El Opus Dei arruinó mi vida

From Opus-Info
Jump to navigation Jump to search

Por InocenteObdulia, 18.07.2012


El Opus Dei arruinó mi vida, espiritual, psíquica y económicamente. Este es el resumen que hago de mi estancia en esta institución durante más de 25 años, también con cargos de gobierno y dirección espiritual de muchos miembros.

Para muchos, como ha ocurrido recientemente con Kaiser, el encuentro con el Opus Dei ha supuesto una condena.

Durante años trabajé en labores internas sin estar dado de alta en la seguridad social. Nunca ejercí la profesión para la que me preparé estudiando una dura carrera universitaria. Cuando trabajé profesionalmente en la sociedad civil entregué todos mis salarios al Opus Dei...

Mi decisión de entrar en el Opus Dei no fue libre. Lo hice presionado psicológicamente por personas mayores de edad (no tenía entonces 18 años) que me aseguraron que la voluntad de Dios para mi era ser numerario del Opus Dei. Viví 25 años en el Opus Dei.

Cuando decidí dejar el Opus Dei por estar convencido de que la institución y sus directores habían perdido el norte y la comunión eclesial, recibí presiones de todo tipo para que no lo hiciera. Mi conciencia pudo más que la cerrazón de los “bienintencionados” directores. Salí del Opus Dei sin nada.

Algunos directores del Opus Dei me han pedido perdón (de forma oral y por escrito) de forma personal –no en nombre de la institución, que jamás reconocerá los errores y abusos que comete- “por algunas cosas que se hicieron mal”.

En mis años de fanática entrega a las directrices que recibía me doblegué a los métodos proselitistas de la institución captando muchísimos menores de edad como numerarios. (procurando contestar siempre muy afirmativamente a la pregunta del examen del círculo breve “¿He sido dócil con mis directores…?”).

Nunca comprendí qué capacidad de discernir sobre su vocación al Opus Dei puede tener un infante de 14 años, cuando el Opus Dei es la institución más compleja del mundo. Tampoco entendí dónde está el respeto a la libertad de las conciencias cuando se elaboran planes milimétricamente ideados para “arrancar” vocaciones de menores de edad y no tan menores, introduciéndolos en un clima y ambiente propicio para que escriban una carta al Prelado / Vicario exponiendo que creen tener “vocación al Opus Dei”.

Lo vivido en el Opus Dei me ha demostrado que “el esperpento de la vocación de numerario” es una creación in vitro, novedosa en la historia de la Iglesia que al ser un invento humano contra natura está abocada al fracaso y desaparición, como bien lo demuestran los números actuales de la Prelatura (con los centros de estudios vacíos, los pitajes de numerarios en continuo retroceso, los agregados como un estado de vida incomprensible, y una hemorragia imparable de numerarios que salen del Opus Dei).

Es sintomático de lo que pueda estar ocurriendo en el Opus Dei la cantidad de directores que se van. Como datos, el vocal de San Miguel, el de San Rafael, el de Estudios, el Auxiliar de San Miguel y el Administrador con los que coincidí en una delegación durante un tiempo en el que estuve de director de un centro ya no son del Opus Dei. En mis últimos 5 años en el Opus Dei vi más numerarios dejar la Obra que pitajes. Por algo será.

Durante esos 25 años, impartí cientos de “medios de formación” según los guiones que desde el Opus Dei se facilitaban, sin desviarme un ápice de las directrices. Redacté decenas de informes de conciencia (práctica, que según he tenido noticia recientemente, está reprobada por la Iglesia) para que los directores de las delegaciones tuvieran un mejor conocimiento de la intimidad de las personas y pudieran tomar decisiones de gobierno “acertadas”, transmití fidelísimamente a las personas que dependían de mi los muchos antojos personales de los directores de turno que en forma de criterios de buen espíritu nos llegaban. De todo esto y de muchas otras cosas estoy arrepentido, por el daño a las personas que pude causar.

Hace algunos años dejé la Obra y desde entonces trato de recomenzar cada día una vida de “cristiano corriente en medio del mundo”. La marca que deja la Obra es muy fuerte. El modo de pensar y vivir que se impone a los numerarios del Opus Dei impone secuelas psicológicas, afectivas y de todo tipo. Rehacer la conciencia, recuperar la libertad, reordenar el corazón, no es tarea fácil después de tanto tiempo.

El resumen que puedo hacer de mi paso por el Opus Dei es que mi vida fue una ruina física, psíquica y económica, como ya había experimentado en carnes ajenas de tantos numerarios con los que conviví “aparcados” por la institución en todos los rincones de cada uno de los centros por los que pasé.

Produce un quebranto haber entregado lo mejor de uno mismo a una institución tan humana como el Opus Dei con el convencimiento de estar sirviendo a Dios y descubrir que tras esa entrega no había más que engaño y manipulación de unos cuantos iluminados.

No entiendo cómo la Obra ha conseguido ocultar a las autoridades de la Iglesia su verdadera realidad.

Estas letras son el grito de uno de tantos a los que el Opus Dei hizo malgastar su vida y que está absolutamente arrepentido de perder tanto tiempo al servicio de esa institución que me arruinó por completo.

Leí los escritos de Kaiser y por mi honradez de cristiano juraría que el cúmulo de desaciertos que narra en sus muchos escritos son una realidad en la vida diaria y oculta del Opus Dei. Como numerario, alentado por los directores, participé, animé, instigué y promoví actuaciones que hoy día serían delictivas.




Original