pecado mortal. Los directores de los centros de la Obra suelen repetir, como los moralistas Arregui y Zalba, que "en el terreno de la sexualidad no hay parvedad de materia" es decir cualquier mirada a un desnudo, cualquier fantasía de esta índole, la masturbación, la realización del acto sexual dentro del matrimonio sin la suficiente probabilidad de que conduzca a la procreación, etc., constituyen pecado mortal. Este pecado mortal representa la pérdida definitiva del amor de Dios y la condenación eterna si el joven no se arrepiente y se confiesa. Y esta confesión ha de realizarse ante un sacerdote de la Obra (está "mal visto" confesarse con uno que no pertenezca a la institución). Así, a los pies del sacerdote del Opus, dispensador de salvación o de condenación, concluye este proceso de anulación de la personalidad del adolescente. Tras renunciar a una serie de satisfacciones materiales en aras de conseguir una salvación eterna, el muchacho sólo podrá optar al bien supremo si doblega su voluntad ante los rígidos criterios morales dictados por sus directores.

Contrastando con las ideas anteriores, recojo las siguientes palabras de Juan Pablo II, quien, aun teniendo ideas conservadoras sobre estos temas, distan mucho de ser las preconizadas por el Opus Dei:

La castidad verdadera no puede conducir al menosprecio del cuerpo ni a la depreciación del matrimonio y de la vida sexual. Es el resultado, semejante descrédito, de una castidad falseada, y hasta cierto punto hipócrita, y más aún de la impureza. Esto puede parecer sorprendente y extraño, y con todo no puede ser otra cosa. No se puede reconocer ni experimentar el pleno valor del cuerpo y del sexo más que a condición de haber realzado estos valores al nivel del valor de la persona. (Wojtyla, Karol: "Amor y Responsabilidad", 1978. Editorial Razón y Fe, Madrid, pág. 190.)

Característica 8:

Métodos que alteran las conciencias y producen disturbios intelectuales (bombardeo intelectual); uso de clichés para interrumpir el proceso natural del pensamiento, sistemas de lógica cerrada; restricción del pensamiento reflexivo

Nos limitaremos a apuntar aquí algunos de estos métodos utilizados por la institución. En sucesivos capítulos los comentaremos con amplitud. En primer lugar hablaremos del bombardeo intelectual que se produce cuando el joven es sometido a un adoctrinamiento constante y repetitivo. Un mismo mensaje se repite una y otra vez como sucedía con las consignas que, en la novela "Un mundo feliz", escuchaban los protagonistas a través de la omnipresente megafonía. En nuestro caso los muchachos empiezan a entrar en esta dinámica con su incorporación a la Labor de San Rafael: charlas, círculos y meditaciones periódicas, libros de "lectura espiritual" de la Obra, películas del fundador, etc. En todas ellas los mismos temas: castidad, sacrificio, apostolado. Cuando el joven se incorpore a la institución, para lo cual ha de escribir una carta solicitándolo al presidente general de la misma, recibirá una tanda de charlas consecutivas para afianzar los contenidos anteriores. Luego, como consumado numerario, continuará afianzando más estos mismos contenidos mediante literatura y medios de formación más elaborados (lectura de las crónicas y cartas del padre, cursos anuales, etc.).

Por otra parte es característico el uso de frases hechas y de clichés en las charlas y meditaciones impartidas por el Opus Dei. Estos estribillos llaman la atención al principio, posteriormente manifiestan una inequívoca falta de recursos racionales por parte de quienes dirigen las charlas. Frases hechas que no sólo se repiten en estas ocasiones sino que se oyen en las tertulias, los pasillos, las habitaciones...

Por ejemplo, cuando un numerario pregunta por qué se hace algo en el Opus Dei, escucha siempre las misma respuestas: "Es de buen espíritu", "Es costumbre en Casa", "La costumbre obliga más que la norma", "Está previsto que se haga así"... Cuando se les critica su actitud de proselitismo sectario contestan: "El Opus Dei no es una secta porque está dentro de la Iglesia", o la más habitual "El papa nos aprueba".

¿A qué se refiere el documento vaticano cuando habla de sistemas de lógica cerrada? Trataré de explicarlo con un ejemplo. Cuando un joven ingresa en el Opus Dei se le pide que no hable con nadie de su vocación y menos aún con sus padres, argumentándole que su vocación es como una llama vacilante que hay que proteger de cualquier viento exterior:

Calla. No olvides que tu ideal es como una lucecica recién encendida. Puede bastar un soplo para apagarla en tu corazón. (Camino, máxima 644.)

Cuando el joven empiece a conducirse como un numerario del Opus Dei, sus padres comenzarán a notar una marcada alteración en las pautas de conducta del muchacho (llegar tarde a casa, ducharse diariamente con agua fría y salir, a continuación, apresurada y gélidamente de casa para llegar a la oración de las ocho de la mañana en el "centro", etc.) junto con un fingimiento continuo para no revelar a sus padres la razón de estos comportamientos. Lo normal es que, ante ese cambio de conducta, los padres se extrañen y responsabilicen de ello al Opus Dei. Pero... hasta para esto la Obra tiene solución. Antes de todo esto se le habrá argumentado al joven que el diablo se servirá de personas muy queridas para hacer zozobrar la nave de su incipiente vocación y se le dirá que este hecho, el hecho de "la contradicción de los buenos" (según la jerga opusdeísta), será precisamente el indicio más claro de que su vocación es auténtica. En definitiva, un sistema de lógica cerrada prevé las dificultades que se interpondrán para un cambio de conducta y aprovecha las mismas para un reforzamiento de dicho cambio conductual. Esta realimentación conductual o sistema de lógica cerrada es lo que sucede cuando un pez muerde un anzuelo... (utilicemos el ejemplo de la pesca tan del gusto de la Obra). Cualquier corriente o influencia externa hará que el anzuelo se clave más profundamente en el pez.

En cuanto a la restricción del pensamiento reflexivo aparte del abandono del joven en manos de su director espiritual, existen otros mecanismos coadyuvantes. Por ejemplo, una manera eficacísima de interrumpir el flujo normal del pensamiento es la repetición constante de jaculatorias, oraciones cortas que vacían literalmente la mente del neófito. Otros métodos de alteración de la conciencia para permitir una asimilación más eficaz de nuevas ideas en los jóvenes son las meditaciones realizadas en semipenumbra, con un flexo que ilumina únicamente al oficiante, la frecuente utilización de incienso en oratorios de reducidas dimensiones, la mortificación continua, etc. Sobre estos métodos de restricción del pensamiento reflexivo nos extenderemos ampliamente en capítulos posteriores.

Característica 9:

Mantener al neófito constantemente ocupado y nunca solo; exhortación y entrenamiento constantes para llegar a un estado espiritual exaltado, a una alteración de la conciencia, a un acatamiento automático de las órdenes: supresión de la resistencia y negatividad; dar respuesta a los temores de manera que se genere un mayor temor'

"Al Opus Dei habéis venido para exprimiros como un limón."

De esta manera tan gráfica invitaba el fundador a los jóvenes a entregarse en cuerpo y alma a la Obra. Ya vimos que la anulación y posterior dominio de la voluntad del joven comenzaba a través del autorrepudio. Una vez alcanzado este estatus de rendición absoluta, hay que mantenerlo. ¿Cómo? Colocando al joven en una situación en que sea absolutamente incapaz de pensar, de evaluar su momento presente, de arriesgarse a un cambio de rumbo. Y esta situación es la del trabajo continuado, la de la falta de sueño, la del estrés constante:

Emplea, para tu vida, esta receta: "No me acuerdo de que existo. No pienso en mis cosas, pues no me queda tiempo." ¡Trabajo y servicio! (Escrivá de Balaguer: "Forja", punto 853. Ediciones Rialp, 1987.)

"Come, bebe y olvídate de que existes." ("Crónica", agosto 1966.)

Es fácil colocar al muchacho en esta situación. Las dieciséis normas de piedad que vocacionalmente está obligado a cumplir diariamente le robarán al menos cuatro horas al día, sus estudios le quitarán otras tantas, el procurarse un dinero para pagar su residencia en el Opus, unas cuantas más, etc. Total, apenas tendrá tiempo para descansar las horas necesarias. Personalmente, creo que podría contar con los dedos de las manos las noches que, durante mis seis años de joven numerario en el Opus Dei, pude dormir más de seis horas y media. A este desgaste físico y falta de descanso de los muchachos y muchachas adolescentes en el Opus Dei habrá que añadir las tres horas diarias de mortificación con el cilicio y la periódica fustigación con las disciplinas. Me viene a la memoria en este momento la "grotesca" imagen de una cola de quinceañeros ante el cuarto de baño del club para avituallarse de sus herramientas de autoflagelación.

El cansancio físico y la falta de sueño conducen a un debilitamiento de las facultades intelectuales y de la voluntad del joven. Ésta es la situación más propicia para hacer lo que se desee con él, para que sea moldeable como arcilla en manos del alfarero, para exigirle una obediencia ciega.

Sé como arcilla en manos del alfarero... es contrario a nuestro espíritu el querer conducirse bajo el propio criterio. ("Crónica", agosto de 1955.)

La obediencia ciega a vuestros superiores, el camino de la santidad. ("Crónica", agosto de 1963.)

De esta manera el joven pasará a ser uno más, una sumisa oveja del rebaño, un pequeño tornillo de la maquinaria Opus Dei:

Nuestro esfuerzo será eficaz en la medida en que sepamos cómo ser un pequeño tornillo en esta empresa de Cristo... (Crónica, diciembre, 1950.)

El miembro anárquico que rompe la unidad del resto del organismo muere. ("Crónica", noviembre de 1960.)

Hasta aquí he intentado exponer las características del proselitismo agresivo del Opus Dei a la luz de una breve fracción del documento vaticano "El desafío de los Nuevos Movimientos Religiosos". El lector interesado podrá encontrar en este documento más pautas para su reflexión personal.


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