Camino: sexualidad en los dos primeros capitulos

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Por Hormiguita, 13.08.2014


El primer capitulo del libro Camino, trata de "carácter". El libro empieza con el desprecio de uno mismo, con la autolesión. Los capítulos dos y tres van sobre sexualidad. Jesucristo no aparece hasta la mitad del libro, el capitulo 50. Desde luego, para un libro que se llama "camino", es ya para parar de leerlo. Precisamente quien dijo "Yo soy el Camino..." está ausente hasta la mitad. Dicho sea eso, para valorar la "espiritualidad" del fundador. El control del sexo en los primeros capítulos. Por orden de lectura, el fundador desvela lo que él consideraba importante.

Hagan una breve comparación con otros libros clásicos de espiritualidad: Las Confesiones de San Agustín, La Imitación de Cristo, de Tomas de Kempis, y el Camino de Perfección de Teresa de Jesús. El tema de la sexualidad en sí esta ausente de estas obras.

Durante mi pertenencia al opus, vi ordenarse más de un centenar de numerarios. Casi todos con la misma trayectoria. Incorporación a la obra entre los 14 y 18 años, carrera y centro de estudios, algún trabajo interno, dos años en Colegio Romano, dos años en Universidad de Navarra para hacer el doctorado, y mientras tanto un trabajo de director en un centro de varones. Me preguntaba a veces, cuando se ordenaban, lo siguiente: ¿qué pueden saber de mujeres y de la vida matrimonial?

Con todo el derecho del mundo, yo puedo dudar de la gracia de estado de sacerdotes numerarios, porque han sido ordenados "sin vocación especifica al sacerdocio". Ellos podrán impartir la gracia que tan solo Dios permita, pero no por su estado sacerdotal, porque carecen de esa vocación. No tiene la llamada del Señor. En cierta manera es sacrílego ordenarlos.

Veo que los sacerdotes y diáconos en las parroquias, tratan con mujeres con normalidad, más allá de los confesionarios. Las saludan en cuanto feligresas, las tienen en la catequesis, en los consejos de las Iglesias, en los movimientos seglares, y en sus contactos dentro del ámbito de su vida y dedicación sacerdotal. Hay un trato reciproco por igual.

Sé de buena fuente que los sacerdotes ortodoxos confiesan a los fieles, pero en cuestiones de "lecho", nunca se meten.

Yo dejé de confesarme con sacerdotes de la obra, en cuanto uno de ellos me negó la absolución por mi modo de vivir la paternidad responsable en mi matrimonio. Fui al sacerdote de mi parroquia con el mismo tema y éste me aconsejó: "haz lo que te dicte la conciencia". Nada más. A partir de esa charla, el asunto de las sabanas quedó entre yo, mi mujer y Dios. He actuado así desde entonces en el amor sexual. Mi mujer y yo pudimos vivir una feliz intimidad. Por algo la intimidad se llama "intimidad".

Con eso quiero aportar mi experiencia.




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